Agencias
-En el primer trimestre de 2019 se radicaron
en Argentina aproximadamente 40.000 venezolanos, cifra significativa si
se tiene en cuenta que en todo el año pasado fueron 70.531 personas. En
apenas 3 meses ya entró más de la mitad de los que ingresaron en 2018.
El dato fue confirmado por la Dirección Nacional de Migraciones, que
señaló la cantidad de ingresos de los últimos 7 años: desde 2012 a marzo
de 2019 se otorgaron 170.000 radicaciones a venezolanos, reseñó el
diario La Nación.
Leo Moncada es uno de ellos. Tiene 26 años de edad y llegó a Buenos
Aires hace poco más de un mes. Tuvo que vender hasta la última
pertenencia para poder pagar un pasaje de avión. Tanto, que en cuanto
llegó quedó en situación de calle, primero en Tigre y después en el
centro porteño. De allí lo rescató una mujer policía, cuyo nombre no
quiere revelar, que lo alojó en su casa algunas noches.
«Ella no permitió que me quedara en ningún refugio, me dijo que yo era
joven y que ahí había condiciones extremas e inseguridad», confesó.
Moncada vive ahora en Lomas del Mirador, en la casa de una familia
venezolana que también lo hospedó sin conocerlo, a través de la
fundación Manitos de Ayuda. Es licenciado en Administración de Empresas y
busca un empleo de cualquier rubro.
“Tengo ganas de trabajar honradamente en cualquier cosa; creo que como todos los que vienen”, expresó.
Los expertos ya habían anticipado que podría generarse una nueva
diáspora, porque acaba de finalizar el período escolar en Venezuela, que
va de septiembre a junio. Se calcula que la salida de venezolanos ya
ronda los 4 o 5 millones de migrantes.
La cifra de los que llegan a Argentina sube año tras año, tanto que en
2018 los venezolanos fueron la primera fuerza migratoria del país,
superando por primera vez a los migrantes bolivianos y paraguayos, que
siempre representaron el mayor flujo a esta nación.
Muchos de los venezolanos que ya residen en Buenos Aires buscan ahorrar
para poder traer a los seres queridos que se quedaron en su país.
«Tenemos familias dinamitadas. El que está más o menos estable aquí está
buscando el dinero para traer a la familia y no se compra nada para
ahorrar», cuenta Vicenzo Penza, presidente de la Asociación de
Venezolanos en la Argentina, Asoven. Esta organización se dedicó en el
último tiempo a realizar colectas de abrigo para los migrantes que
llegan sin ropa de inverno.
Penza considera que los primeros migrantes en la capital argentina
fueron ciudadanos de mayor poder adquisitivo. En el último tiempo
comenzaron a llegar a pie. «Hoy hay gente aquí y en el resto del país
que no tiene cómo acceder a una vivienda ni abrigarse». No descarta que
lleguen otros 100.000 venezolanos que “huyen de un régimen que se
radicaliza cada vez más. Hay mucho miedo, y con justa razón, de que las
cosas no cambien».
A María Elizabeth Moreno Bautista, de 35 años de edad, madre de dos
hijos, la ayudó a llegar su hermana, que vive en Buenos Aires desde
2017. Con un programa de millas logró sacar pasajes para ella y sus dos
sobrinos. Los tres debían partir del aeropuerto de Boa Vista, en el
norte de Brasil, cercano al límite con Venezuela. Pero a Elizabeth le
exigieron dinero que no tenía en la frontera y esa demora les costó el
avión. Estuvieron varados en el aeropuerto cinco días hasta que la
hermana logró girarles dinero -que le prestó su jefe peluquero- por
Western Union. Con eso lograron viajar en autobús hasta Manaos y de ahí
hacer el resto del recorrido en avión. El 22 de marzo llegaron a a la
capital.
Con ayuda de Asoven y de la iglesia evangélica a la que asiste,
Elizabeth logró alquilar una pieza con baño y cocina compartidos en
Flores. En ese lugar también pudieron conseguir cupo en una escuela para
sus hijos Jorge Daniel, de 10 años de edad, y Esli Natalia, de 6 años.
«Gracias a Dios conseguimos sitio, van de 8:00 a 4:00 y allí les dan
desayuno y almuerzo», cuenta. Mientras van a la escuela, Elizabeth puede
trabajar limpiando casas particulares. En Maracay era jefa de
administración en un hospital cardiovascular. «Ahorita no estoy con
reparos», dice. Su primer deseo es que la situación mejore en Venezuela.
El segundo es que si eso no sucede, al menos pueda traer a sus otros
dos hermanos.
Las crecientes trabas a la migración en otros países de Latinoamérica acrecienta la posibilidad de Argentina como destino final.
Este jueves el Canciller Faurie asistió al Palacio San Martín, donde se
lleva a cabo la reunión internacional del Capítulo Buenos Aires del
Proceso de Quito, iniciativa dedicada a tratar la problemática regional
del flujo masivo de migrantes y refugiados de nacionalidad venezolana.
La reunión técnica Internacional fue organizada por el gobierno
argentino con el apoyo del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para
los Refugiados y la Organización Internacional para las Migraciones.