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El Vaticano ha introducido un nuevo delito en el ordenamiento canónico. La pedopornografía, que es la adquisición, posesión y divulgación de imágenes pornográficas de menores por parte de un cura. No es lo único que cambia, a partir de hoy, para combatir los abusos sexuales por parte de sacedortes a menores.

“Lo que antes eran facultades, ahora son normas”, explica un fiscal vaticano.

“Es un paso más porque estas nomas canónicas son leyes, vinculantes y ciertas”.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, antigua Inquisición y encargada de procesar estos casos, ha publicado hoy la nueva normativa vaticana para los juicios canónicos sobre abusos sexuales. Los delitos no prescriben en diez años, sino en veinte, y la gravedad de los cometidos contra discapacitados psíquicos adultos son equiparados a los cometidos contra menores.

 

La representante de una asociación de enfermos con síndrome de Down cree que “haber asimilado la discapacidad mental con la minoría de edad es reconocer la vulnerabilidad de estas personas, y recrudecer la condena de delitos cometidos aprovechándose de esta fragilidad”.

 

Con las nuevas normativas, la Santa Sede modifica el documento “Delicta Graviora’, publicado en 2001 precisamente para afrontar estos casos. Decenas de ellos ocurrieron durante décadas en EEUU, Irlanda, Australia, Alemania, Bélgica y Holanda, entre otros países, y tal y como ha ido saliendo a la luz en los últimos meses con el consiguiente escándalo.