Lenin Fisher


En estos tiempos que tanto se habla de terrorismo, cuando los Estados Unidos de América (EUA) desprecian el multilateralismo y la Corte Penal Internacional, y sus soldados quedan impunes en Afganistán e Irak, así como en cualquier parte del mundo, vale la pena recordar la más brillante página de la historia de la diplomacia nicaragüense: el caso Nicaragua contra EUA y el fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ), de La Haya, emitido el 27 de junio de 1986. Nicaragua sentó jurisprudencia internacional con dignidad hace 24 años.

 

 

Augusto Zamora -doctor en derecho internacional-, en su libro Actividades militares y paramilitares en y contra Nicaragua, describe: “…un 9 de abril de 1984, en el Palacio de la Paz, de La Haya, Nicaragua introducía ante la CIJ, órgano judicial principal de Naciones Unidas, una demanda contra los EUA. Se iniciaba así, el juicio más polémico de los conocidos por la CIJ y el más famoso de los ventilados ante un tribunal internacional. Quizás el juicio más trascendental para el futuro desarrollo del Derecho Internacional”.

La delegación gringa llegaba en una caravana de limosinas y llenaban varias bancas de la sala de audiencias; los delegados nicaragüenses se transportaban en un microbús modesto y en la banca que ocupaban sobraba espacio. Pulgarcito contra el gigante con botas de siete leguas; o como escribió Eduardo Galeano: “Nicaragua, pobre entre los pobres, tenía, en total, cinco ascensores y una escalera mecánica, que no funcionaba”. De ningún modo era amenaza para EUA.

El 9 de marzo de 1984, Nicaragua pidió urgentemente a la CIJ medidas provisionales de protección porque las acciones hostiles de EUA seguían dañando a la población y el país. El 10 de mayo la Corte dictó dichas medidas a pesar de la oposición de EUA. Esto desacreditó más a la política de Ronald Reagan (en la foto) y George Bush (padre), la que llegó al extremo de minar nuestros puertos, lo cual fue criticado hasta por su aliada incondicional la primer ministra inglesa Margaret Tatcher.

 

Nicaragua debió presentar su memoria (alegatos escritos) antes del 30 de junio y EUA su contramemoria antes del 17 de agosto de 1984. El 26 de noviembre de 1984, la CIJ reconoció su jurisdicción en el caso Nicaragua y admitió por unanimidad de sus 16 jueces la demanda de ésta contra EUA.

Nicaragua indicó como causas de su demanda que: “Los Estados Unidos de América hacen uso de la fuerza militar contra Nicaragua e intervienen en sus asuntos internos en violación de su soberanía, de su integridad territorial y de su independencia política, así como de los principios más fundamentales y más universalmente reconocidos del Derecho Internacional”.

Amanecía en Nicaragua, atardecía en Holanda, cuando el 27 de junio de 1986, la CIJ en pleno, leyó, en sesión pública, la sentencia definitiva. Ninguna de las más de 50 sentencias dictadas por ese tribunal había causado tanta expectación. La CIJ dispuso darle la razón a Nicaragua y condenó sin vacilaciones a EUA.

La CIJ decidió entre otras cosas que EUA estaba en la obligación, frente a la República de Nicaragua, de reparar cualquier perjuicio causado a ésta por la violación de las obligaciones impuestas por el Derecho Internacional. Que EUA debía reparar cualquier perjuicio causado a Nicaragua por la violación del Tratado de Amistad, Comercio y Navegación (firmado en Managua el 21 de enero de 1956). Que la clase y el monto de esas reparaciones las establecería la CIJ, en caso de que las partes no llegasen a un acuerdo al respecto.

La memoria sobre indemnización presentada por Nicaragua ante la CIJ el 29 de marzo de 1988, reclamaba la reparación por los siguientes daños causados por EUA desde el 1 de diciembre de 1981: 1) Por personas asesinadas y heridas: $900 millones de dólares. 2) Por daños materiales directos: $275,400,000. 3) Por las pérdidas de la producción: $1,280,700,000. 4) Por daños causados por ataques directos incluyendo el minado de puertos: $22,900,000. 5) Por gastos de defensa y seguridad: $1,353,300,000. 6) Por daños derivados del embargo comercial: $325,000,000. 7) Por perjuicios al potencial de desarrollo: $$2,546,400,000. 8) Por daños causados al desarrollo social: $2 mil millones. 9) Por reparación por los atentados contra la soberanía: $1,068,700,000. 10) Por reparación por perjuicios morales: $2,443,200,000. La suma total reclamada como indemnización era de $12,216,600,000.

Como la agresión continuó, los daños ascendieron a 15 mil millones y luego hasta 17 mil millones de dólares. El 17 de julio de 1986 Nicaragua envió nota oficial a los EUA para lograr un acuerdo bilateral del caso, según la resolución de la CIJ. Los EUA rechazaron cualquier arreglo bilateral el 1 de agosto de 1987. El 7 de septiembre de 1987, Nicaragua comunicó a la CIJ que continuaría el procedimiento para resolver, a través de la Corte, lo referente a la reparación de los daños.

La actitud de EUA siempre fue de desprecio a la ley internacional. Nunca quiso reconocer la jurisdicción de la CIJ y no quería que se admitiera la demanda. Abandonó el juicio, desapareció, se retiró, lo cual no tenía precedentes, según Keith Highet -miembro del Cuerpo de Abogados de Nueva York-, citado por Augusto Zamora. EUA manipuló a El Salvador que fue presentado como parte afectada, pero la CIJ desestimó el reclamo salvadoreño el 4 de octubre de 1984.

Debe recordarse que EUA es uno de los fundadores de las Naciones Unidas, uno de los primeros países que reconoció la jurisdicción obligatoria de la CIJ, uno de los primeros que presentó un caso en la Corte Internacional de Justicia (juicio contra Francia, 1950, el quinto caso del tribunal).

Después que EUA desconoció a la CIJ en el caso Nicaragua, demandó a Italia en 1987, obteniendo un fallo en 1989. EUA es el país que más ha comparecido ante la CIJ, ya sea, como demandante, demandado o de mutuo acuerdo. Nicaragua hizo aparecer a EUA por decimotercera vez ante la CIJ y el caso Nicaragua fue el número 50 que la Corte conoció.

Luego, el gobierno de Violeta Barrios -viuda de Chamorro– y los partidos políticos de derecha representados en la Asamblea Nacional, se congraciaron con los EUA levantando o renunciando a la demanda de indemnización. No menciono fechas que no merecen ser recordadas por indignas.

El orden mundial y el derecho internacional cuando se trata de países ricos y pobres, de norte y sur, son una copia fiel de lo descrito en “El tiburón y las sardinas”, escrito por el ex- presidente guatemalteco Juan José Arévalo (quien describió muchos crímenes cometidos en Guatemala en nombre del pueblo norteamericano). Noam Chomsky -de nacionalidad estadounidense, el más brillante e importante intelectual viviente, citado por Miguel d´ Escoto– escribió que el fallo de la CIJ a favor de Nicaragua fue la primera condena a un Estado por sus acciones terroristas.

Por eso el 27 de junio es una fecha digna de recordarse como parte de la lucha por la paz, la no intervención, la soberanía, el respeto a la ley internacional y contra el terrorismo.

 

Fuente: www.elnuevodiario.com.ni