Luismi Uharte
Gara-Rebelion
Tomás Palau es uno de los sociólogos críticos más reconocidos en Paraguay. Es profesor de la Universidad Nacional de Asunción e investigador de Base-Investigaciones Sociales. En entrevista exclusiva para GARA, realiza un balance de la primera mitad del mandato de Fernando Lugo.
Tomás Palau nos recibe en su despacho de Base-IS (Base-Investigaciones Sociales), donde, con un viejo retrato de Salvador Allende junto a Pablo Neruda a sus espaldas, identifica los temas fundamentales de la actualidad paraguaya.
El centro de Investigación Base-IS acaba de publicar un libro con la aportación de varios autores, donde se realiza un balance del primer año y medio de Gobierno. ¿Cuáles serían para usted los principales avances del Ejecutivo?
En realidad, debemos dejar claro que se han dado pocos avances en este periodo en lo que respecta a las principales promesas de campaña. En cuanto a Reforma Agraria, los pasos han sido imperceptibles; en lo relativo a la corrupción, se ha avanzado de manera tibia; donde ha habido un progreso más notable ha sido en la renegociación con Brasil del Tratado de Itaipú.
Por otro lado, hay que reconocer los logros del Ministerio de Salud gracias a la gratuidad progresiva del servicio y la reducción del cuoteo político en la selección de funcionarios públi- cos. Sin embargo, debemos señalar también que el bloqueo del resto de poderes contra el Ejecutivo ha sido permanente.
Efectivamente, uno de los comentarios que habitualmente más se escuchan de boca de la ciudadanía es el supuesto bloqueo al que está sometido el Gobierno. ¿Cómo se concreta?
Nadie puede negar que el Gobierno está acorralado por el resto de poderes, públicos y privados. Por un lado, tenemos al poder legislativo, donde la derecha tiene mayoría aplastante y actúa como apisonadora contra toda propuesta progresista del Ejecutivo. La amenaza de activar el `juicio político’ es constante y se ha convertido en una de las instituciones más reactivas contra el Gobierno.
Paralelamente el poder judicial y el Ministerio Público siguen conformados por los mismos funcionarios de siempre, por lo que pensar en la posibilidad de que puedan acompañar el proceso de cambio es una ingenuidad. A su vez, dentro del propio poder ejecutivo hay sectores que obstaculizan la marcha del Gobierno. El vicepresidente, Federico Franco, es actualmente el mayor opositor al presidente Lugo, por muy extraño que pueda parecer.
Paralelamente, en el terreno de los poderes privados los medios de comunicación están jugando un papel sumamente beligerante contra el Gobierno, defendiendo los intereses de sus mismos dueños, es decir, del poder económico. El objetivo fundamental que todos ellos tienen es demostrar que con este ejecutivo no hay ningún cambio.
Recientemente, usted fue uno de los firmantes de una carta de apoyo al ministro de Defensa, tras las descalificaciones a las que estaba siendo sometido producto de su misiva a la embajadora de EEUU, donde le señalaba lo poco conveniente de sus reuniones con sectores opositores. ¿Qué hay detrás?
El actual ministro de Defensa, el general Luis Bareiro, es un militar institucionalista, de corte progresista, que aunque fue formado en la Escuela de las Américas es sumamente crítico con ésta y con la hegemonía militar de EEUU en la región. En un libro que escribió hace pocos años, se posicionaba a favor de configurar unas Fuerzas Armadas Latinoamericanas, independientes del influjo del Pentágono. Bareiro es un firme defensor de la unión latinoamericana, y por tanto de UNASUR y de la propuesta del Consejo Suramericano de Defensa. En realidad, por todo esto está siendo atacado. Él mismo nos dijo que el Ministerio del Interior estaba lleno de colombianos, que se habían quedado tras la resolución del secuestro del ganadero Zavala.
Buena parte de la izquierda paraguaya está en un proceso de convergencia en el marco del llamado «Espacio Unitario». ¿Cómo valora este proceso?
Es un proceso que viene de atrás, que ha supuesto mucho esfuerzo y que empieza a dar sus frutos. De hecho, nunca la izquierda paraguaya había logrado unificarse a estos niveles. De cualquier manera, faltan todavía algunos grupos campesinos importantes, como el FNC (Frente Nacional Campesino).
Recientemente se convocó un acto de masas. Teniendo en cuenta la debilidad de la izquierda en Paraguay para congregar a grupos numerosos, este evento fue un buen indicador para el futuro.
De cara a las próximas elecciones municipales de noviembre, ¿qué previsiones puede compartir con nosotros?
El Partido Colorado está muy fragmentado y el Partido Liberal también está en una situación complicada de rencillas internas. Por eso, la potencialidad del proyecto del `Espacio Unitario’ es grande, si sus principales referentes saben manejar con mucho tacto el proceso de convergencia. Si avanzan en el camino de la unidad, es probable que puedan convertirse en el tercer espacio político de referencia. Los resultados en la capital, Asunción, servirán como un termómetro para el resto del país.