Javier Benítez
Aumentar la subasta de deuda para amortiguar el impacto de las políticas de Donald Trump. Estrategia y objetivo del Departamento del Tesoro de EEUU. Todo ocurrirá en los próximos meses. Y es que el mayor déficit fiscal del país tras la aprobación de la reforma fiscal, genera un aumento en la necesidad de financiación. Mientras, Europa se estanca.
El aumento de las subastas coincidirá con la reducción del balance de la Reserva Federal que está dejando de renovar la deuda que vence. A medio camino del año fiscal norteamericano que comenzó el pasado 1 de Octubre, su déficit se amplió a 600.000 millones de dólares, pues el gasto aumentó hasta tres veces más rápido que los ingresos.
El economista argentino Luis Palma Cané cree que el aumento de la financiación vía colocación de bonos del Tesoro «es un factor que va a provocar una baja todavía mayor de los bonos del Tesoro y por lo tanto un incremento del rendimiento, que es lo mismo que decir que va a subir la tasa de interés a diez años, más allá de lo que va a subir por el rendimiento que tiene la Reserva Federal que tiene la tasa».
«Desde el punto de vista de la economía real va a ser positivo, porque si bajo los impuestos va a aumentar el consumo, y si aumento la inversión pública, aumenta el PIB. Pero esto se va a contrarrestar con un mayor déficit y una mayor tasa de interés. (…) Yo dudo que en el corto plazo el incremento de recaudación por incremento de la economía real, pueda contrarrestar el mayor déficit», observa el economista.
Entretanto, por primera vez desde la crisis financiera, la ansiedad provocada por las diferentes clases de activos se origina en EEUU. La volatilidad percibida del índice S&P 500 ha mostrado una prima respecto del Nikkei 225 de Japón y los índices EuroStoxx 50 desde mediados de abril, lo que tensa aún más los mercados bursátiles de EEUU.
Trump hace un flaco favor a todo esto. Su tendencia a lanzar críticas a firmas individuales de forma pública, algo que tiene un efecto significativo, pero efímero en el precio de sus acciones, aumenta la confusión.
En este punto, puede que los inversores se queden pensando en si el slogan que lo llevó a la presidencia, «America First» — EEUU Primero – para impulsar la producción nacional y disminuir el déficit comercial, se expone a convertir al país en la principal fuente, fabricante y exportador de volatilidad para los mercados de todo el mundo. En este sentido, Maneesh Deshpande, analista de Barclays, sentencia que «La volatilidad se ha convertido en un fenómeno Made in USA».
En este sentido, Palma Cané explica que «cuanto más crezca la incertidumbre, más va a ser la volatilidad, también ayudada por la suba de interés. Yo creo que es un fenómeno que vamos a tener que vivirlo por lo menos doce meses».
Mientras, en Europa se habla de que la eurozona comienza a dar muestras de agotamiento en la ralentización de su crecimiento. No obstante, el presidente del Bundesbank, Jens Weidmann, no cree que el auge económico en la zona euro toque su fin, y cree que los tipos de interés podrían comenzar a subir a mediados de 2019.En su ponencia sobre «La comunicación de los bancos centrales como un instrumento de la política monetaria», Weidmann dijo que «tras un crecimiento extraordinario el año pasado, en el que la eurozona creció varios trimestres por encima de su potencial, el enfriamiento a comienzos de este año no se debe ver como un punto de inflexión coyuntural, sino como una abolladura en una tendencia alcista».
Palma Cané opina que «el Bundesbank es un fundamentalista monetario y le ha solicitado varias veces al Banco Central Europeo, principalmente a (su presidente, Mario) Draghi, que deje ya de continuar con su relajamiento monetario y que suba más rápido las tasas de interés por el temor a la inflación. Me parece que hay un contrasentido, porque si apuramos la suba de tasa de interés, va a abortar el ritmo del crecimiento. De manera que yo creo que Draghi está más cerca de la verdad».
Asimismo, esta semana el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, presentó su propuesta de Presupuesto ‘postBrexit’ del bloque para el período 2021-2027, a la que defendió en dos instancias: primero ante el pleno de la Eurocámara, y luego ante la prensa. Lo calificó como ambicioso, pero equilibrado y realista.
Será 192.000 millones más grande que el anterior, vinculará la percepción de fondos comunitarios al cumplimiento de los principios y valores de Estado de Derecho, recortará el dinero de la Política Agrícola Común y los Fondos de Cohesión, y al poner en lugar destacado las cuestiones de desempleo y de inmigración, supondría una redistribución de recursos que beneficiará a los países del sur respecto a los del este, que se enfrentan a un posible doble golpe si no suavizan su discurso y matizan sus políticas.
Pero hay quienes se niegan a rascar más sus bolsillos e hicieron la ‘gran Trump’ para exteriorizar sus sentimientos: tiraron de Twitter. El primer ministro de Austria, Sebastian Kurz, opinó que la propuesta «está lejos de ser una solución aceptable».
Der Vorschlag d EU-Kommission für ein neues EU-Budget hat zwar einige positive Ansätze für eine Modernisierung, ist aber weit von einer akzeptablen Lösung entfernt. Unser Ziel muss sein,dass die #EU nach dem #Brexit schlanker, sparsamer u effizienter wird! https://t.co/9YtdcTp7af
— Sebastian Kurz (@sebastiankurz) 2 мая 2018 г.
Su homólogo danés, Lars Løkke Rasmussen, protestó que «¡Una UE más pequeña debería significar un Presupuesto más pequeño!».
The @EU_Commission just presented an #EUbudget the size of 28 Member States. But we are only 27 Member States to finance it. A smaller EU should mean a smaller budget! #dkpol #eudk #mff #EUbudget
— Lars Løkke Rasmussen (@larsloekke) 2 мая 2018 г.
Un concepto que repicó el líder holandés, Mark Rutte, al añadir que «no es un resultado aceptable» para su país.
The European Commission’s proposal for the #MFF is not an acceptable outcome for NL. A smaller EU means a smaller budget. That calls for spending cuts and ambitious modernisation. What’s more, the burden of funding the budget is not shared fairly. > https://t.co/R6QGkHY0pp
— Mark Rutte (@MinPres) 2 мая 2018 г.
Para Palma Cané es lógico que se pida más presupuesto tras el abandono del Reino Unido del bloque, lo que provoca un socavón de unos 15.000 millones de euros.
«El otro ingrediente que han puesto es que de alguna manera bajarían los aportes que hace el bloque a países como Polonia y Hungría que se están apartando del Estado de Derecho, son populistas, y el mensaje que han dado es que aquellos países que se alejen del Estado de Derecho van a recibir menos fondos. Es una ‘apretada’ monetaria para que dejen de lado el populismo de derechas en esos países. Por lo cual, también es un tema de final abierto», concluye Luis Palma Cané.