El menor, Sergio Hernández, recibió al menos un balazo en la cabeza en el cruce fronterizo que separa Ciudad Juárez de El Paso. Según testigos, Hernández cruzó al lado estadounidense junto con otros jóvenes y posteriormente fue perseguido por agentes estadounidenses.
«Hemos hecho uso de todos los recursos que nos otorga la ley (…) el envío de notas diplomáticas de rechazo al Gobierno federal de Estados Unidos con la insistencia de que haya una investigación exhaustiva», dijo la canciller mexicana, Patricia Espinosa, en Ciudad Victoria, en el norte de México.
El FBI informó de que el agente implicado ha sido suspendido de empleo y sueldo y aseguró que Hernández formaba parte de un grupo de inmigrantes indocumentados que intentaba entrar a Estados Unidos de forma ilegal. El portavoz del Departamento de Estado, P.J. Crowley, dijo el miércoles que todo agente tiene el derecho a defenderse de un ataque y prometió la apertura de una investigación sobre lo sucedido.
«En este caso se está señalando que hubo una agresión pero no está comprobado todavía en las investigaciones, nosotros no lo estamos dando por hecho, tenemos que conocer con certeza los hechos como ocurrieron», afirmó la canciller mexicana.
La organización defensora de los Derechos Humanos Amnistía Internacional condenó el ataque que produjo la muerte del menor mexicano en Ciudad Juárez y aseguró que la actuación de la Patrulla Fronteriza estadounidense va en contra de las normas internacionales que obligan a la Policía a utilizar armas de fuego sólo como último recurso, en respuesta a una amenaza inmediata y mortal que no pueda controlarse a través de medidas menores.