El Gobierno del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, aseguró este sábado en un comunicado que el texto, adoptado por consenso por los 189 firmantes del tratado «ignora las realidades de Oriente Medio y las auténticas amenazas que afronta la región y en mundo entero».
La nota agrega que el acuerdo «señala a Israel, la única verdadera democracia de Oriente Medio y el único país amenazado con la aniquilación», argumento que ha sido utilizado por la nación sionista para agredir a sus vecinos árabes y someter al pueblo palestino a constantes desalojos de sus tierras, guerras, bloqueos y ataques como el más reciente ocurrido en diciembre de 2008 cuando la sangrienta ofensiva militar, llamada Operación Plomo Fundido, mató a más de mil 400 civiles palestinos.
La nación israelí mantiene una política de ambigüedad, al no confirmar ni desmentir respecto a su arsenal nuclear, pese a que la existencia del mismo fue descubierta por un ex técnico de la central nuclear de Dimona (centro-sur), lo que le costó 18 años en prisión, y se estima en medios especializados que la nación israelí posee entre 200 y 300 cabezas nucleares.
Por su parte Estados Unidos, aliado de Israel y único país que ha usado bombas nucleares contra otra nación, valoró los acuerdos alcanzados en la conferencia «para fortalecer el régimen de no proliferación mundial» de manera contradictoria, puesto que mientras el presidente estadounidense, Barack Obama, calificó de «equilibrado» y «práctico» el acuerdo, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, el general James Jones, criticó el documento por no incluir a Irán y mencionar específicamente a Israel.
«Tenemos serias reservas sobre uno de los aspectos que contiene la resolución sobre Oriente Medio (…) Estados Unidos no permitirá que una conferencia o acciones que puedan poner en peligro la seguridad nacional de Israel. No vamos a aceptar cualquier enfoque que singularice a Israel que establezca expectativas poco realistas», dijo Jones.
Jones lamentó la decisión de señalar sólo a Israel en la sección de Medio Oriente del documento del TNP y consideró «deplorable» que la resolución no mencionara a Irán «que representa la mayor amenaza de la proliferación nuclear en la región y para la integridad del TNP».
La actitud del Gobierno de Estados Unidos resulta contradictoria cuando apoya el programa nuclear oculto israelí mientras que continúa sus amenazas contra Irán, país que sí ha cooperado abiertamente con el OIEA, organismo que cuenta con un sistema de cámaras de vídeo en la planta iraní para controlar que no alcance el grado necesario para fabricar una bomba nuclear.
A pesar de esto, Estados Unidos y sus aliados continúan acusando a este país de enriquecer uranio para la fabricación de armas de exterminio en masas, mientras que rechazan un texto en el que se insta a Israel a cooperar con el OIEA.
El pasado 24 de mayo, Irán entregó al OIEA los documentos sobre el acuerdo tripartito alcanzado por la República Islámica, Turquía y Brasil en el que Teherán aceptó enviar mil 200 kilogramos de uranio a Ankara a cambio de 120 kilos de uranio enriquecido.
En el año de 1970, entró en vigor el TNP, que compromete a los países firmantes a usar sólo con fines pacíficos su potencial nuclear, mientras que garantiza que las cinco potencias atómicas oficiales (China, Rusia, EE.UU., Francia y Reino Unido) reducirán de forma gradual sus arsenales nucleares hasta eliminarlos, acuerdo que pasado 40 años no se ha cumplido.