De esta manera, casi todas las constituciones políticas latinoamericanas son rígidas al poseer “candados” (para evitar su fácil modificación) cuyas “llaves” las resguardan los ciudadanos plenos (los ricos).
A inicios del presente siglo, pueblos insubordinados como Venezuela, Ecuador y Bolivia, al ver que los ricos se banqueteaban las riquezas de los pueblos, incluso utilizando estructuras del Estado corrupto y sus leyes, decidieron romper dichos “candados” constitucionales, y mediante el ejercicio de la soberanía popular desde las calles, emprendieron inéditos caminos de procesos constituyentes.
Los ricos y sus capataces (analistas, intelectuales, periodistas), al ver que dichos procesos constituyentes caminaban en serio, comenzaron a recriminar a los insubordinados acusándolos que dichos procesos eran: “caminos suicidas e irresponsables”, “que eran rompimiento del orden constitucional”, “que eran antidemocráticos y llevarían a los países al desastre total”. Pero, el sistema neoliberal ya había hecho demasiados desastres socioeconómicos en dichos países, y los pueblos no estaban dispuestos a aguantar.
Ecuador, luego de la traición del Presidente Gutiérrez, llevó a la Presidencia a Rafael Correa, quien mediante una consulta popular (2007) rompió el “candado” constitucional, y encaminó al pueblo ecuatoriano por el camino constituyente.
Venezuela, empobrecida y saqueada, tuvo que llevar a la Presidencia al legendario Hugo Chávez, quien mediante consulta popular (1999) también convocó al proceso constituyente al pueblo venezolano.
En el caso boliviano, en 2005, el pueblo eligió como Presidente a Evo Morales, con una mayoría absoluta de congresistas en ambas cámaras, y así se pudo aprobar/promulgar la Ley de Convocatoria a la Asamblea Nacional Constituyente (2006).
A inicios del presente siglo, estos tres países, junto a Paraguay, Perú y Colombia, estaban económicamente hundidos en la miseria. Políticamente gangrenados por la corrupción. Con convulsiones sociales generalizadas o crecientes. En Ecuador y Bolivia, los presidentes electos no duraban más de 6 meses en sus cargos, por la convulsión social. Una inestabilidad política insostenible.
Bolivia, Ecuador y Venezuela optaron por el camino de procesos constituyentes ampliados e incluyentes (originarios, dignos y soberanos, los autodenominaron). Nacionalizaron sus empresas y bienes privatizados (en la larga noche neoliberal). Redactaron y aprobaron nuevas constituciones políticas con la participación de todos los pueblos. Así se zafaron del sistema neoliberal y su democracia representativa corrupta, y emprendieron los caminos postneoliberales, con democracias participativas y comunitarias.
En Perú, Colombia y Uruguay, no asumieron ese reto. Aún puede más el miedo a los patrones, y el espejismo suicida neoliberal.
¿Qué lograron aquellos países con los procesos constituyentes?
En lo económico. Con los excedentes económicos obtenidos con la recuperación (nacionalización) de los bienes y servicios privatizados (como hidrocarburos), lograron sacar de las condiciones de empobrecimiento a cerca de diez millones de latinoamericanos en conjunto, e incorporarlos a la emergente clase media. Universalizaron los sistemas de servicios básicos y seguros de salud, etc.
Sanearon sus sistemas tributarios, y estabilizaron sus economías. El Estado, como actor y rector de la economía, redistribuye las ganancias económicas mediante inversión social (en cantidades jamás conocidas). Ecuador y Bolivia son catalogados fenómenos económicos en la región por su crecimiento económico.
Al límite que organismos como la ONU, BM o el propio FMI reconocen que en lo que va de este siglo, estos tres países (junto a Brasil, con Lula) evitaron que el promedio global de la pobreza en América Latina empeorase.
En lo social. Ecuador, Bolivia o Venezuela ya no son más pueblos en proceso de desintegración social sangrienta (como ocurría a principio del siglo). Se evitó una confrontación sangrienta entre ricos y empobrecidos.
Los niños, en lugar de trabajar como esclavos en las fincas, van a la escuela con alimentos e implementos asegurados. Los estados invierten en la educación casi el promedio del 6% del PBI.
Los agricultores gozan de seguro agrícola. Las mujeres, niños y ancianos gozan de seguro de salud universal.
Bolivia, es el único país en la región donde los trabajadores reciben doble aguinaldo.
En lo político. El Estado logró construir hegemonía territorial y social (lo que no había logrado casi en dos siglos).
Países como Bolivia y Ecuador dejaron de ser los campeones mundiales en la corrupción pública.
Caminan con sus propias piernas, sin depender de la cooperación internacional, o del intervencionismo extranjero. Están reinventando el sueño de la soberanía y dignidad. Dejaron de ser estados fallidos.
Bolivia y Venezuela son los dos únicos países en el mundo occidental donde está legislado y se practica la revocatoria de mandato para quitar o ratificar gobernantes (presidentes) que se corrompen o pierden legitimidad. Son países donde más consultas vinculantes y convocatorias a urnas se realizan en la región.
Pero, el mayor legado de estos nuevos procesos constituyentes, para estos tres países, fue la superación (individual y colectiva) de la situación del hundimiento psicológico, y del sin sentido identitario que habitaba a bolivianos, ecuatorianos y venezolanos hasta no hace más de un década atrás.
Ahora, estos pueblos, en y desde su condición de plurinacionalidad, van construyendo la identidad de una comunidad política intercultural imaginada. Falta mucho aún por hacer, pero, no cabe duda que hay grandes avances, y que el mismo proceso constituyente plurinacional fue y es una terapia para la tan anhelada sanación (inicio) de las profundas taras coloniales.