IAR Noticias
En medio de crecientes rumores sobre fisuras en la Unión Europea, las declaraciones de la canciller alemana, Angela Merkel, ante el Parlamento de su país advirtiendo que la moneda única «está en peligro», hundieron el euro a su nivel más bajo en cuatro años, arrastrando tras de sí a las bolsas mundiales. Por su parte el ministro de finanzas germano echó más leña al fuego asegurando este jueves que «los mercados están fuera de control». Alemania completó el cuadro de alarma generalizada con Merkel solicitando de urgencia estrategias de salida «coordinadas» para superar la crisis que tiene a la eurozona en rojo.
IAR Noticias /
Como consecuencia de la debilidad de su recuperación económica y del efecto contagio de la crisis fiscal que atraviesan algunos de sus integrantes, la Unión Europea transita por el peor momento histórico desde su creación y los peligros de desmembramiento y de ruptura de su moneda ya ocupan el centro del debate.
En este escenario, los mercados permanecen escépticos, las bolsas se derrumban y el euro se hunde convertido en variable de ajuste de la crisis europea.
Este jueves, la advertencia de Alemania volvió de derrumbar las bolsas mundiales.
Los mercados bursátiles europeos vuelven a colapsar. El Ftse 100 de Londres retrocede un 3,0%, el Dax de Francfort desciende 3,3% y el Cac 40 de París cae un 4,1 por ciento. En tanto, el Ibex 35 de Madrid baja un 3,2 por ciento.
La bolsa española perdíaodas sus ganancias acumuladas durante la sesión matinal y bajaba con fuerza a primera hora de la tarde, en línea con las principales plazas europeas, ante las preocupaciones de que otros países europeos se sumen a Alemania para prohibir operaciones especulativas como la venta de valores al descubierto.
Los mercados bursátiles de Asia volvieron a cerrar este jueves con pérdidas, contagiados por las dudas que genera en la comunidad financiera internacional la deuda y las perspectivas económicas en la eurozona.
En Tokio el Nikkei cayó al cierre 156,53 puntos, o el 1,53%, hasta situarse en los 10.030,31 puntos. El índice Topix, que agrupa a todos los valores de la primera sección, perdió por su parte 12,49 puntos, el 1,37%, hasta los 898,15 unidades.
Por sus parte, las bolsas estadounidenses abrieron a la baja este jueves por el creciente temor a si la gestión de la crisis de la deuda soberana en la zona euro pudiera llevar a una corrección más amplia.
El promedio industrial Dow Jones caía un 1,71 por ciento hasta los 10.266,17 puntos. El índice Standard & Poor’s 500 bajaba un 1,99 por ciento hasta los 1.092,89.
El índice tecnológico Nasdaq Composite perdía un 2,10 por ciento hasta las 2.250,16 unidades.
El Ibex-35 caía acusadamente este miércoles por la mañana, arrastrado por las pérdidas del sector bancario. A última hora de la mañana, el índice estrella de la Bolsa de Madrid perdía un 3,13%.
El índice del mercado madrileño es uno de los más volátiles de Europa en las últimas sesiones, con turbulencias provocadas por los temores de los especuladores internacionales sobre el euro.
En cuanto a España, los especuladores bursátiles dudan sobre sus capacidades de recuperación económica y de un retroceso de su déficit público.
El euro en picada
El euro vuelve a servir de variable de ajuste de la crisis europea y este jueves retrocedía un 0,7% frente al dólar, asomándose de nuevo a mínimos de cuatro años.
A las 13:40 horas (hora de España), el cambio se situaba en US$ 1,2337. «El euro está sufriendo una crisis de confianza y es difícil adivinar qué puede provocar un cambio de tendencia», señala un analista a Bloomberg.
Los economistas están revisando a la baja sus pronósticos para el euro para los próximos meses, y una meta de alrededor de US$1,15 o incluso una paridad contra el dólar para comienzos del año próximo ya no suenan tan descabelladas.
La caída frente al billete verde este año supera el 7% y los expertos señalan que «en estos niveles no es probable una intervención del BCE. Tendría que caer hasta fijar la paridad con el dólar para que esto sucediera», algo que algunos analistas tampoco descartan que llegue a suceder.
«No puedes tener una unión monetaria sin unión fiscal. Desde un punto de vista económico, el euro está condenado«, comentaba a Reuters un experto que participa en el Forum Citywire en Zúrich.
Alemania enciende la alarma
Angela Merkel, jefa del gobierno alemán, dijo ante el Parlamento que «el euro está en peligro, en una crisis existencial. La unión monetaria es un destino común. Estamos en presencia ni más ni menos de la preservación de la idea europea».
Apenas terminó Merkel su discurso, el euro cayó a US$ 1,2144. Jean-Claude Juncker, jefe del Eurogrupo -los ministros de Economía de la Eurozona- había dicho el lunes que algunos dirigentes «harían mejor en callarse».
Merkel también señaló que «la crisis actual es el mayor desafío que Europa enfrenta en décadas. Si el euro fracasa, Europa fracasa».
Los mercados, según los expertos, temen por las deudas europeas, por el escuálido crecimiento de la economía de la Eurozona y ahora también por la descoordinación política, porque el movimiento alemán de prohibir las operaciones bajistas en descubierto tomó por sorpresa a las demás capitales y a la Comisión Europea.
Chantal Hughes, portavoz de Mercado Interior de la Comisión Europea, decía ayer en Bruselas que la decisión alemana, aunque la «entendía» por la volatilidad de los mercados, «sería mucho más efectiva si estuviese coordinada a nivel europeo».
Por su parte, el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, advirtió este jueves que los mercados financieros están «fuera de control», por lo que reclama una «regulación efectiva» de los mismos que garantice su funcionamiento apropiado.
En una entrevista concedida al diario Financial Times, Schäuble apunta que los mercados no funcionaran correctamente mientras «los riesgos y las recompensas sigan completamente desequilibrados» y señala la necesidad de estandarizar los productos financieros, regular las transacciones en mercados no cotizados (OTC) y mejorar la transparencia para todos los partícipes del mercado.
Asimismo, el titular de la cartera de Finanzas de Alemania mostró su apoyo a la instauración de un impuesto a nivel internacional que grave las transacciones financieras y propone su discusión «sin prejuicios» en la próxima reunión del G20 en Toronto (Canadá) que se celebrará en junio, aunque si no se alcanzara un acuerdo la UE debería considerar aplicarlo por su cuenta.
El apoyo del ministro alemán a la imposición de una tasa sobre las transacciones financieras refleja la creciente presión de la opinión pública para que los bancos asuman una mayor parte del costo de la crisis, después de los multimillonarios rescates recibidos con fondos públicos provenientes de los impuestos aportados por toda la sociedad.
El colapso europeo
Como consecuencia de la debilidad de su recuperación económica y del efecto contagio de la crisis fiscal que atraviesan algunos de sus integrantes, la Unión Europea transita por el peor momento histórico desde su creación y los peligros de desmembramiento y de ruptura de su moneda ya ocupan el centro del debate.
El feroz ajuste fiscal de Grecia está demostrando como, de una forma salvaje, el sistema capitalista europeo (Estado y empresas privadas) descarga el costo del colapso financiero económico (la crisis) sobre el sector asalariado (fuerza laboral masiva) y la masa más desprotegida y mayoritaria de la sociedad (población pobre con limitados recursos de supervivencia), por medio de los despidos laborales y la reducción del gasto social («ajustes»), que incrementan los niveles sociales de precariedad económica y de exclusión masiva del mercado laboral«.
La Confederación Europea de Sindicatos (CES) estimó en 19 millones los trabajadores que viven bajo el umbral de la pobreza en el continente y reclamó más empleo y de mayor calidad ante la evidencia de que tener trabajo remunerado no garantiza quedar a salvo de la exclusión social en Europa.
Los cálculos de las organizaciones sindicales apuntan a que las personas en riesgo de exclusión social en Europa rebasan los 80 millones, por lo que llamron a las administraciones de los distintos Estados a “reforzar el papel de los servicios públicos”.
Uno de los responsables del CES, Georges Schnell, afirmó que la estrategia europea de lucha contra la pobreza “ya presentaba problemas antes de la crisis”, pero que la actual situación obliga a “reorientar” las políticas.
Por otro lado, la contagiosa crisis fiscal, y el ajuste salvaje, que detona como emergente resistencia sindical y estallidos sociales, se alimenta a su vez con los datos negativos de la recuperación económica en la eurozona.
Según el último informe de la Comisión Europea, las expectativas económicas en los 16 países de la zona del euro empeoraron en febrero por primera vez en casi un año, un indicio más de que ha perdido fuerza la recuperación económica.
José Manuel Durao Barroso, presidente de la Comisión Europea, presentó en frebrero a los dirigentes de los 27 miembros de la Casa Europea un informe que muestra las debilidades de la UE en números concretos.
La economía de la UE cayó en 2009 4%, es el peor dato desde la Segunda Guerra Mundial.
La producción industrial se desmoronó un 20%, conduciendo a la estructura industrial europea a la situación que se encontraba a mediados de los 90 del pasado siglo.
Actualmente hay 23 millones de europeos sin trabajo, 7 millones más que hace 20 meses, y la desocupación seguirá creciendo según todas las estimaciones.
Un 8% de la población europea tiene un empleo que no le permite salir de la pobreza, y 80 millones viven justo en el umbral que marca la pobreza.
No obstante los anuncios de «recuperación», la productividad económica es famélica y hace que el crecimiento estructural europeo sea dos tercios menor que el estadounidense.
Los déficits públicos regionales ya alcanzan una media de 7% del PBI contra el límite de 3% que había impuesto el Tratado de Maastrich. Y la deuda sube hasta el 80%. Los bancos, siguen sin prestar dinero como antes de la crisis, impidiendo el funcionamiento normal de las empresas.
En cuanto a las exportaciones, las exportaciones se reducen año a año ante el empuje de las potencias emergentes. Alemania pelea con China el lugar como segundo exportador mundial, pero el 60 por ciento de las exportaciones alemanas se hacen a la Eurozona.
Menos de un tercio de los europeos entre 25 y 34 años tiene un título universitario.
Sólo trabaja el 66% de los europeos en edad para ello, frente al 70% de EEUU y Japón. Entre los mayores de 55 años, ese porcentaje cae al 46%.
Estos números ilustran más que nada sobre el declive y el colapso generalizado en la que parece haber ingresado la Unión Europea.
A cambio de los «préstamos» (fondos usurarios para mantener la rentabilidad especulativa con las deudas) de la UE y el FMI, los Estados de la Eurozona deberán ejecutar un durísimo plan de ajuste para reducir su déficit público.
España, s ya siguió el camino de Grecia lanzando un durísimo plan de ajuste de su economía que baja los salarios públicos, recorta drásticamente las pensiones, e instala una drástica disciplina fiscal que degrada todo todo el escenario de las conquistas sociales.
Detrás de Grecia y España, a su vez, se encuentran los Estados en «zona de riesgo» (como Irlanda y Portugal, o la misma Italia por ejemplo) que alimentan un potencial escenario de escalada indetenible de huelgas y estallidos sociales contagiándose por toda la geografía europea, incluida Europa del Este.