La fuerte repercusión de esa denuncia obligó al Ministro de la Agricultura de Haití, Joana Ford, a convocar a una rueda de prensa el pasado día 12 de mayo en Puerto Príncipe. «Haití no tiene la capacidad para administrar los OGM (Organismos Genéticamente Modificados)” afirmó el Ministro Ford antes de desmentir que la donación de la Monsanto sea de maíz transgénico. «Nosotros tomamos todas las precauciones antes de aceptar la oferta hecha por la multinacional Monsanto para hacer una donación de 475,947 kg de semillas de maíz híbrido y 2.067 kg de semillas de hortalizas. Debemos mencionar también que, en ausencia de una ley que reglamente la utilización de Organismos Genéticamente Modificados en Haití, no puedo permitir la introducción de semillas ‘Roundup Ready’ o cualquier otra variedad de transgénicos», enfatizó el Ministro.
Según Ford, las semillas híbridas ofertadas por la Monsanto son adaptadas a las condiciones tropicales de Haití. La donación forma parte de una campaña del Ministerio de Agricultura para reactivar el sector agrícola después del terremoto del 12 de enero. Para ello, informa el Ministro, más de 65 mil hectáreas de tierra están siendo beneficiadas con tractores que preparan el suelo, fertilizantes, pesticidas y formación para los agricultores.
La propia Monsanto se vio obligada a pronunciarse sobre el caso. “Nosotros creemos que la agricultura es la clave para la recuperación a largo plazo de Haití”, afirmó la transnacional en nota publicada en su página de Internet. “Tras el desastre, la Monsanto donó dinero para la recuperación”, continúa la nota, “pero era evidente que la donación de nuestros productos – maíz y semillas de hortalizas de calidad – podría realmente hacer la diferencia en la vida de los haitianos”. Imbuida de este espíritu de generosidad fue que la mayor productora de semillas del mundo resolvió donar a Haití el equivalente a US$ 4 millones en semillas de maíz híbrido, repollos, zanahoria, berenjena, melón, cebolla, tomate, espinaca y sandía. 60 toneladas de esas semillas llegaron a territorio haitiano en la primera semana de mayo. Otras 70 toneladas arribarán a la capital de Puerto Príncipe el 13 de mayo. La previsión es que, para los próximos 12 meses, 345 toneladas más de semillas híbridas de maíz sean distribuidas a los agricultores del país.
Abriendo mercados
El terremoto del 12 de enero provocó la muerte de 300 mil personas y dejó sin techo a más de un millón de haitianos. Sus consecuencias fueron devastadoras. Pero, a pesar de haber alcanzado siete grados en la escala Richter, es poco probable que el terremoto haya quebrantado las estructuras de funcionamiento de una empresa transnacional como la Monsanto. La donación de las 475 toneladas de semillas híbridas puede ser promocionada como una acción de generosidad de la transnacional con el pueblo haitiano. Sin embargo, si se analizan las condiciones en las que esta donación ha sido efectuada, la generosidad se convierte en mera táctica empresarial para incrementar divisas.
El lucro de la Monsanto en el trimestre que cerró el 28 de febrero de 2010 fue de US$ 887 millones. En el mismo periodo del pasado año, su ganancia fue de US$ 1,09 billón, lo que significa una caída de 19%. Según el director ejecutivo de la transnacional, Hugh Grant, el principal motivo de esta caída fue la disminución en las ventas de herbicidas y productos químicos.
En una conferencia con analistas a inicios de abril, Grant afirmó que no podría recurrir al incremento de precios para revertir esta caída, ya que los agricultores no parecen dispuestos a pagar precios más altos por las nuevas líneas de semillas transgénicas, algunas de las cuales son dos veces más caras que las variedades más cultivadas hoy. «El retorno que estoy teniendo de los hacendados es que si nuestros precios fueran diferentes, la curva de adopción de las semillas será diferente», dijo Grant.
Al no ser posible subir el precio de sus productos, la única salida para la Monsanto es revertir la caída en su tasa de ganancia con la apertura de nuevos mercados consumidores. No es una casualidad que a poco menos de un mes de la conferencia de Hugh Grant, las semillas de la Monsanto arribaran a Haití.
Lo que no ha sido dicho ni por la Monsanto, ni por el Ministerio de la Agricultura haitiano, es que esas semillas híbridas de maíz sólo podrán cumplir sus promesas de productividad y adaptación al clima tropical haitiano si son tratadas con herbicidas, fertilizantes y productos químicos específicos, que no por casualidad son producidos por la propia Monsanto. Eso significa que los agricultores haitianos que reciban las semillas híbridas sólo conseguirán volverlas productivas si adquieran los herbicidas y fertilizantes de la Monsanto.
Además, las familias campesinas no podrán reaprovechar las semillas que broten de ese maíz, ya que una de las características de las semillas híbridas es que sólo su primera generación es adecuada para la siembra. Si quisieran continuar produciendo en la próxima siembra, los campesinos tendrían que comprar nuevas semillas de la Monsanto.
A ese ritmo, con el aumento del consumo de semillas y, consecuentemente, de herbicidas, fertilizantes y productos químicos de la Monsanto, la previsión del cura Jean-Yves Urfié podrá volverse realidad: “Pronto, habrá sólo semillas de la Monsanto en Haití. Entonces, será el fin de la independencia de los agricultores”.
Vencedor
La Monsanto no está sola en esta empresa. El transporte y toda la logística de distribución de las semillas en Haití está a cargo de otras dos empresas estadounidenses: la Kuehne + Nage Emergency and Relief Logistics y la UPS Foudation.
Ken Sternad, presidente de la UPS, insistió en pronunciarse sobre esta acción: “Como parte de nuestros esfuerzos continuos para apoyar la recuperación de Haití, la UPS tiene el orgullo de donar nuestros servicios a los barcos de semillas, ya que el país empieza a moverse en dirección a la construcción de un futuro sostenible».
Ese “futuro sostenible” de que habla Sternad y que viene atrayendo el interés de tantas empresas extranjeras está consolidado en el Proyecto Winner lanzado el 8 de octubre de 2009 por la USAID (Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional). El Proyecto Winner invertirá 126 millones de dólares en los próximos cinco años para construir una nueva infraestructura agrícola en Haití, con el objetivo de aumentar su productividad. Entre tanto, suministrará asistencia técnica especializada, además de servicios técnicos e insumos agrícolas, como pesticidas y fertilizantes.
Es por intermedio de este Proyecto que serán distribuidas las 475 toneladas de semillas de la Monsanto. De hecho, tales semillas no llegarán directamente a las manos de los campesinos haitianos. Ellas serán destinadas primeramente a las tiendas administradas por la USAID y después serán vendidas por un precio “significativamente reducido” a las familias campesinas. “Nuestra meta es alcanzar 10 mil agricultores en esta temporada”, informó Jean Robert Estime, director responsable por el Proyecto Winner. “Las semillas ayudarán a alimentar y suministrar oportunidades económicas para los agricultores, sus familias y la comunidad en general”.
Para comprender que tipo de “oportunidades económicas” son estas, hay que dilucidar cuáles son los actores que están atrás del Proyecto Winner. Su director responsable, Jean Robert Estime, sirvió como Ministro de Relaciones Exteriores durante los 29 años de la dictadura de Duvalier en Haití, época en que fueron asesinados más de 30.000 haitianos y el país abrió sus puertas a los productos alimentarios extranjeros. Gracias a esa apertura, Haití importa hoy el 80% de los alimentos que consume.
Arquitecta y coordinadora del Winner, la USAID es una agencia gubernamental estadounidense creada en 1961. Según su página oficial en Internet, tiene la misión de “promover los intereses de la política externa de Estados Unidos en la expansión de la democracia y de los mercados libres, mejorando la vida de los ciudadanos del mundo en desarrollo”. Con sede en Washington/DC, la USAID está presente en las cinco regiones del mundo. Su trabajo apoya “el crecimiento económico y los avances de la política externa de Estados Unidos”.
Nuevo terremoto
“Se trata de un nuevo terremoto más peligroso a largo plazo que el ocurrido el 12 de enero. No se trata de una amenaza, sino de un ataque muy fuerte a la agricultura campesina, a los campesinos y a las campesinas, a la biodiversidad, a las semillas criollas que estamos defendiendo, a lo que resta de nuestro medioambiente en Haití”, denuncia Chavannes Jean-Baptiste, coordinador del Mouvman Peyizan Papay (MPP) y miembro de la Vía Campesina haitiana.
Chavannes acusa al gobierno haitiano de estar aprovechando el terremoto para vender el país a las fuerzas imperialistas y a las empresas transnacionales. “No podemos aceptar eso”, advierte el dirigente campesino, “debemos iniciar ya la movilización contra este Proyecto, contra la Monsanto en Haití. Necesitamos una fuerte unidad en Haití y una fuerte solidaridad internacional para enfrentar a la Monsanto y todas las fuerzas de la muerte que quieren acabar con la soberanía total de este pequeño país que conquistó su independencia con la sangre de sus hijos y de sus hijas desde 1804”.
Como primer paso en este enfrenamiento, el MPP convocó a los campesinos a enterrar y quemar todas las semillas de maíz provenientes del Ministerio de la Agricultura. Además, una gran marcha está planificando la Vía Campesina de Haití para los próximos días 4 y 5 de junio, con ocasión del Día Internacional del Medio Ambiente. La marcha partirá de la región de Papay con destino a la ciudad de Hinche, capital del departamento Central. (Traducción ALAI)
Thalles Gomes, periodista brasileño, desde Puerto Príncipe- Haití.
Fuente: http://alainet.org/active/38266