La fuga de capitales avanza a pasos acelerados y se ubica en los niveles más elevados de los últimos 20 años. La compra de dólares billetes sumó 3005 millones de dólares en julio y acumuló 17.906 millones en el año. Las compras en julio del año pasado habían sido de 1414 millones de dólares y de 9656 millones en los primeros siete meses. Esto implica que en 2017 se duplicó la fuga por ahorro (formación bruta de activos externos). En la lista de los meses con más compras de dólares de la última década, julio se ubicó cuarto. Lo superaron enero de 2017 y septiembre y octubre de 2011.
La compras netas de moneda extranjera de los privados (billetes y divisas), es decir descontado las ventas de dólares que hizo el sector, se ubicaron el mes pasado en 2474 millones, una cifra 66 por ciento más elevada respecto de la registrada en julio de 2016. En siete meses la cifra trepa a 10.152 millones, 36 por ciento más que el acumulado del año pasado. En lo que refiere al volumen total de operaciones del mercado cambiario, en el cual no sólo se anota la adquisición de divisas para ahorro sino las compras para turismo e importaciones, entre otras transacciones, se alcanzaron los 42.282 millones de dólares. Se trata de un incremento del 40 por ciento respecto de 2016 e implica que se movieron en el mercado unos 2 mil millones de dólares por día en promedio. “El volumen operado registró su nuevo pico histórico”, reconoció el informe del Central.
El organismo a cargo de Federico Sturzenegger precisó que la cantidad de individuos que compraron dólares sumó 938.485 clientes, la mayor desde enero pasado. “Representó un incremento de 200.000 clientes en relación con lo observado en junio”, detalló. El 75 por ciento de los 3 mil millones de dólares fugados en julio lo compraron individuos que realizaron operaciones por más de 5 millones de dólares. Esto muestra la capacidad de los grandes inversores de decidir qué ocurre con el dólar y las debilidades de la autoridad monetaria para controlar la divisa, luego de haber avanzado en medidas de desregulación irrestricta. Hasta mediados del año pasado no se podía comprar más de 2 millones de dólares al mes, tope que se eliminó y permite ahora adquirir moneda extranjera sin montos máximos.
La fuga de capitales por ahorro es uno de los principales problemas estructurales que afronta la economía pero no es el único. La pérdida de divisas por el giro de utilidades de las multinacionales se convirtió en una de las tensiones relevantes del frente externo. Las empresas extranjeras enviaron en julio 238 millones de dólares a sus casas matrices. El 61 por ciento de ese total se explicó por el giro de ganancias de los bancos, uno de los sectores más rentables de los últimos 20 meses (ver aparte). Otro de los datos relevantes de la banca es que alcanzó un stock de dólares propios superior a los 3000 millones de dólares, cuando el año pasado no alcanzaba los 2000 millones de dólares, es decir que aumentaron sus tenencias de divisas en un 50 por ciento.
La entrada de dólares por inversiones extranjeras directas fue 237 millones, una cifra que sigue sin repuntar y en julio se ubicó incluso debajo del giro de utilidades. La mayoría de estas inversiones se destinaron al sector de petróleo (50 millones de dólares) y de minería (41 millones), dos sectores dedicados a la explotación de recursos naturales, que generan poco valor agregado y tienen una demanda de mano de obra limitada en relación con los principales rubros de la industria manufacturera. La rama de química y plástico registró inversiones por 37 millones y transporte por 12.
Las reservas del Central anotaron una caída de 980 millones de dólares en julio. El endeudamiento del mes pasado no alcanzó para compensar la salida de dólares de la economía. En el balance cambiario se precisó que hubo 1926 millones que se sumaron a las reservas por la emisión de deuda del Gobierno pero que se perdieron 2157 millones de dólares por el pago de intereses y capital a organismos internacionales y otros acreedores de bonos públicos.