Página 12
“Suspendan todo y salgan a la calle pacíficamente”, pide para la actividad a la que convocaron organismos de derechos humanos y partidos políticos de un amplio espectro ideológico. “Me encantaría que me digan que está en un spa, se fue de joda y no avisó. Pero las pruebas están ahí, las pericias lo dicen, se lo llevó Gendarmería, no es un invento mío. Hay fotos, apareció su gorra. Lo que pasa es que no actuaron, recién ahora empiezan”, comenta a PáginaI12. “Estamos muy mal, lo más probable es que llore durante la charla”, advierte este hombre de 44 años, que trabaja como comerciante en Bariloche, donde vive con su esposa Andrea. El hermano del medio, Germán, tiene 38, es profesor de Historia y vive en 25 de Mayo, donde también están sus padres, ambos jubilados, Stella y Quique. “Están destruidos”, resume. A “Santiaguito”, de 28, le dicen Lechuga o Brujo. Egresó de Bellas Artes, es artista y músico. “Lo conoce mucha gente, se la pasa viajando, es solidario, comparte todo. Hacía pocos meses que estaba en El Bolsón, anduvo por Uruguay y Chile”, dice Sergio Maldonado.
–¿Qué hacía en el momento de la represión en la comunidad?
–Había ido a ver a amigos que tiene ahí, que le permitieron entrar como visitante. Fue a solidarizarse con ellos como en otro momento lo hizo con quienes protestaban contra un reactor o contra una mina, era de ir a apoyar causas así. No lo ibas a ver protestando porque no se puede comprar dólares. Santiago es una persona que por su filosofía no está mucho tiempo en un solo lugar y se queda dónde se siente cómodo.
–¿Ustedes pidieron que se retire del lugar la Gendarmería?
–Estamos ante una desaparición forzada y ellos siguen apostados ahí. Le dije al juez que esto no podía ser y me respondió que no la iba a sacar porque era una orden nacional. Con lo de la recompensa nos atosigaron con llamadas, los amigos preocupados, que lo vieron por Entre Ríos, todo un delirio. Quiero a mi hermano con vida y justicia de verdad. Hasta nos acusaron de no colaborar, somos las víctimas y terminamos victimizados. La Defensoría aportó pruebas que coinciden con los relatos. Encima el juez y la fiscal tienen miedo de ir, imaginate que la comunidad son dos piedras y un palo, no hay un ejército armado como inventaron.. La comunidad puede tirar piedras pero del otro lado les tiran balas de plomo, no sé dónde está el peligro. Todo esto es como una película, yo tenía una vida y ahora tengo otra.
–¿Santiago integraba alguna agrupación?
–Un empresario está bien visto, pero alguien con ideas de izquierda o anarquista no. Es un vegetariano que no mata una mosca, porque su filosofía es pacifista.