Roberto Cobas Avivar
La Revolución Bolivariana de Venezuela convulsiona el continente americano, hace caer en crisis la vuelta al intervencionismo de la oligarquía imperialista USA-americana y pone en solfa a la Europa del viejo orden burgués.
Después de arremeter con el recurso del fascismo contra el Gobierno de la Revolución, con un saldo trágico de más de cien muertos, en ello 23 personas quemadas vivas en las calles y de emplear en la revuelta ingentes recursos financieros, apoyados directamente por la CIA y políticamente por la Casa Blanca y la UE, la oligarquía y burguesía venezolanaS son derrotadas por el voto democrático del pueblo.
En ello ha residido el talante revolucionario y el sentido del momento histórico del Presidente Obrero Nicolás Maduro al convocar la nueva Constituyente. En medio del frenético asalto al poder democrático por la derecha opositora, representante de la burguesía y la oligarquía que por más de cién anños ha explotado a Venezuela, aupada ahora en su guerra total por todos los centros de poder imperialista, político, mediático y económico, el Presidente N. Maduro convoca al pueblo a una refundación del país. A través de una Constituyente que no podía ser más que el llamado a abrirles las compuertas a la revolución socialista. No hay otra interpretación posible del legado ideo-político de Hugo Chávez que la marcha hacia el socialismo. Así lo explicitaba: «No se trata sólo de hablarlo y proclamarlo, hay que construir el socialismo, nuestro socialismo, en el siglo XXI, en Venezuela, en el marco de América Latina y en el marco de los acontecimientos mundiales».
La votación masiva de los venezolanos por el emprendimiento democrático de una nueva Constituyente a muchas luces de carácter socialista es lo que provoca la pesadilla al poder burgués alienante del capital. En Venezuela y el declinante mundo imperialista occidental.
La Constituyente que acaba de ser instalada sin dudas constituye un nuevo desencadenante histórico en Venezuela, con un impacto muy poderoso en el universo capitalista. No solamente para las fuerzas retrógradas y reaccionarias de la derecha, sino para la propia izquierda, atrapada hoy en el dilema hamletiano del ser o no ser revolucionario. Un impacto aún más poderoso para los pueblos nuestros-americanos y aquellos otros que a pulmón limpio gritan «capitalism isn’t working, another world is possible». Con la Constituyente venezolana un fantasma liberador realza su vuelo sobre las latitudes americanas y del mundo. Ese mundo posible es socialista.
Venezuela Bolivariana, la mayoría política del pueblo pone con decisión y fuerza no sobre el centro del tablero, sino a la izquierda revolucionaria el paradigma socialista como la única alternativa redentora y viable ante la puja destructora del capitalismo. El reto lanzado a las fuerzas del capital burgués es formidable: «democracia o capitalismo». La esencia marxiana de la máxima luksemburguista «socialismo o barbarie».
Con la Constituyente la revolución social emprendida por las fuerzas bolivarianas asume la perspectiva de la revolución socialista. Pan sin conciencia del cambio cualitativo revolucionario necesario, es pan para hoy y hambre para mañana. Si no se cambia el carácter capitalista de las relaciones sociales de producción e intercambio la revolución queda mediatizada en el socialismo vulgar que definiera y caracterizara C. Marx. Es ese estado de la materia en que la fuerza del capital ha congelado hasta subsionar las revoluciones anticapitalistas.
En esa convicción radica la importancia trascendental del Capítulo Económico de la nueva Constituyente. «En última instancia lo económico es lo que determina», era la síntesis dialéctica sobre la que alertaba F. Engels. Lo que determina el nuevo modo de producción e intercambio. No hay voluntarismo político en la construcción del socialismo. El socialismo es científico o no es. La economía social tiene ilimitados horizontes de desarrollo material ecológicamente sustentable. Supera y traspasa las contradicciones antagónicas del modo de produción capitalista. El nuevo modelo de economía venezolano ha de demostrarlo en la práctica, el único criterio de la verdad. Puesto que la democracia es su atributo político tratándose, como se trata, de la participación protagónica del pueblo. La igualdad de todos con respecto al capital y al trabajo es su esencia. La justicia y la libertad del ser social, solamente posibles bajo relaciones sociales de produción cooperativas, son sus componentes culturales.
Esos valores socialistas venían haciendo de Venezuela una pesadilla para el orden capitalista en los países de la región latinoamericana. La entrada de Venezuela A MERCOSUR llevaba el signo de la revolución en la relación mercantilista de los países que fundaron la organización como un mercado y no como una comunidad. Hoy la Constituyente venezolana les da un aldabonazo de alerta máxima a los gobiernos de dichos países. La correlación política de fuerza en el seno de este grupo mercantil cambió con el golpe de estado en Brasil y el asalto al poder por la oligarquía en Argentina. En abierta cofradía neoliberal estos estados miembros fuerzan la suspensión indefinida de Venezuela del Mercosur. Y no saben que serán los pueblos de los países miembros los que harán re-entrar con plenos derechos a Venezuela al Mercosur.
La revuelta popular está al doblar de la esquina. Ni el esperpento oligárquico jefe de Gobierno en Argentina, M. Macri, ni el primitivo golpista oligarca M. Temer en Brasil escapan a la escoba barrendera del pueblo en el ya inminente nuevo ciclo electoral del 2018. Lula da Silva, perseguido sin piedad por los cavernarios oligarcas brasileños, se impondrá con el Partido de los Trabajadores en las elecciones presidenciales del año entrante. Cristina Kischner y el movimiento social ciudadano le pasarán por arriba a la escoria neoliberal que hoy avasalla al pueblo argentino. Mercosur no tiene otro destino que el de la transformación con la participación de Venezuela y Bolivia o la desaparición por el peso de su obsolescencia mercantilista del mapa de la integración latinoamericana. La nueva pauta integracionista ya la marcan UNASUR, CELAC y el ALBA-TCP salidas del espiritu bolivariano venezolano.
Hoy es Venezuela quien ha acumulado fuerza política relevante en la región y el mundo para convertirse en miembro del proyecto de avanzada BRICS. Rusia y China constituyen aliados estratégicos de Venezuela. India ya estrecha lazos estratégicos con Venezuela como consecuencia de la política de cooperación Sur-Sur lanzada por el Presidente H. Chávez, que la acerca igualmente a África del Sur. Para el rediseño de la integración de la región latinoamericana la cooperación Venezuela-Brasil es determinante. Todas las condiciones están dadas para que Venezuela se constituya en una fuerza dinamizante del BRICS. Hoy por hoy el Proyecto de colaboración estratatégica y geopolítica más importante en el mundo junto al de Eurasia y el de la Nueva Ruta de la Seda, todos auspiciados por Rusia y China.
La Constituyente tiene la oportunidad de trazar las líneas de colaboración estratégica internacional de Venezuela. El debate democrático constituyente en conexión directa con el pueblo podrá sentar las pautas de este nuevo amanecer en el mundo multipolar, donde Venezuela ya se instala como detonante de un nuevo orden internacional equilibrado y justo. Un orden por la paz en el mundo.