Rubén Ramos
El odio de las élites del poder de Estados Unidos hacia el pueblo de Venezuela viene de lejos. En el presente siglo, desde que a fines del anterior, el Comandante Hugo Chávez proclamara la segunda independencia de su país y restableciera la República que Bolívar legó a los pueblos que liberó.
Lo que esta nota quiere enfatizar es el recrudecimiento de ese odio en vísperas de la decisión histórica que tomará el pueblo originario de Venezuela para avanzar en la construcción del socialismo que anticipara la proclama de Chávez y su obra transformadora.
Aquí me ocuparé de las «sanciones» que Estados Unidos, el «gran hermano protector», ha impuesto al pueblo de Venezuela como parte de su «derecho natural».
UNO: Para empezar hay que decir que el tipo de «sanciones unilaterales» sólo las adopta Estados Unidos en contra de varios países del mundo. (Telesur, contabilizó 19 países en una reciente nota periodística Ver: Sanciones USA en el mundo)
DOS: El verdadero origen de las «sanciones» -unilaterales y multilaterales- no está, sin embargo, en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos o en su Departamento del Tesoro. Está en ese apéndice que los «aliados» vencedores de la II GM crearon con el nombre de Consejo de Seguridad (CDS) en las entrañas mismas del necrosiado cuerpo de la ONU. Aquí incuban tanto las «sanciones multilaterales como las unilaterales».
TRES: La imposición de las sanciones multilaterales es «prerrogativa» del propio sistema de las Naciones Unidas, de la Unión Europea y de la Mancomunidad Británica de Naciones que agrupa a todas las ex-colonias de Inglaterra que guardan actualmente el mismo grado de sumisión y obediencia a su «reyna» blanca, tal como ocurrió hace siglos.
CUATRO: Las «sanciones unilaterales» se aprueban en la Cámara de Representantes de los Estados Unidos.
Se imponen a través de la «Oficina de Control de Activos Extranjeros» del Departamento del Tesoro de Estados Unidos (OFAC por sus siglas en inglés).
La OFAC impone las sanciones utilizando a su antojo la llamada «ley Kingpin» (Foreing Narcotics Kingpin Designation Act-por sus siglas en inglés) aprobada en noviembre de 1999 por la Cámara de Representantes y promulgada por Bill Clinton en diciembre de ese año.
CINCO: La imposición de «sanciones» en aplicación de la «ley Kingpin» excede los límites para la que fue dada.
a) Estas «sanciones» se aplican sin que intermedie verificación o validación alguna de un juez competente. Son totalmente arbitrarias y violatorias de eso que en las «democracias» occidentales se llama división de poderes.
b) Su imposición franquea la acción persecutoria y punitiva de la Casa Blanca, del Departamento de Estado, de la Oficina del Fiscal General, del Departamento de Defensa y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) contra los «sancionados» y sus gobiernos.
En este sentido, las sanciones a funcionarios del estado venezolano impuestas por la administración Trump, como antes por Obama, tienen como objetivo abrir las puertas para una intervención diplomático-militar sobre Venezuela. El terreno se viene preparando desde el 2008 en función de la «ley Kingpin» cuyos alcances son inaplicables a funcionarios de un Estado independiente.
Lo que EEUU pretende es legitimar su acción invasiva y destructora de los cimientos que sustentan la vida civilizada de un pueblo que ha optado por una alternativa de vida diametralmente opuesta al liberalismo capitalista que identifica a los Estados Unidos y a los demás Estados de Occidente.
SEIS: Al respecto y para que usted tenga una idea clara de cómo se conjugan la acción punitiva y terrorista de la ONU con la institucionalidad policiaca y terrorista del gobierno estadounidense esto es lo que se dice de la OFAC en su página web:
«La Oficina de Control de Bienes Extranjeros (OFAC) del Departamento de Hacienda de los Estados Unidos administra y aplica sanciones económicas y comerciales basadas en objetivos de política exterior y seguridad nacional de EE.UU. contra países y regímenes extranjeros objetivo, terroristas, narcotraficantes internacionales. A la proliferación de armas de destrucción masiva y a otras amenazas a la seguridad nacional, la política exterior o la economía de los Estados Unidos. OFAC actúa bajo las facultades presidenciales de emergencia nacional, así como la autoridad otorgada por la legislación específica, para imponer controles sobre las transacciones y congelar los activos bajo la jurisdicción de EE.UU. Muchas de las sanciones se basan en las Naciones Unidas y en otros mandatos internacionales, tienen un alcance multilateral e implican una estrecha cooperación con los gobiernos aliados (OFAC).
SIETE: Lo que usted acaba de leer advierte claramente la necesidad que tienen los pueblos y sus gobiernos progresistas de identificar la «autoridad» desde donde se imponen las «sanciones» y «con qué autoridad» lo hacen. Pero tan importante como esto es identificar su origen.
En este sentido no se puede soslayar la base legal que el sistema de Naciones Unidas otorga al Consejo de Seguridad en el capítulo VII artículo 39 de su Carta para que éste tome medidas de coacción cuando existen «actos de agresión» (contra el «gran hermano protector»); o «rupturas y amenazas a la paz» (canonizada por este mismo hermano e impuestas por el terror de sus invasiones, sus escudos de misiles, sus coaliciones para asesinar civiles y niños; sus atentados de falsa bandera; su bioterrorismo; sus emplazamientos nucleares).
OCHO: La existencia del CDS y de las instituciones financiero-monetaristas como el FMI y el BM hacen de la ONU el supra-organismo desde donde EEUU orquesta la perversa agresión que implica las «sanciones» económicas, políticas, militares y culturales.
Con estas «sanciones» Estados Unidos se ha adjudicado el papel de «policía internacional» y cree tener el derecho de perseguir, intervenir y destruir Estados libres que defienden su soberanía e identidad.
NUEVE: Algo que no se puede perder de vista es que en la conversión de las «sanciones» en miedo y luego en pánico y terror juegan un papel de primer orden los medios de información y las «redes sociales» encargadas de minar cualquier atisbo de inteligencia. Los «analistas» a sueldo y los figuretis están a la orden de CNN y de otros medios incluyendo los alternativos.