No obstante, los negociadores se mostraron optimistas respecto a la posibilidad de acercar posiciones en los puntos en desacuerdo que corresponden a las áreas de agricultura, acceso de bienes industriales, servicios y compras públicas.
Varios negociadores que participaron de las reuniones en la sede de la Cancillería reafirmaron a lo largo de la semana la confianza en que el acuerdo se cerrará en diciembre próximo y se firmará el año que viene, en previsión de que queden algunos de estos temas sensibles por resolver que requieran de la decisión política de los gobiernos.
Los negociadores «estamos en una posición pragmática de encontrar soluciones a los temas más sensibles» contra «las posiciones ideológicas que teníamos antes» y si bien «hay sectores más vulnerables que no alcanzan la competitividad necesaria, confiamos en que vamos a resolverlo», sostuvo hoy durante un foro organizado por la Fundación Euroamérica, la jefa adjunta de la Unidad América Latina de la Dirección General de Comercio de la Unión Europea, Lorela de la Cruz, que participó de las reuniones en la Cancillería.
La secretaria de Mercados Agroindustriales de Argentina, Marisa Bircher, del equipo de negociación del Mercosur, coincidió en el mismo foro con la visión de su colega europea en cuanto al estado y las perspectivas del acuerdo, y añadió que los resultados se están dando, además, porque «se empezó un diálogo con el sector privado, consultando todos los pasos» que se van dando» con la contraparte europea.
Las dos funcionarias coinciden en que, en los históricos temas clave del pilar comercial, es decir, acceso a mercados tanto en agricultura como en bienes industriales, servicios y compras públicas persisten las diferencias, pero aseguraron que la voluntad y el objetivo es resolverlas de manera más acabada posible para llegar a diciembre con un texto de consenso que satisfaga a ambas partes.
«Hay demandas de una parte y de otra que tienen que estar satisfechas en ese paquete que queremos entregar a fin de año, como las de productos agrícolas del Mercosur que son muy competitivos y de gran interés exportador, y por nuestra parte tendrán que estar acceso a productos industriales, servicios, compras públicas», aseguró De la Cruz.
La funcionaria hizo mención aparte de que Bruselas aspira a un acuerdo con «reglas claras y sólidas sobre medidas sanitarias y fitosanitarias y propiedad intelectual», dos cuestiones controvertidas de la negociación, de poca difusión frente al debate por la apertura de los mercados agrícola e industrial.
Bircher reconoció que el Mercosur debe «seguir trabajando en las cuestiones sanitarias», de difícil estandarización entre los países del bloque por la extensión y variedad del territorio de la producción agrícola, y que «esto impacta a veces en las negociaciones».
Sin embargo, consideró que es muy sensible el tema de la propiedad intelectual, en lo específico a las exigencias de Bruselas sobre denominaciones de origen, en particular para Argentina, donde se utilizan como genéricos muchas indicaciones geográficas que los europeos quieren resguardar como propias, en especial sobre vinos y quesos.
«Si tuviéramos que negociar con países de Latinoamérica o de Asia no se pondría tanto en juego como nos pasa con Europa. Porque Argentina es un país creado en gran parte por muchos inmigrantes. Cuando vamos a la denominación de origen, nosotros somos parte de una cultura europea que se instaló acá, que le dio tanto crecimiento a nuestro país, y entramos en un campo muy sensible de la negociación frente al sector privado, en el que estamos haciendo lo imposible para llegar a un acuerdo y respetar los pedidos que tiene Europa», precisó.
El sector privado del bloque «está también en un momento de concesiones y es muy difícil hablar de concesiones del Mercosur cuando no tenemos todavía claro las de la contraparte. Hasta dónde podemos presionar y tirar nosotros o ser responsables cuando todavía tenemos que mostrarles a nuestras propias empresas unos pasos más adelante de los que todavía no ha dado la Unión Europea», cuestionó.
No obstante, rescató como positivo el compromiso del sector privado con el acuerdo e insistió con que «hasta último momento las dos partes van a negociar resultados positivos».
«Estamos en una etapa de negociación pura y absoluta y eso requiere concentración y equilibrio permanente de lo que se pide y en lo que se recibe», definió Bircher, en tanto De la Cruz reconoció que «hay muchísimo trabajo técnico por hacer» pero que «el objetivo es intentar tener un texto lo suficientemente avanzado como para centrarse en los temas más difíciles a resolver».
La próxima ronda, que se realizará en julio en Bruselas, «va a ser muy importante porque estaremos ya a medio camino este año hacia el objetivo que nos hemos planteado de tener un acuerdo político en diciembre», cerró la negociadora europea.