Miguel Ángel del Pozo

El siglo XXI, definitivamente, nos ha traído cambios profundos en todo el escenario internacional: profunda crisis del sistema capitalista en su relación “capital-trabajo”; expresiones sociales en crecimiento, en perfectibilidad continua; redistribución del Poder Global con crisis en la unipolaridad imperialista en la figura de los Estados Unidos de América; superación de las tesis del “realismo socialista-socialismo real” impulsada por las tesis en praxis de la Revolución Bolivariana; emergencia de líderes socialmente comprometidos con sus sociedades y allende sus fronteras; y, fundamentalmente, la “nueva conciencia social-colectiva” sustentada en las pasadas experiencias y errores teórico-prácticos; en resumen, la manida frase de que el “mundo está cambiando” pareciera, por las evidencias cotidianas, se está realizando con el lógico escenario de la confrontación entre “lo pasado, lo presente y el futuro promisor”. Esas nuevas realidades tienen como primera víctima, evidentemente, a los Estados Unidos de América porque las políticas diseñadas en el Congreso norteamericano en la segunda mitad del siglo XIX (1852), ejecutadas, en primera instancia histórica, con el Comodoro Matthew Calbraith Perry y la firma de la Convención de Kanagawa bajo el argumento impuesto por los Estados Unidos de América de: “the common good of free trade” (“el beneficio mutuo del libre comercio”) con su desarrollo hacia el desplazamiento de los imperialismos europeos, concretamente, el victoriano Imperio Británico, teniendo como ápice de su política imperialista en las decisiones alcanzadas con la Conferencia de Washington (1922). El proceso de la “Guerra Fría” además de la confrontación ideológica, fue una confrontación geopolítica donde los Estados Unidos de América, aparte de la “Crisis de los Misiles” (Cuba), la “Invasión a playa Girón”, en el marco del escenario en el Caribe, el “kow tow” de Rómulo Betancourt en Punta del Este (“Ministerio de las Colonias”), no confrontó mayores ni fundamentales problemas en el control de las “materias primas”, “mercados controlados”, “rutas económicas marítimas” y finanzas. Es evidente que el propio proceso del Imperialismo norteamericano logró su “éxtasis” con la llamada “Caída del Muro de Berlín”. Aquellas tesis de James Monroe, Henry Clay y John Quincy Adams eran nutridas con las tesis de Francis Fukuyama y Samuel Huntington (“Pensamiento Único”) cuando, en tesis teológica, aseveraron que el “paraíso terrenal” era realidad terrenal-capitalista gracias a aquella tesis impuesta al Imperio japonés por el Comodoro Perry, arriba citada. Pero “Dios escribe derecho sobre líneas torcidas” y llegó la “Crisis de Wall Street”.

El mundo de Walt Disney se comenzó a derrumbar; las ideologías jolibusenses de los cinco del Patíbulo comenzaron a buscar justificaciones ideológicas para aminorar la “crisis en las mentalidades” en la sociedad norteamericana. La “middle-class” norteamericana comenzaba a comprender a las llamadas “minorías sociales”, es decir, los afro-americanos, los “american native”, los hispanos y los migrantes (chinos, coreanos, vietnamitas, filipinos y los indeseados musulmanes). La crisis internacional se había convertido en crisis nacional (y/o ¿fue viceversa y/o ambas se convirtieron en diálogo dialéctico, es decir, retroalimentándose?). La sociedad norteamericana se sentía “tocada” por la crisis, había pasado ¡fronteras estadales!, se extendía de Nueva York a San Francisco, de Miami a Washington DC, los cowboys se tenían que refugiar en el Pentágono para servir de “carne de cañón” en Iraq, Afganistán, servir en Colombia y beber pisco en Perú, dar un “golpe de estado” en Honduras; pero nada de ello aminoraba las realidades internas, no se estaba en “épocas pretéritas”, el inquilino de la Secretaría de Estado no era Henry Kissinger ni el “polaco”, no había comunismo ni URSS pero si Cuba pero ponerse a la altura de Cuba era reconocer el “comienzo del fin” del Imperialismo norteamericano y de la política imperial del “back yard” de Monroe. La crisis era tanto estructural aunque pudiera aminorarse temporalmente con el aumento de las exportaciones y superestructural por la crisis de los principios básicos teológicos sobre los cuales los Padres fundaron la Nación en “pleno desarrollo”. ¿Era necesario un Plan Marshall a la inversa? Imposible que la Comunidad Europea pudiera venir al rescate del Imperio porque la crisis estructural en el seno de la Comunidad “estallaría” en cualquier momento y bajo cualquier circunstancia como así ha sucedido con el país más oriental de Europa: Grecia. La “crisis griega” es de tal dimensión que en twitter del Departamento de Estado se comunica a la “comunidad” que los “líderes norteamericanos” siguen con detenimiento la actual “crisis griega”. No es Troya ardiendo, es la nación griega en “hard landing” que pareciera “arrastrará” a Portugal y España en “¿mild crisis?”; es de tal impacto que los pronósticos electorales en Gran Bretaña y Alemania podrían cambiar “radicalmente” las realidades geopolíticas de toda Europa y EuroAsia. En sencillas palabras: los costos del Estado norteamericano para el rescate de sus sistemas financieros privados son de tal magnitud que solamente imprimiendo mas “verdes” logrará alcanzar un respetable equilibrio en la deuda pública; el impacto de la crisis financiera por la “burbuja inmobiliaria” de consecuencias aun en “pleno desarrollo” está impactando a la Comunidad Europea, a Australia que ha tenido que aprobar aumentos en impuestos a las ganancias y a la minería, mientras China comienza a tomar medidas para el control de sus finanzas y regresar a las políticas financieras de “soft landing” aplicadas en su tiempo por Zhu Rongji.

¿Cómo se soluciona la actual crisis global geopolítica? Permítasenos especular. En primer lugar, la reingeniería de todo el sistema capitalista; cuando, específicamente, señalamos que debe ser de “todo” el sistema, precisamos, tanto lo estructural como lo superestructural. Quizás en ese camino estaría tratando de realizarlo Barack Obama: sistema de salud, nueva política de educación, nueva realidad con Wall Street; pero la Comunidad Europea está inmersa en su propia crisis. En segundo lugar, relacionado directamente con el “mercado internacional”, alcanzar acuerdos en la relación: producción/precios de las “materias primas” conjuntamente con acuerdos firmados con la finalidad de alcanzar equilibrios en una “posible y justa” distribución de la producción de dichas materias primas; en tercer lugar, “bájense de esa nube” porque por los “vientos que soplan” cada quien anda en sus propios objetivos geopolíticos lo cual querría decir que toda la anterior lucubración es solo eso: el mundo fantástico de Walt Disney.

Y ahí entramos nosotros los que estamos viviendo al sur del rio Bravo y nuestra realidad-relación con el Imperio y el Imperialismo de los Estados Unidos de América. Los procesos revolucionarios hasta la presente fecha “han machacado” hasta el cansancio las denuncias de las tropelías imperialista de Washington en la Región americana gracias a la “Doctrina Monroe” pero no hemos reiterado las razones de fondo que produjeron y aun ejercen esas políticas que han ido de la subyugación, pasando por la sumisión de factores entreguistas, la humillación y el permanente rechazo de sectores sociales nacionalistas. Estados Unidos, prácticamente, desde su nacimiento como nación ha determinado convertirse, como lo alcanzó, en, primeramente, una potencia mundial para, posteriormente, transformarse en “la Potencia Mundial”. Ese proceso histórico fue muy bien diseñado y desarrollado. Primeramente, buscaron consolidar su espacio geopolítico, es decir, todo aquel espacio geográfico que colindara con sus costas, a decir: el Mar Caribe y, por ende, todos los espacios territoriales que ocupaban ese espacio incluyendo lo que llamamos Centroamérica. La Política-Poder (Müller Rojas dixit) estaba tan perfectamente consciente de sus objetivos estratégicos que invadió el norte de México (quizás el actual Plan Mérida sea una remembranza de aquella política: http://www.america.gov/esp/seguridadciudadana.html). Una vez aprobada la “Doctrina Monroe”, en perfecta claridad de competencia con los imperialismos europeos, decidieron mandar al Comodoro Perry bajo el mandato de imponer la esencia misma del capitalismo: “apertura de los mercados” japoneses. Es necesario reconocer la “objetividad geopolítica” de Washington cuando para llegar al mercado chino (segunda mitad del siglo XIX), hace “cabeza de playa” en el archipiélago nipón (es curioso e importante rescatar la adición del sector militar norteamericano por las islas-portaviones). Pero la propia evolución del capitalismo-industrial desarrolla las variables del sector primario de la economía: materias primas: petróleo convertido en kerosene proveniente de Rusia (demanda en el mercado sobre el rio Yangtze, siglo XIX); hierro; cobre; plata; oro; carbón, etc. En ese marco, América Latina ofrecía (y ofrece) suficientes reservas de materias primas, prácticamente, no extensamente explotadas; quizás ello se haya debido al control de Washington y la política de la “Dependencia” que se fue desarrollando en profundidad posterior a la derrota del Imperio español en decadencia en Cuba por la marina norteamericana y Roosevelt. Podríamos comentar que durante todo el siglo XX, la influencia y la sumisión de las oligarquías latinoamericanas al Centro (Washington) fue total (no estamos ignorando las realidades nacionalistas que se manifestaron durante todo el siglo XX como tampoco las expresiones revolucionarias triunfantes y/o en retroceso temporales).

En este orden de ideas, es necesario tener presente el desarrollo del sistema capitalista fundamentalmente post-Caída del Muro de Berlín como es importante tener presente en nuestro análisis las decisiones políticas del Gobierno de William Jefferson “Bill” Clinton con respecto a su política de expandir el conocimiento de la Informática entre los “white collar” y su política comercial con China. Es evidente y demostrable el impacto que ha tenido el crecimiento sostenido de la economía china en los últimos 20 años, aproximadamente. Ese impacto ha causado alteraciones muy importantes en los mercados de las materias primas; si a ello le agregamos la economía en crecimiento de la India y se calcula y adiciona la demanda india por materias primas, fácilmente, podríamos llegar a la conclusión que aquella sumatoria-demanda impacta, diariamente, los precios en la oferta de materias primas. Con ese simple ejemplo, podríamos concluir que dichas realidades deben estar afectando, seriamente, la economía industrial además de la financiera norteamericana en cuanto oferta-demanda de materias primas se refiere sin necesidad de entrar en otras variables económicas, por ahora. Frente a estas narradas realidades, los países de la Comunidad Europea, como países capitalistas, se han tenido que incorporar a dicha dinámica y competir en los mercados internacionales; ello, necesariamente, ha desarrollado las contradicciones a lo interno de la dinámica actual del capitalismo. ¿Colapsó una de las realidades del capitalismo, concretamente, el financiero? ¿Sigue siendo el tráfico, consumo y lavado de dinero producto de la economía de la droga a nivel internacional lo que “empareje” la crisis industrial-financiera norteamericana? ¿Es importante la reingeniería de toda el sistema económico norteamericano para permanecer como Potencia-Imperialista pero compartiendo esas realidades geopolíticas con los BRIC? ¿Logrará la Comunidad Europea “salir de la crisis” y/o tendrá que llegar a importantes acuerdos con Rusia? ¿Cuál será las relaciones de los imperialismos decadentes con el mundo musulmán? ¿Tendrá Israel que negociar una salida honorable en su crisis permanente geopolítica con el mundo árabe y/o comenzará, de nuevo, el extrañamiento de la “Tierra Prometida”?

La complejidad geopolítica mundial, de niveles de gravedad vista los movimientos militares de los llamados países de democracias representativas (léase: Afganistán, Iraq, bases en Colombia, Panamá, Perú, Honduras, Antillas Holandesas, Okinawa, Taiwan, Corea del Sur, etc.), podrían afectar el “Proyecto UNASUR” de desarrollo sostenido y socialmente comprometido. Las realidades naturales al sur del rio Bravo son, según Washington, la “tabla de salvación” de sus políticas imperialistas; por ello, los continuos viajes de relaciones públicas apoyado en las políticas que viene impulsado la USAID, por todo el continente hispano-portugués-lenguas nativas americano, del chileno, Subsecretario, Arturo A. Valenzuela.