La crisis del euro hipotecada por unas elecciones regionales alemanas

 

Rafael Poch

La Vanguardia

 

La situación de Grecia se complica y la actitud de la Canciller alemana, Angela Merkel, contribuye a ello. Ya se sabía que su segundo mandato no iba a ser fácil, la crisis lo cambia todo, pero lo que parece fuera de toda visión es un liderazgo europeísta alemán en esta crisis. Atenas lanzó ayer un SOS. La ayuda de la Unión Europea y del FMI, ya acordada en principio, pero aun no en marcha, «es una necesidad nacional», dijo el Primer Ministro Giorgos Papandreu en una declaración televisada. El país está sumido en protestas sociales, y la vaguedad declarativa de las ayudas europeas fomentan los ataques especulativos. Alex Weber, Presidente del Bundesbank, advierte de que los riesgos de contagio por la crisis griega «han aumentado».

En este contexto muchos creen que Merkel echa leña al fuego. Su respuesta al SOS de Papandreu fue ayer sintomática: «estrictas condiciones» en la forma de un programa de ahorro creíble. «La principal prioridad es la estabilidad de nuestra moneda, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional deberán determinar si estamos en una situación en la que la estabilidad del euro en su conjunto hace necesaria la prestación de un programa de ayuda a Grecia», dijo Merkel. Los mercados respondieron inmediatamente a este subterfugio con una subida de los intereses de los bonos griegos a diez años.

Se repite así la situación de marzo, cuando la negativa alemana al salvamento griego, que tuvo un considerable respaldo en la opinión pública, para la que todo se reducía a la caricatura de pagar las cuentas de los meridionales perezosos, expuso a Atenas a renovados ataques especulativos. Tres semanas después, ante la gravedad de la situación y presionada por sus socios europeos, Merkel, en un giro de 180 grados que apenas ha sido motivo de debate aquí, accedió a prestar ayuda, pero sus condiciones fueron unos intereses de castigo del 5% para los griegos y el regreso del FMI a la euro zona ¿Donde está el europeismo?

Elecciones en mayo

Si esta posición estricta viniera dictada por una estrategia coherente y razonable, sería perdonable, sin embargo todo parece obedecer a la más pura politiquería: las elecciones del 9 de mayo en Renania del Norte-Westfalia, importantes para Merkel, pero intranscendentes al lado de lo que la crisis del euro puede representar para todos, Alemania incluida. Esas elecciones parecen determinar la conducta de Merkel. Reaparece así la sombra de aquel populismo contenido en la promesa electoral del pasado otoño de bajar impuestos, que la realidad de una caja vacía y el realismo del Ministro de Finanzas Wolfgang Schäuble, están dejando en nada. Todo indica que Schäuble no comparte la actitud dilatoria de la Canciller en el asunto griego. La crisis del euro, que puede sobrevivir al desbarajuste griego e incluso al ladrillo español, se enfrenta ahora a la politiquería populista alemana, habrá que ver con qué consecuencias.

«Cuando se necesita claridad, el gobierno deriva», dice el jefe de la oposición alemana, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier. Desde el 25 de marzo todo está preparado en Berlín para hacer pasar la ley sobre ayuda a Grecia, «pero el gobierno no la presentará antes de las elecciones en Renania del Norte-Westfalia», declaró Steinmeier al «Frankfurter Allgemeine Zeitung». «Si debido a un cálculo en política interior no se toman a tiempo unas decisiones necesarias en política exterior, esto puede pasar factura», ha advertido «Die Welt».

Pero si los subterfugios de Merkel agravan la crisis griega, ¿cual es la esencia de ésta? Según el premio Nobel Joseph Stiglitz la situación griega no es una quiebra como la que conoció en su día Argentina, sino que ha llegado a ella en gran parte porque los mercados apostaron por la quiebra y dispararon los costes de los intereses en una espiral especulativa que se auto alimenta. Tras la crisis griega asoma la gran asignatura pendiente de poner coto a la especulación y a los bancos, y en ese frente las «estrictas condiciones» de Merkel brillan por su ausencia. Gordon Brown no quiere que se toque el tema de los bancos hasta después de sus elecciones, lo que confirma la gravedad de la impotencia europea. En Bruselas la gran pugna sigue siendo la de salir en la foto, un dato inercial, asumido como normal, pero que en condiciones de crisis degrada aun más la calidad de la política y sus decisiones.

Resumiendo: el paquete de ayuda a Grecia de 45.000 millones decidido a principios de mes, con dos tercios a cargo de la UE y un tercio para el FMI, no se ha puesto en marcha. Para activarlo se exigirán aun más sacrificios a los griegos de a pié. Uno de cada cinco de ellos ya viven por debajo del nivel de pobreza, y protestan porque consideran que los responsables de la situación siguen beneficiándose. Mientras tanto, los bonos griegos se encarecen, y también los portugueses, en parte a causa de la lamentable falta de gobierno de la UE y del egoísmo de sus principales miembros.

http://www.lavanguardia.es/internacional/noticias/20100424/53914765777/merkel-sigue-poniendo-condiciones-al-sos-griego-fmi-renania-grecia-norte-fondo-monetario-internacion.html