Agencias.-
En una entrevista colectiva concedida a varios medios de comunicación, Temer admitió que el ex-titular de Cultura, le había detallado todo cuanto había ocurrido con respecto al interés de Vieira Lima para que se le permitiera hacer negocios inmobiliarios en un área vedada para tal fin. El mandatario dijo que había aconsejado a Calero que tratase el asunto bajo el arbitraje administrativo.
El hecho de corrupción administrativo y de intento de enriquecimiento ilícito por parte de Vieria Lima fue soslayado por el gobernante, quien en ningún momento lo cuestionó por tal hecho. Al contrario recibió con total normalidad la renuncia de Calero. Lo que no entró en las cuentas de Temer es que el ex-ministro de Cultura grabó una de las conversaciones sostenidas con él.
La sola admisión pública de los hechos prueba un delito contemplado en la legislación brasileña, Temer habría cometido prevaricación.
Procuraduría pide las grabaciones
Ayer la Procuraduría General de la Nación solicitó a la Policía Federal los audios correspondientes a la grabación de su conversación con Temer con la finalidad de evaluar si son suficientes para solicitar a la Suprema Corte la apertura de un proceso sobre la responsabilidad del mandatario. La denuncia también incluye al ministro de la Casa Civil, Eliseu Padilha.
Calero señaló que fue presionado tanto por Temer como por Padilha para que actuara en favor de las solicitudes ilegales hechas por el Geddel Vieria Lima. La Policía Federal por su parte está verificando si los audios entregados por Calero son audibles o fueron sometidos a algún método de edición.
PSOL pide impeachment
El Partido Socialismo y Liberación (PSOL), solicitó ayer el inicio de un proceso de impeachment (juicio político) contra Temer por haber cometido un crimen de responsabilidad.
El partido de los Trabajadores y el Partido Comunista de Brasil también introdujeron solicitudes similares contra el mandatario.
A diferencia de lo ocurrido con Dilma, a quien no le pudieron comprobar crimen de responsabilidad, en el caso de Temer hay un componente numérico, más no ético que lo protege: la mayoría de votos de la derecha en el Parlamento.