MADRID.- Estados Unidos, en su papel autoproclamado de policía del mundo, ha llevado su guerra contra el terror a prácticamente todos los rincones del planeta. Centrado sobre todo en Oriente Próximo, ha utilizado multitud de países para afianzar su estrategia militar. Entre ellos está España. Sevilla fue en 2013 centro de un entrenamiento subvencionado y supervisado por el Pentágono para 28 miembros de las Fuerzas Aéreas de Yemen, según revela una nueva filtración de Wikileaks sobre la cooperación militar entre Washington y Saná, antes del comienzo de la actual guerra en el país de la Península Arábiga.
La Casa Blanca dio 38 millones de dólares (algo más de 34 millones de euros) a las autoridades yemeníes para que compraran un avión CN-235 a Airbus Military, con sede en la ciudad andaluza, y lo emplearan en operaciones antiterroristas. El acuerdo incluía, según los documentos filtrados a los que ha tenido acceso Público y tal y como ha confirmado a este diario el fabricante de aviones, una instrucción en suelo español para seis pilotos y 22 encargados de las tareas de mantenimiento del aparato, un carguero bimotor de ala alta.
Por las instalaciones de Airbus Military en Sevilla pasaron un general de brigada, un teniente coronel, un comandante o tres capitanes del Ejército yemení, los seis pilotos que fueron entrenados
Los militares yemeníes, entre los que había altos mandos, permanecieron en Sevilla algo más de cuatro meses. Estaba previsto que el entrenamiento se desarrollara entre septiembre de 2012 y marzo de 2013, pero, tras varios aplazamientos, no concluyó hasta mediados de agosto de 2013, según refleja una carta de Randolph Rosin, entonces representante del Departamento de Estado de EEUU en Saná, enviada al general Ahmed Ali al-Ashwal, el que fuera jefe de personal del Ministro de Defensa de Yemen.
Por las instalaciones de Airbus Military de Andalucía pasaron un general de brigada, un teniente coronel, un comandante o tres capitanes del Ejército yemení ─los seis pilotos que fueron entrenados─. Todos ellos, junto al personal de tierra instruido, se beneficiaron de dietas diarias y de un seguro médico durante su estancia en Sevilla. Fuentes de Airbus remarcan que este tipo de capacitación es algo «normal» y que se hace siempre que se firma un contrato con un nuevo operador, en este caso el Gobierno de Yemen. Sin embargo, lo que no está establecido en el acuerdo, al menos de forma oficial, es el grado de implicación de EEUU en el entrenamiento de los militares, con especial fijación en su aprendizaje del inglés.
Sin reparos por parte del Gobierno español
Los representantes de la Administración estadounidense en la embajada en Saná son quienes informan a las autoridades de Yemen de la evolución de los trabajos en Sevilla. Y ya no sólo eso, también se ocuparon, como queda claro en la carta mencionada anteriormente, de gestionar junto a Airbus Military, entre otros asuntos, el viaje a España de otros dos generales de brigada yemeníes para supervisar los últimos detalles del adiestramiento. Ambos mandos se encontraban en El Cairo el 9 de junio de 2013 a la espera de terminar de tramitar sus visados para volar dos días después desde la capital egipcia a Sevilla.
La intervención de EEUU es tal que en varios documentos del fabricante del avión, también recopilados por Wikileaks, los delegados estadounidenses aparecen directamente como «clientes»
La intervención de EEUU es tal que en varios documentos de Airbus, también recopilados por Wikileaks, los delegados estadounidenses aparecen directamente como «clientes». Es el caso de un encuentro de dos días en Sevilla, en octubre de 2011, para discutir los términos de la venta del CN-235 y donde, según el programa, no acudió ningún miembro del Gobierno de Yemen. Además de hacer las veces de «administradores» de los intereses yemeníes, la presencia del personal de la Oficina de EEUU de Cooperación Militar (OMC, por sus siglas en inglés) en cada reunión se hace imprescindible. Así quedó reflejado en un informe, con fecha del 23 de abril de 2013, de una visita a Saná de un representante de Airbus para inspeccionar las instalaciones que iban acoger al avión comprado.
EEUU se fijó en el CN-235 para destinarlo en operaciones de transporte de personal y equipo militar. Los documentos detallan todo tipo de cuestiones técnicas para poder sacar adelante el proyecto con el que en teoría se iba a beneficiar el Ejército yemení, pero también recogen un posible «riesgo»: que el Gobierno español se negara a autorizar la exportación del aparato debido a la «situación política» del país de destino. Ningún reparó por parte de España, como tampoco lo ha habido a la hora de vender armas a Arabia Saudí pese a cometer crímenes de guerra en, precisamente, Yemen.
Según la correspondencia entre la Oficina de Cooperación Militar de EEUU en la embajada en Saná y el Ministerio de Defensa yemení, el tercer y último lote de piezas de repuesto del avión llegó a Saná en junio de 2014. El CN-235 entró en servicio a finales de ese año. Sin embargo, apenas tuvo tiempo para acumular horas de vuelo. Un bombardeo de la coalición liderada por Arabia Saudí lo destruyó en marzo de 2015, según las imágenes publicadas de un ataque contra la base militar de Al Dailami, adyacente al aeropuerto internacional de la capital.
De dar ayuda militar a Yemen, a apoyar su destrucción
El Pentágono pretendía que el CN-235, junto al resto de aviones y helicópteros pagados o donados a Saná, formara parte de su Fondo de Entrenamiento y Equipamiento 1206 del Departamento de Defensa. El programa tiene como objetivo «desarrollar la capacidad militar de un Gobierno extranjero para operaciones antiterroristas o para participar en operaciones militares y de estabilización en las que participen las Fuerzas Armadas de EEUU».
Estados Unidos no sólo apoya los ataques de Arabia Saudí, que curiosamente destrozan equipamiento militar pagado por ellos, sino que colabora directamente
Yemen llegó a superar a Pakistán como uno de los principales destinatarios de la ayuda militar estadounidense. Pero, según se desprende de los documentos filtrados, Washington no confiaba demasiado en la capacidad del Ejército yemení ante la «libertad de movimiento y acción de organizaciones extremistas violentas». Quizás por ello, y tras cerrar su embajada en Saná y evacuar a su personal diplomático en febrero de 2015, decidió empezar a apoyar los bombardeos de Arabia Saudí, su gran aliado.
El reino de Salmán bin Abdulaziz inició su ofensiva en marzo de 2015 en apoyo del presidente Abdo Rabu Mansur Hadi, exiliado en Riad, y para cortar por lo sano el levantamiento de los hutíes, grupo chií cercano a Irán que combate contra los saudíes y sus aliados en el Golfo Pérsico. A pesar de que EEUU haya ampliado a Yemen su guerra contra el terrorismo, lo cierto es que el conflicto ha permitido que Al Qaeda en la Península Arábiga y la filial del Estado Islámico se hagan más fuertes y amplíen su presencia en el país.
La Casa Blanca no sólo apoya los ataques saudíes, que curiosamente destrozan equipamiento militar pagado por ellos, sino que colabora directamente. Adel al-Jubeir, ministro de Exteriores de Arabia Saudí, confirmó el pasado mes de enero que «agentes británicos, estadounidenses y de otros países» están presentes en el centro de control de los bombardeos contra Yemen. «Saben cuál es la lista de objetivos y conocen lo que hacemos y lo que no hacemos», declaró a los periodistas tras reunirse en Londres con personal del Gobierno británico y con el secretario de Estado estadounidense, John Kerry.
La población civil se ha quedado atrapada entre los bombardeos y combates. Según Naciones Unidas, el 80% de los yemeníes necesita ayuda humanitaria para sobrevivir
Además de facilitar información de inteligencia, el Pentágono ha estado suministrando equipo militar a Riad a través de ventas masivas de armas. Diversas organizaciones han denunciado que algunas masacres, como el ataque a un hospital apoyado por Médicos Sin Fronteras que causó una veintena de muertos, se han realizado con bombas de fabricación estadounidense.
Tras una de las últimas matanzas ─un bombardeo contra un funeral en el que murieron más de 160 personas─ el Gobierno estadounidense anunció que iba a «revisar» su apoyo a la brutal e incesante campaña militar de Arabia Saudí. Diferentes voces, incluso dentro de EEUU, defienden que Washington nunca tomará medidas concretas contra su socio. Además de senadores y congresistas, diplomáticos y exdiplomáticos han expresado su rechazo a la venta de armas al reino saudí.
Mientras, Yemen se desangra. La población civil, con miles de muertos y heridos y en una situación de emergencia que crece vertiginosamente, se ha quedado atrapada entre los bombardeos y combates. Según Naciones Unidas, el 80% de los yemeníes necesita ayuda humanitaria para sobrevivir. No hay mejor frase para ilustrar la situación del país que la que pronunció Peter Maurer, presidente del Comité Internacional de la Cruz Roja, tras una visita a Saná al principio del conflicto: «En cinco meses de guerra, Yemen es como Siria después de cinco años».