Por: Camilo Martiano
Desde un tiempo atrás he venido analizando el titular de este aporte critico, con el afán de buscar las causas del porque Guatemala la hemos convertido en un barco sin vela y dirección alguna; en otras palabras, perdidos en el inmenso mar de la política no solo interior, sino peor aún, hemos perdido fuerza a nivel internacional. Desde que las redes sociales se han apoderado de las pupilas de mis paisanos, corren a diario sendos mensajes sin sentido y pocos son los que verdaderamente valen la pena seguir y compartir. Dicho sea de paso el pueblo ha venido actuando por inercia y manipulación de varios sectores interesados en que la vida de los guatemaltecos no pase mas allá del derecho de su nariz. Esto ha contribuido a una enajenación brutal, arrancando cualquier conciencia social de varios millones de guatemaltecos. La política dirigida por el CACIF, ha hecho demasiado daño en todo lo que corresponde a un Estado prospero, enfocado al bien común, como lo reza el artículo primero de la Constitución.
A Guatemala la hemos convertido en una verdadera porquería política; lamentable es mencionar este calificativo, pero no tiene otra expresión valedera para justificar el desastre por el cual hoy estamos atravesando. Desde 1954 hemos sufrido el peor de los desastres políticos, económicos, sociales, culturales y de salud. Los ejes principales o pilares por los que el Estado guatemalteco se rige, hoy día están más que deteriorados, escuálidamente rescatables algunas oficinas, pero en su mayoría empantanadas en una porquería llamada impunidad. Diría nos sobran los dedos de una mano para mencionar algunas, entre ellas la rescatable labor del MINREX y probablemente el Ministerio de Salud, de ahí es que hoy varios ministros serán separados de sus cargos, otros por conveniencia han presentado su renuncia. Pareciera que el barco comandado por el cómico presidente Jimmy Morales esta en un parte aguas, no encuentra el norte o puerto, para darle una salida viable a este desastre. Léase falta de conocimiento político nacional e internacional.
Aunado a esto, se debe mencionar y nos debemos responsabilizar el deterioro de todo lo que respecta al Estado de Guatemala en diferentes administraciones, ha sido estrictamente la falta de involucramiento de todo el pueblo en general con respecto a las decisiones eminentemente políticas. En tan solo 10 (1944-1954) años los administradores o servidores públicos, demostraron un respeto profundo a la dignidad de los guatemaltecos, un respeto profundo a las arcas de los guatemaltecos, un respeto profundo a la soberanía dignidad y solidaridad entre los guatemaltecos. Han pasado más de 60 años y los desafíos de las diferentes administraciones solo se han visto en el enriquecimiento ilícito entre militares y civiles; quienes encontraron la fórmula perfecta para saquear las arcas del erario nacional.
Dicho lo anterior, no se puede dejar de mencionar toda la intromisión extranjera con el afán de expoliar nuestro territorio. Podríamos –sabemos de quien se trata – mencionar a toda esa caterva de ilusos aprovechados, más bien serviles del imperio, quienes han otorgado los recursos a diestra y siniestra. Llevando consigo la sangre de muchos paisanos, quienes solo exigían tierra para cultivar y prosperar en su actividad eminentemente agrícola, fueron callados por fuerzas oscuras incrustadas en los gobiernos de turno. Otros por pensar diferente hoy están boca arriba, reza una canción popular. Así Guatemala se ha convertido en una porquería política terrible, subyugada a los intereses de los “empresarios”, que no son más que aprovechadores de la ingenuidad y apatía de los guatemaltecos.
Los diversos gobiernos civiles, han demostrado tener más avaricia y codicia que los mismos chafarotes – léase militares – quienes han sido los responsables en su mayoría de enlutar cientos, miles de familias. Hoy muchos de ellos nuevamente en el gobierno absurdo. Antes; en 1985 hicieron creer que se emprendería un rumbo hacia una democracia verdadera, “DEL PUEBLO, POR EL PUEBLO Y PARA EL PUEBLO” nada de eso sucedió. Lo que si sucedió fue la tremenda gran estafa “Los acuerdos de Paz” (29-12-1996). Mientras tanto la llamada izquierda hoy regocijada en grandes viandas y fiestas “aristocráticas”. Es decir no están, su actividad de lucha frontal contra este desastre se ve desvanecida, enfocada a la lucha lineal de los potentados.
Dichos acuerdos si garantizaron la privatización de muchas empresas estatales, hoy en manos de una clase empresarial absurda, abusiva y prepotente. Creyéndose siempre los dueños de la patria, nuevamente el pueblo dándole ese beneficio por temor a represalias, en otras palabras perder su trabajo. Todas estas formas de hacer democracia en Guatemala, han constituido en que la oligarquía persista y siga teniendo un poder feudal; el cual se podría revertir si así lo demandara el pueblo organizado, apegado a la Carta Magna (Art. 28-45-173). Para ello organización y más organización (Manuel Colom Argueta). Todo está en la consecuencia y sabiduría, como practica de nuestros guatemaltecos. Quiero decir involucrarnos en nuestros asuntos políticos, de manera formal y frontal, el poder es del pueblo. La democracia merece obediencia al soberano. Otra cosa es redundar y caer en el juego de los lacayos de siempre. Somos muchos más de los que se creen ser los buenos y dueños; Guatemala es de los guatemaltecos, y por ende la referencia descrita arriba sobre las injerencias extranjeras en nuestro territorio: “¿Que tiene que estar opinando y decidiendo el señor embajador de los Estados Unidos acreditado en Guatemala?” Esta es la apatía en su máxima expresión que el pueblo ha venido permitiendo. Es momento de exigir a los servidores públicos pida perdón Robinson por las declaraciones soberbias hacia la dignidad y soberanía del pueblo guatemalteco. ¡No podemos seguir en esta porquería! Es de retomar el camino que dejo establecido la administración del 44 al 54. Es deber estar atento a todo acontecimiento. Se debe exigir como cumplir los derechos apegados a la carta Magna. Investigar o capturar si fuera necesario a los empresarios evasores que a lo largo de estos 60 años han defraudado al FISCO. Las empresas extrajeras deben operar 50-50 %, así lo hacen muchos países soberanos, porque no emular.