Aunque ocurran con una diferencia de 20 años, se puede afirmar que las políticas neoliberales y contra la mayoría de la población, impuestas por el gobierno del expresidente Carlos Ménem (1995-2001) y las del actual mandatario Mauricio Macri son prácticamente idénticas.
Un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica (UCA), indica que en Argentina solo entre enero y mayo de 2016 la lista de pobres aumentó en 1,4 millones de personas y en esa condición aparecen más de 13 millones de ciudadanos para un 32,6 % de la población.
A 10 meses de haber llegado al poder, Macri ha ejercido un gobierno marcado por altos niveles de inflación, mayor pobreza, elevado desempleo, junto a constantes protestas masivas en contra de su política neoliberal.
Los despidos afectaron a casi 210 000 empleados del sector privado y público que se quedaron fuera del mercado laboral y con escasas expectativas de reinsertarse en corto plazo.
Desde la investidura una de sus promesas se basó en que la crisis se empezaría a reducir a partir del segundo semestre de este año pero varias comisiones especiales del Congreso estiman que la inflación en los últimos diez meses se sitúa entre el 30 y 40 %.
Como es lógico, los altos niveles de inflación provocan constantes incrementos en el costo de los alimentos, la ropa, calzado, servicios básicos, transporte, entre otros.
La UCA añadió que existen 7,9 millones de personas con dificultades para ingresar a los sistemas de salud y 7,2 millones se hallan sin una vivienda adecuada.
La tasa de indigencia subió de 5,3 % a finales de 2015 a 6,9 % en marzo pasado y afecta a 6,2 % de la población, lo que revela un aumento de 350.000 personas en situación de indigencia (inferior a necesidades alimentarias) que engloban a unas 2,3 millones.
El documento del Observatorio para la Deuda Social enfatizó que los riesgos recesivos de la economía en Argentina no solo afectan «a los más vulnerables, que dependen de la ayuda social, sino también a millones de hogares que basan su subsistencia en trabajos precarios, pequeños comercios y trabajadores eventuales. Y detalla que la clase media baja es la más vulnerable, al ser el sector que más sufre los discriminados ajustes, frente a la actual fase de caída del consumo, aumento de los precios y el mayor riesgo de despido o caída de la actividad. A este sector poblacional le llaman los nuevos pobres.
Este año, los llamados tarifazos macrianos, duplicaron los precios del transporte de ómnibus público y 66 % del metro urbano; subieron en 500 % el costo de la luz; en más de 300 % el agua y gas y 6 % de la gasolina.
O sea, la administración Macri se ha caracterizado por un ataque directo contra las masas más desfavorecidas que han padecido desde el 10 de diciembre de 2015 los efectos de los despidos, la inflación y los tarifazos.
Ahora veamos las similitudes entre el actual Gobierno y el de Carlos Saúl Menem. Cierto que desde 1983 se iniciaron en Argentina esas políticas que se extendieron básicamente hasta 2002 y la nación se convirtió en un gran experimento neoliberal que tomaron impulso durante el mandato de Menem (1989-1999).
Durante la administración menemista se implantaron las directrices del Consenso de Washington a instancias del FMI y de la Organización Mundial del Comercio (OMC), referentes a priorizar el libre mercado y las privatizaciones.
En esa década se abrieron los servicios y la industria al capital extranjero y se permitió la importación indiscriminada de mercancías lo cual llevó al país a la debacle económica, pues la moneda argentina tenía el mismo valor del dólar, las mercancías importadas eran más baratas que las nacionales lo cual afectaba las exportaciones nacionales.
A finales de los años noventa Argentina sufrió un profundo déficit comercial, que se remediaba con la venta de las entidades de producción y de servicios públicos. La entrada de capitales disminuyó al no existir empresas que privatizar y el país cayó en un endeudamiento comercial y público que paralizó todo y produjo en 2001 masivas manifestaciones populares.
Los bancos dejaron de funcionar, congelaron el dinero de los acreedores, la deuda externa se elevó a 95 000 millones, el desempleo llegó a más de 30 % de la población y el hambre y la miseria alcanzaron a la mitad de sus 40 millones de habitantes. Datos oficiales evidenciaron que en 2003, el 54 % eran pobres y el 27,7 % se hallaban en estado de indigencia.
La llegada de las presidencias de Néstor Kirchner (2003-2007) y de Cristina Fernández (2007-2015) lograron revertir la profunda crisis económica social.
Claro que ese proceso de rancio neoliberalismo duró 20 años desde la primera etapa de Raúl Alfonsín, en 1983, seguidas por las de Carlos Saúl Menem y Fernando de La Rúa hasta 2003, y ahora Macri solo lleva 10 meses pero lo que ha hecho esta administración en tan poco tiempo al parecer superará con creces a sus anteriores maestros.
Ya han aumentado las filas en los comedores y frente a las ollas colectivas populares, así como las personas que pernoctan en las calles; crece la quiebra de negocios y la otrora pudiente clase media reduce al máximo sus estancias en restaurantes al bajarles el poder adquisitivo.
Otro informe, esta vez oficial, corroboran el «menemacrismo»: el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) informó que en el segundo trimestre de 2016 las personas pobres se cifraban en 8 772 000 y los indigentes 1 705 000.
La pregunta sobrevuela la nación sudamericana, ¿qué será de Argentina y de sus pobladores dentro de cuatro años?