Tanto, tanto, tanto escalar, para caer en el último pique. Los gobiernos anti derecha allegados al poder en el siglo XXI en Latinoamérica, lo hicieron bajo el enfoque de generar ingresos en el esquema seudo capitalista, -mono exportadores de materia prima, semi elaboración de commodities para exportación- a los centros industriales desarrollados. Aumentar la distribución de la renta en actividades no productivas con propósito de resarcir una deuda social de décadas de atrasos a quienes no la generaron.

Los gobiernos anti derecha proveedores incalificables de los centros capitalistas mundiales, se convirtieron en receptores eficaces de cuentas por cobrar de sus mejores clientes a quienes acusan de torcerles la suerte devenida, aun así, la anti derecha continúa asando todo en una braza. Sin analizar las teorías marxistas, actuaron soslayando los ciclos económicos, sus alzas y bajas, como leyes económicas actuante del hecho económico.

Abrazados a los factores fácticos definiéndolos como sus enemigos, se hicieron altamente dependiente de los flujos monetarios y financieros provistos de estos con lo cual hicieron casas, programas de alimentación, apoyo en educación y salud. Esta corriente de recursos distribuidos a la población sin retorno, mermó considerables sumas que a la postre no impactaron en los sectores más necesitados por la forma de implementación. Los correctivos aplicados en los programas sociales asediados por la corrupción, tienen un atraso considerable en su aplicación y el momento en que la ayuda llega.

Las fuentes de obtención de recursos en mercados internacionales de commodities, entraron en ciclo descendente –ciclos negados por la anti derecha- disminuyendo los ingresos fiscales de los presupuestos nacionales. Esta debacle llegó sin que la dirigencia anti derecha construyera un dinámico y vigoroso aparato productivo transformador, generador de valor agregado nacional y regional. La idea de saldar la deuda social- poner al ciudadano normal a pagar algo que no generó- debilitó la causa política con la que llegaron al poder. Creyeron que la conciencia política se transforma con la materialidad de regalar algo.

La salida del poder de la anti derecha garantiza el desbalance social, económico y político en la región. Programas sociales sin sustentabilidad tienen que ser restructurados; otros eliminados, justificado por la merma de recursos. Se produce igual cantidad de materia prima –caso Venezuela- obteniendo menos ingresos por el valor de intercambio comercial de cada unidad exportada.

Los partidos anti derecha basaron su estrategia en mantener calor en la disputa política/electoral en la seguridad de obtener de sus ‘’enemigos políticos internacionales’’ las divisas indispensables garantizando la hegemonía electoral en el show político nacional. Subestimaron o no estuvo en sus cálculos el modelo independentista de desarrollo industrial tecnológico, asumiendo la autarquía económica y política como salida y perpetuidad en el poder.

La anti derecha nacionales apéndices del poder internacional constituido, da lugar a otros actores en dictar las políticas públicas como poder en Latinoamérica. El reacomodo.