Granma
16-07-16.- El pasado 26 de junio se celebró la Asamblea Nacional Constituyente del Partido Comunista Italiano (PCI) que tiene como objetivo construir el principal Partido de la clase obrera italiana.
El lema del congreso “Un gran futuro como la historia. La nuestra ” – que fue el ‘leit motiv’ de los delegados- delinea la estrecha relación, en ningún sentido nostálgica del nuevo PCI hacia la historia del movimiento comunista.
Con el símbolo de la hoz y el martillo en su bandera, renació el nuevo PCI enrumbado en la solución de las contradicciones del presente teniendo en cuenta la larga historia del PCI, junto con la de todo el movimiento comunista internacional que ha sido una gran fuente de conocimientos fundamentales con un fondo ideológico y cultural, sin el cual se volvería a la edad de piedra del movimiento por la emancipación de los trabajadores de las cadenas de explotación.
Cerca de Bolonia, en San Lazzaro a pocos kilómetros de donde 26 años atrás se anunció el final de la larga historia del viejo PCI inextricablemente ligada a la lucha de la clase obrera italiana, ha vuelto a nacer este 26 de de junio del año 2016 como Partido Comunista Italiano, cuyo Comité Central eligió a Mauro Alboresi su Secretario General.
La conferencia de la Asamblea Constituyente estuvo muy concurrida y activa con la intervención de los delegados; los saludos de varias organizaciones políticas y sociales italianas y de representantes del movimiento comunista internacional.
Las razones de retomar la línea de izquierda política del importante partido político en Italia del siglo XX que fue el PCI son el actual desempleo, la polarización extrema de la riqueza, la reducción de los derechos sociales y laborales y la mortificación de la democracia en los países con el capitalismo avanzado con más y más crueles formas de neocolonialismo impuestas a los países en desarrollo, así como el riesgo de una guerra mundial por el imperialismo euro-atlántico.
Otras de las motivaciones del renacer del PCI responden a que durante las últimas tres décadas la cultura dominante ha tratado de borrar de la conciencia colectiva de las masas trabajadoras la idea de organizarse en favor de sus propios intereses de clase, fuertemente opuestos a los de la gran burguesía, y por consiguiente puedan construir una sociedad modelada de acuerdo con la eliminación de la explotación del hombre por el hombre, la socialización de los beneficios, la protección de los ecosistemas cada vez más amenazados por la lógica del máximo beneficio, el fin de las guerras y la desestabilización del imperialismo depredador.