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23-03-16.- La líder del Partido de los Trabajadores (PT) ha hecho estas declaraciones en el Palacio del Planalto, en un encuentro con juristas críticos con el proceso de juicio político abierto contra la presidenta y con los modos del juez Sérgio Moro, responsable de la Operación Lava Jato.

Así, Rousseff se ha mostrado más dura que de costumbre con los que intentan apartarla del cargo alegando que cometió irregularidades en las cuentas de 2014, las conocidas como «pedaladas fiscales».

Ha recordado que el impeachment se aplica cuando hay un crimen de responsabilidad claramente demostrado y que cuando no es así el impeachment se convierte por sí mismo en un «crimen contra la democracia».

 

Además, ha avisado a sus adversarios de que aunque preferiría no vivir este momento le sobran «energía, disposición y respeto a la democracia» para enfrentarse a las amenazas a la Constitución y a la estabilidad democrática.

En uno de sus discursos más categóricos ha remarcado que lo que está ocurriendo en Brasil es un intento de golpe de Estado y que será necesario movilizar a la sociedad: «No importa si el arma del golpe es un fusil, una venganza o las ganas de algunos de llegar más rápido al poder (…) No caben medias tintas».

Las críticas a la prensa, el juez Moro, la Policía Federal o la Organización de Abogados Brasileños (OAB) han abundado en los discursos de los juristas, siendo uno de los más claros el actual ministro de la Abogacía General de la Unión, José Eduardo Cardozo, responsable de defender los intereses del Gobierno en el proceso de impeachment.

Cardozo ha subrayado que es «repugnante» que se pincharan las conversaciones privadas entre Rousseff y el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, y en este sentido ha informado de que pedirá al Tribunal Supremo Federal (STF) que fije límites claros a los jueces sobre grabaciones telefónicas y derecho a la privacidad.

El acto, al que han acudido varios ministros de Rousseff, ha acabado con gran parte de los presentes coreando una frase que se ha vuelto recurrente en estos días: «La verdad es dura, la red Globo apoyó la dictadura», en referencia al principal grupo de comunicación del país, muy crítico con el Gobierno.