Marcos Ríos Guerra
Lurgo de 12 años y medio de gobiernos kircneristas con 8 de Cristina en el poder político ha quedado en manos de un representante de la alianza conservadora neoliberal liderada por Maurico Macri, actual presidente de la República Argentina. Tras varios años de construcción de su candidatura, finalmente los representantes de la oligarquía erigieron a Mauricio como el gerente de las corporaciones que están gobernando actualmente el país.
Las políticas basadas en un imaginario capitalismo «serio» o «con rostro humano», catalogado de populismo por los sectores de la derecha nacional e internacional fue funcional al único capitalismo imperante e implementado por los centros fianacieros e industriales-militares-comunicaciones desde los Estados Unidos, Reino Unido y el resto del G7, de tal manera que en Argentina, el kirchnerismo fue utilizado por el poder económico para asegurarse el pago de 200.000 millones de dólares en concepto de deuda externa, juicios del CIADI, pago al FMI, indemnización a REPSOL, pago de deuda al Club de París y parte de Fondos Buitre.
Asi, luego de contener a las grandes masas tras la crisis del 2001 conduciendo hacia una salida negociada con la socialdemocracia peronista de Néstor y Cristina, la derecha argentina se hizo con el gobierno en 2015, a pratir de donde comenzará a realizar las reformas que quedaron pendientes en los 90s y que se llevarán a cabo en los próximos 4 u 8 años de presidencia Macri.
Cristina, atribulada por los efectos de una guerra psicológica llevada a cabo por los medios del grupo clarín y asociados, quedo rodeada y a merced de una real amenaza de enjuiciamiento que la llevó a negociar con el candidato del poder dentro del peronismo, Daniel Scioli, quien en este esquema de doble candidatos de derecha no logró los votos necesarios para llevar a cabo las reformas dentro de la coalición kirchnerista,
Habiendo perdido toda conexión con las bases sociales que pretendió empoderar a punta de fomentar el consumo y consumismo, cristina chocó el barco político y navegó a la deriva los últimos dos años de su mandato cometiendo uno tras otro error político que la condujo a no tener un candidato propio, perder la calle, la pantalla de TV y la batalla cultural que condujo a una estrepitosa derrota del proyecto de crecimiento con inclusión social, tal como indicara el BID, en 2007, y que adoptara Cristina como latiguillo de campaña y de gobierno durante varios años.
Luego de pagar serialmente vencimientos de deuda, permitir la fuga de capitales y el drenaje de dólares por parte de las corporaciones extranjeras, implemento un control de cambios (cepo) y aplicó un controvertido impuesto a los salarios de sectores medios que generó masivas críticas de estos sectores que fueron a demás manipulados por los medios y las redes sociales hasta el punto de lanzar a las calles a parte de la población con el discurso de la corrupción, inseguridad y narcotráfico que formaron parte de la campaña de la derecha argentina.
El poder real de las corporaciones de EEU, los medios y «la justicia» quebraron la voluntad del kirchnerismo que entregó el gobierno y el poder político a los dueños de las empresas que en coalición gobernarán el país para favorecer al capitalismo real y contra los intereses de las mayorías populares y trabajadores que se encuentran desilucionados de la defección política de Cristina y sus colaboradores.
¿Dónde está ahora Cristina Kirchner?