José T. Guerra
Otra vez volvió a triunfar la democracia en Venezuela, un país considerado por mucha gente mal informada como una dictadura. De ser dictadura no habría elecciones justas e imparciales como las que se dieron este domingo 6 de diciembre. Después de verificar cuidadosamente la mayoría de los resultados, el Consejo Nacional Electoral (CNE) emitió poco después de la media noche un comunicado dando ganadores por considerable mayoría, 99 a 46, a los candidatos de la oposición para la Asamblea Nacional. Sólo quedaron 22 candidaturas por resolverse. Inmediatamente el Presidente Maduro como buen demócrata reconoció los resultados y los de la oposición, por supuesto, estaban rebosando de júbilo por tan arrolladora victoria.
Era de esperarse que muchos de los candidatos chavistas salieran derrotados. La mayoría de la población ha estado muy molesta con la escasez de los productos básicos, medicinas, repuestos de automóviles y tantos otros artículos de necesidad así como las colas para poder comprar, especialmente en estos dos últimos años. A la mayoría de la gente no le interesa si esto es una guerra económica o un plan trazado por los empresarios o comerciantes, o aun por elementos del exterior, para salir del gobierno de Maduro. Lo que a ellos les importa es poder vivir vidas tranquilas con techo y comida, y poder desenvolverse normalmente en las variadas actividades de la vida, y muchos se preguntan con razón cómo es posible que en un país tan rico como Venezuela se pueda vivir así. Por eso, todos los discursos de los candidatos chavistas sobre los logros de la revolución bolivariana o lo que pensaban hacer en el futuro cayeron mayormente en oídos sordos.
Por un lado me siento tranquilo de que haya ganado la oposición. De haber ganado los chavistas, aun por un estrecho margen, ya estaríamos oyendo de desórdenes y revueltas en distintas partes del país, y los opositores cantando fraude. Seguramente ya había grupos extremistas listos para iniciar acciones similares a las que sucedieron entre febrero y abril de 2014. También el gobierno de Estados Unidos ya estaría expresando su profunda preocupación por Venezuela y descalificando las elecciones venezolanas. En fin, habría una repetición de lo que sucedió muchas veces que la oposición perdió porque lamentablemente son muy malos perdedores. Estoy seguro que no oiremos de revueltas ni guarimbas de parte de los chavistas por haber perdido.
Ahora que se voltearon las cosas, y especialmente si de los 22 candidatos que faltan la mayor parte son de la oposición varios escenarios se pueden dar. Si obtienen una mayoría sólida que pasa de los 110 diputados es muy probable que llamen a un referendo revocatorio del mandato de Maduro, a quien aborrecen con toda el alma. También podrían darle un golpe de estado parlamentario sacándolo de la presidencia al estilo de lo que le hicieron al Presidente Lugo en Paraguay en 2012. Seguramente vamos a ser testigos de mucha tensión y fricción en los próximos meses entre los parlamentarios de la oposición y el gobierno del Presidente Maduro.
Son muchas las cosas que ahora podrá hacer la oposición para acabar con la revolución bolivariana. Les animo a leer el artículo titulado «Cien cambios que impulsará la oposición desde la asamblea» donde el autor enumera con algo de humor e ironía todo lo que los opositores podrían cambiar siendo la mayoría de la Asamblea Nacional. Los que votaron por los candidatos opositores creyendo que ellos traerán el cambio que anhelan se pueden haber equivocado cuando vean los efectos de las leyes que ellos aprobarán. Como dicen, amanecerá y veremos.
Como dije, me siento tranquilo en saber que Venezuela no será incendiada por grupos extremistas y que los sucesos del año pasado no se repetirán. Me alegra saber que los días que seguirán aunque algo tensos serán de calma y paz. Esto es bueno, especialmente ahora que se acercan las fiestas decembrinas. Ojalá que en vista de la victoria de los opositores, los productos de primera necesidad salgan a los mercados y la gente pueda conseguir lo que necesitan para sus hallacas y otras comidas navideñas. Los asambleístas chavistas tendrán que aprender ahora a ser minoría y seguramente tendrán que tener paciencia soportando los insultos y las represalias que sin duda alguna ahora les tocará recibir de manera vengativa de parte de la banda opositora. Veremos cómo se desarrollan los acontecimientos ahora que la torta se volteó para chavistas y oposicionistas pero no hay duda de que la democracia en Venezuela triunfó.