Juan E. Romero J.
Lamentablemente, para quienes estudiamos la política, observar cómo se produce lo que el filósofo argentino-mexicano Enrique Dussel, denomina la «fetichización» del poder, nos resulta indignante. Cuándo se habla de fetichización, se hace para señalar como un objeto o acción se transforma en «lo único» que causa placer. Por eso también habla de la erotización de la política. Para el caso venezolano, se trata de fetichizar el poder por el poder mismo y eso se observa, en la estrategia electoral de la oposición en estas elecciones del 6D.
En primer lugar el tipo de enfoque. El diseño de la oposición, le otorga un lugar esencial al abordaje de la realidad en forma (epistemológicamente hablando) preeminente al tema cuantitativo. La realidad es transformable (y entendible) solo cómo datos. Lo cuantitativo, lo íntimo, es poco menos que descartable. En la práctica eso significa, que un buen encuestador puede «direccionar» el tipo de respuesta que requiere. En segundo lugar, derivado de la primera condición, se trata de alterar el «tipo de elección» que se genera en el país el 6D. Me explico. Las elecciones son regionales, circuitales, no nacionales. No se está votando sí estoy o no de acuerdo con Nicolás Maduro y sus políticas, estoy votando para elegir mi representante en el circuito donde vivo ante la Asamblea. ¿Por qué transformar 167 elecciones en una sola? La respuesta, tiene que ver con la estrategia de manipulación psicológica implementada.
El objetivo, es focalizar todos los problemas (que existen) cómo una responsabilidad exclusiva del Presidente. Es la tesis del «voto castigo». Consiste además en plantear montar en un mismo barco a los candidatos del Gran Polo Patriótico (GPP) y el PSUV, en un efecto portaviones pero al revés (efecto submarino, por el esfuerzo de hundirse). La elección no es nacional, es particular. Es la misma estrategia implementada en 2013, cuando se eligieron los alcaldes y gobernadores. El problema de ello, es que resulta en una acción de la pequeña política, esa derivada de la fetichización. Marcada por las lógicas manipuladoras del denominado marketing electoral.
En tercer lugar, esa hegemonía del enfoque cuantitativo es también relativa. Y digo relativa, pues sí fuera una estrategia seria, indicaría que por la forma del sistema electoral venezolano, necesariamente obtener más votos no signifique obtener más candidatos. La razón, es que en los estados con mayor población, el elegido necesita más votos. Es decir, el representante, representa un mayor número de votantes.
Eso explica por qué cinco (5) estados reúnen la mayor cantidad de votantes (51,76% del total), ellos son Zulia (2.404.004 votantes, 1355 centros), el Distrito Capital (1.638.451 votantes y 891 centros de votación), , Miranda (2.042.415 y 1355), Carabobo (1548239 y 719), Lara (1.251.452 y 1051) y Aragua (1.203.963 y 637 centros). Pero eligen apenas 64 diputados (39% de los nacionales). De eso 15 por listas y 49 por nombre y apellido. Las 18 entidades restantes, que cuentan con 9.412.389 electores (48,26% del total) se eligen 100 diputados. 36 por listas y 64 por nombre y apellido. Eso se traduce en que de darse un escenario, donde la oposición gané los grandes centros urbanos, dónde ha concentrado su accionar, aun así el GPP y el PSUV pueden obtener más electores. Sin embargo, sobre este aspecto cuantitativo no se habla. Es la estrategia del silencio invisibilizante.
En cuarto lugar, tampoco se habla que el histórico electoral (1998-2014) del comportamiento político en nuestro país, muestra que hay tres tipos de circuitos: 1) los que siempre ha ganado el GPP y el PSUV; 2) los que siempre ha ganado la oposición y 3) aquellos donde se han alternado una y otra fuerza. Los primeros, son un total de 38 circuitos, que eligen 46 representantes del total de 167. Los segundos, son apenas 17 circuitos, que eligen 18 diputados. Es decir, siguiendo el histórico electoral el GPP/PSUV parte con seguridad con una base posible de 46 diputados y la oposición con 18. Esa realidad, está asociada además al tipo de candidato, las fuerzas que lo acompañan, entre otros elementos adicionales.
En ese punto, hay diferencias importantes que resaltar y que pueden incidir. El resto son 32 circuitos en donde la competencia será muy dura, pues se eligen 49 diputados. Esos serán los 113 elegidos por nombre y apellidos. Los otros son voto por lista. Es de suponer, también por el histórico de elecciones, que el PSUV obtenga 25 y la MUD 26 en los 51 de la lista. La sumatoria, de análisis del histórico, da entonces que el PSUV puede arrancar con una base de elegidos que estará por el orden de los 71 diputados y la MUD, 44 diputados. En cuanto, a los tres diputados indígenas, es posible se mantenga una relación 2 a 1, a favor del PSUV.
El binomio PSUV/GPP, viene de realizar elecciones internas, en todos los 87 circuitos, inscribiendo una gran cantidad de candidatos, incluyendo jóvenes y mujeres, realizando un gran esfuerzo democrático de participación. La Oposición, sólo realizó elecciones en 33 de los 87, mientras el PSUV/GPP las realizó en todos. El PSUV/GPP presentó 1.162 candidatos para elegir por las bases, la oposición sólo 40. Habla este dato, sí queremos seguir en el fetichismo del enfoque, de una diferencia importante que puede incidir en la movilización. No puede obviarse tampoco, el hecho que esos circuitos o circunscripciones electorales (las 87 señaladas por el CNE), están trazadas sobre los municipios existentes, y del total de 335 municipios del país, el PSUV/GPP obtuvo victorias en 242 y la Oposición, solo en 75. Eso en términos porcentuales (de nuevo números) es un 72,2% a favor del Gobierno. Ese dato, no puede pasar desapercibido.
Por eso, la estrategia comunicativa de la Oposición, es incentivar el descontento, por los problemas derivados del desabastecimiento, el acaparamiento y la especulación monetaria que asfixia la economía venezolana. Generar la inhibición de ese electorado del PSUV que es una verdadera máquina electoral, es el punto focal de la estrategia opositora. De ahí el tipo de propaganda y el uso, en forma poco seria, de encuestas, diciendo que se está ganando, sobredimensionando una realidad para generar el «efecto optimizar el voto», es decir, yo voto por quién creo ganador, para no desperdiciar mi elección. Tal como señala uno de los encuestadores más publicitado, el verdadero objeto de oposición del GPP/PSUV será la situación económica y en eso confía la estrategia de la Oposición.
De todo esto, pueden derivar escenarios. Primero, que la estrategia de movilización de la maquinaria electoral del GPP/PSUV funcioné al máximo, reduciendo al mínimo el voto nulo o en blanco, que lo perjudica a ellos. En este escenario, el GPP/PSUV obtiene una primera mayoría, eso es entre 88 y 93 como máxima, más o menos lo que mantiene hoy. La Oposición obtendría 87 como máximo. Este escenario, conlleva una revisión crítica del funcionamiento en términos de políticas públicas del proyecto bolivariano. En términos geográficos, se traduce en que el GPP/PSUV mantiene su histórico comportamiento dominante en los circuitos que conforman el Distrito Capital, Aragua, Miranda, Carabobo, Vargas y Zulia.
Un segundo escenario, sería de una victoria muy estrecha del GPP/PSUV, sobre la oposición, producto de la efectividad de la estrategia comunicativa del «desencanto» con el Gobierno de Maduro. En esta estrategia es clave, el efecto seguridad de las encuestadoras que manipulan la percepción e insisten en presentar en sus análisis, que la elección, es una «elección nacional» y que el Gobierno tiene rechazo y esté se transporta automáticamente a través de un «voto castigo» contra los candidatos del GPP/PSUV. En este escenario, con participación muy alta (75-80%) el GPP, se impondría pero con un margen muy estrecho de cinco (5) o siete (7) diputados. Se traduce geográficamente hablando, en el comportamiento electoral, que la oposición, producto de la campaña de confusión y descontento, logra inhibir la maquinaria del PSUV y este se movilice, pero no se concrete el voto por los candidatos inscritos. Eso se observaría en un voto en blanco elevado. En términos políticos, está derrota de la oposición, sería una victoria, pues le posibilita el accionar de convocar un referendo político en el 2016, a la mitad del período del Presidente Maduro.
Un tercer escenario, absolutamente catastrófico para el GPP/PSUV, es que se generé una abstención significativa de 30-35%, la oposición logre triunfos casi absolutos en estados claves como Distrito Capital, Zulia, Miranda, Carabobo, Aragua, Lara, Barinas, Falcón y se imponga por poco margen. En este escenario, habría que ver el tema de la convivencia entre Asamblea nacional y Gobierno nacional. Todos estos escenarios, se basan en la aceptación y respeto de resultados. Sin embargo, es preocupante que ya la MUD opositora, señalará que no acepta ningún acuerdo de respeto, ni los sugeridos por el CNE ni por la misión de UNASUR. Para ello han trabajado, haciendo creer que las encuestas nacionales son una radiografía exacta de la realidad y en ello, hay una articulación significativa de medios extranjeros.
Sólo el respeto recíproco, la perspectiva de la convivencia ciudadana, puede alejarnos de escenarios extremos y violentos.