Paola Francia
Este domingo 22 de noviembre, se llevó a cabo en la República Argentina, la Segunda Vuelta de las Elecciones Presidenciales, en donde ganó la derecha neoliberal. Una derrota significativa para la construcción de la Patria Grande, como bloque económico y político.
Se elegía entre dos modelos regionales, no sólo entre dos modelos nacionales, que fue el punto central de ambas propuestas electorales, en donde, quizás, el candidato no nos representaba, y esto es una parte responsable de esa necesidad de autocrítica que ayer a la noche se escuchaba en Plaza de Mayo. Esta derrota debe leerse como un importante llamado de atención a las políticas comunicacionales que ejecutamos, la construcción de Mauricio Macri como candidato, fue casi en su totalidad un proyecto llevado adelante por el monopolio de los medios de comunicación en Argentina.
Ante esto, la real y constante falta de autocrítica, que se oye muy lindo y evolucionado en medio de un intercambio amistoso con otro compañero, pero que llevarlo a la práctica suele ser mucho más complicado, nos ha perjudicado, no sólo en la Argentina sino a nivel regional. Es hora de revisar la gestión, de escuchar sinceramente los llamados de atención que surgen desde nuestras filas, que a veces son tildados de traición por aquellos que hoy le dicen traidor al pueblo sureño.
En primer lugar, el pueblo nunca es traidor, y los que estamos dedicados a la política debemos entender que nosotros nos debemos a él, él no nos debe nada a nosotros. En segundo lugar, el pueblo no es ignorante, inconsciente o fácilmente manipulable, el pueblo vota y elige teniendo en cuenta sus necesidades, y es hora de aceptar que Daniel Scioli, no fue un gobernador con una gestión en la Provincia de Buenos Aires, lo suficientemente efectiva para ser presidenciable.
El alejamiento de Cristina, que el monopolio mediático determinó que era favorable, y que muchos de nuestros compañeros apoyaron, terminó jugándole en contra, ya que era la gestión nacional y el proyecto en marcha lo que debía defenderse, no proponer un “cambio positivo”, porque quien unificó al movimiento fue Néstor Kirchner, y muchos de los que votaron este domingo al Frente para la Victoria, lo hicieron por lealtad a Néstor y Cristina, no a Scioli.
La etapa que se viene en la Argentina es una nueva etapa, el nuevo gobierno de Mauricio Macri estará al mando durante 4 años, con un escenario que presenta una oposición kirchnerista unificada, y con más contraloría social que nunca. La militancia como oposición va a ser puesta a prueba, su unidad será un factor clave para detener la destrucción de todo por lo que se ha luchado. Ser gobierno no es sencillo, Macri se dará cuenta. Ser oposición es más combativo, es hora de ponerse las botas.
Con relación al proceso de construcción de un bloque económico soberano, Argentina elegía entre la Alianza del Pacífico y el Mercosur, que en lo absoluto figura dentro de los discursos electorales, y que son las verdaderas consecuencias que cada una de nuestras acciones políticas tienen en el mundo. Encerrarnos en la patria chica hace que no conozcamos lo que significa la Patria Grande. Esta es la letra chica de todo proyecto político.
Es necesario reflexionar acerca de lo que significará la nueva posición gubernamental argentina sobre temas fundamentales, cuyas consecuencias van más allá de nuestro continente. De igual forma, debemos prestar atención a cómo va a hacer el gobierno de Mauricio Macri para desvincular a Argentina, del marco legal regional e internacional en el que está inscripto hace 10 años.
Agenda internacional de Argentina en marcha. Proyectos y tratados pendientes
BRICS, TPP y la Alianza del Pacífico: costo de migración del marco cooperativo regional al marco de libre comercio interregional.
La posibilidad de ingreso al grupo BRICS, hoy es una posibilidad con menos chances de concretarse. El gobierno de Mauricio Macri no puede impulsar una cooperación comercial y económica con Rusia y China, eso sería un golpe fuerte a su principal inversor, EE.UU. Este posible mercado, el mercado BRICS, se presenta ahora como una posibilidad cerrada para los exportadores argentinos, que estarían perdiendo acceso a la cuarta parte del PBI mundial.
Se le presenta al mismo tiempo una posible entrada al TPP, y en su primera rueda de prensa como futuro presidente, Macri dio la bienvenida a la Alianza del Pacífico, que significaría entrar en conflicto con el Mercosur. Recordemos que el Mercosur de hoy día no es el de antes, y que Néstor Kirchner hizo una muy buena tarea en cuanto a suscripción de tratados y acuerdos con este bloque. La mayor parte de las exportaciones argentinas están inscriptas dentro de la cooperación económica del Mercosur, y entrar en conflicto con este mercado sería reducir los ingresos por exportaciones de forma significativa. Por otro lado, en caso de querer suscribirse dentro del TPP y la Alianza del Pacífico, debemos recordar que ambas iniciativas deben ser aprobadas por el Congreso y que el kirchnerismo sigue gozando del beneficio de primera minoría dentro de este. De igual forma, el TPP aún no está en marcha, y su implementación depende de la aprobación parlamentaria de cada uno de los países que lo conforman, que se prevé tardaría cerca de dos años, en caso de aprobarse. Si Macri pretende migrar desde el Mercado Común del Sur a la Alianza del Pacífico, que es la opción más “inmediata”, deberá depender del comportamiento de sus productos y materias primas dentro de los mercados de Colombia, Chile y EE.UU., que tienen economías internas muy desvaloradas actualmente. Venderle hoy a EE.UU., no es igual que venderle hace 15 años.
Irán y el Estado Islámico
Es un tema complicado el de Irán. Una de las principales matrices del monopolio de comunicación en Argentina es la de Irán, y Mauricio Macri se ha mostrado bastante contundente a la hora de condenar la cooperación entre esta nación y el gobierno kirchnerista, una cooperación cuyo propósito fundamental es el desarrollo de la investigación científica en la Argentina. Darle la espalda a Irán, significaría una detención inmediata de muchos acuerdos de investigación en el país, así como implica posicionarse desde un lado en relación a la situación en el Medio Oriente. Es necesario asumir que es muy probable que el gobierno macrista no solo se desvincule de Irán, sino que se desvincule y se sume a la condena contra el gobierno de Al Assad en Siria y la intervención rusa en el conflicto.
En Argentina ahora habrá un gobierno, antes oposición, cuya posición durante los últimos 10 años ha sido aquella dictaminada por el Departamento de Estado norteamericano, esto no va a cambiar, o es muy poco probable que cambie. Con relación al conflicto en Medio Oriente y a la lucha contra el Estado Islámico, es esperable que Argentina abogue por la salida de Al Assad y se sume al bloque de la OTAN apoyando su iniciativa estratégica. Esto traerá consecuencias a la Argentina. Posicionarse en defensa de los EE.UU. y la OTAN, le costó a Francia la vida de 130 personas el 13 de noviembre, ya que es la OTAN, la constructora y ahora principal enemiga pública del Estado Islámico.
Relaciones regionales: ¿ruptura o consenso?
Las relaciones con Venezuela, Bolivia y Ecuador van a revisarse por completo, y eso influirá de forma importante en la derecha nacional de cada uno de esos países, que ven en Argentina el comodín de un triunfo que necesitaban. Ya Mauricio Macri anunció que piensa invocar la Carta Democrática del Mercosur para suspender a Venezuela, y no ha hecho mención alguna de su interés (inexistente) de fortalecer los vínculos con Bolivia y Ecuador.
Con relación al tema de la Carta Democrática del Mercosur, puede ser que esta amenaza nazca de la desinformación y el descreimiento de la misma derecha de alcanzar el gobierno nacional. Primero, es improcedente, ya que este instrumento establece que el único motivo de intervención es la ruptura del orden constitucional, es decir, golpes de estado o situaciones similares. Venezuela no tiene un gobierno inconstitucional, aunque a la derecha internacional y nacional le cueste aceptarlo después de dos años. Nicolás Maduro Moros es el Presidente de la República, electo a través del voto popular en abril de 2013, con 50.61% de los votos. Macri puede invocarla, pero que unánimemente los países del Mercosur declaren a un gobierno constitucional como inconstitucional, aceptando la suspensión, es un poco menos que imposible. Por otro lado, las elecciones parlamentarias programadas para el 6 de diciembre de este año en Venezuela, son una muestra de la vocación democrática del Gobierno Bolivariano, además de ser el segundo proceso electoral dentro del mandato de Nicolás Maduro. En diciembre de 2013, a menos de un año de la proclamación de Maduro Moros como presidente, se llevaron a cabo las elecciones municipales, en donde la alianza oficialista, Gran Polo Patriótico, ganó en el total de votos con una diferencia de 9.35 puntos porcentuales.
En segundo lugar, no le conviene a Macri juzgar porcentajes de victorias electorales como legítimas o ilegítimas, entendiendo que, hasta el momento, con el 99,1% de los votos escrutados, está ganado con una diferencia menor al 3%, menos de 1 millón de votos en un país de 40 millones de ciudadanos.
Con relación a los acuerdos y tratados de cooperación económica con las naciones antes mencionadas, es de esperarse que estos estén siendo minuciosamente revisados por cada país involucrado, y que las consecuencias se sientan en la economía nacional. Es darle la espalda a un mercado que ya está en marcha, para abrirse a mercados que aun están en construcción. Al mismo tiempo, conciliar, no está a la vista, por lo menos de parte de Macri.
Con el triunfo de la derecha en Argentina, se vienen tiempos difíciles para la unión gubernamental de la región, esperemos que sirva para el fortalecimiento de la unión popular de la misma.
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