«Nada nos sorprende. Son los mismos métodos perversos puestos en práctica desde hace 50 años cuando el presidente (Dwight D.) Eisenhower aprobó el Plan de acciones encubiertas contra Cuba», comenta el documento.
Apoyado en las palabras del presidente cubano, Raúl Castro, quien afirmó que su país no cederá al chantaje, el editorial subraya que los cubanos darán la pelea con sus ideas, en las calles y en todos los escenarios internacionales.
Invocan cínicamente los derechos humanos que han pisoteado y pisotean hoy impunemente en diversas partes del mundo, destaca el documento al tiempo que significa que en su febril campaña contra la nación caribeña Washington utiliza a sus mercenarios a su antojo.
Acusan hipócritamente a la Revolución de la muerte de una persona, preso común al que vistieron de político por obra y gracia de las campañas anticubanas y los cuantiosos recursos y medios que a ella se dedican, afirma.
Lo sacrificaron para servir de punta de lanza en el propósito de denigrar a la nación que más esfuerzos realiza por salvar vidas en el mundo, añade el informe en clara alusión a la muerte en febrero pasado del preso Orlando Zapata Tamayo.
A continuación destaca los esfuerzos de La Habana por brindar atención médica gratuita en varios países del mundo, incluidos los ofrecimientos para atender la población afectada en la ciudad norteamericana de New Orleans cuando el huracán Katrina.
Tras recordar que Cuba ha actuado consecuentemente bajo principios éticos, políticos y morales siguiendo las enseñanzas del líder de la Revolución, Fidel Castro, remarca que el respeto al ser humano ha sido la esencia del sistema y ha sido una de las claves del apoyo popular al proceso.
«Pese a la invariable política de hostilidad y agresión constante del Imperio, (…) la Revolución jamás ha asesinado, torturado o desaparecido a uno solo de sus enemigos», indica.
¿Pueden decir lo mismo los gobiernos de Estados Unidos y de los países europeos que se desgañitan criticando a Cuba y condenándola cual si fueran vírgenes vestales?
¿Qué pueden decir del millón de muertos en Iraq y las decenas de miles de víctimas en Afganistán por las guerras allí ejecutadas? ¿Cómo pueden explicar las cárceles secretas y las torturas para los supuestos terroristas?, se pregunta el editorial.
Lo que les inquieta verdaderamente es la fortaleza moral de la Revolución, su fidelidad a los principios, su creciente prestigio en nuestra región, donde se ha convertido en importante actor de impulso al proceso de integración, apunta.