La sociedad venezolana está preocupada, seriamente preocupada, por los diferentes escenarios que, cotidianamente, se desarrollan en todo el territorio histórico de nuestra Patria. Innecesario describir esos escenarios de conocimiento total y público. Lo importante e impactante son las reacciones sicológicas y, en consecuencias, de diversas opiniones de la más amplia variedad que influirán en las decisiones el domingo 6 de diciembre próximo cuando cada votante se encuentre frente a la máquina de votación a elegir sus preferencias políticas, ideológicas y, también, sicológicas. Será un día que transcenderá no solo en Venezuela sino en todo el continente americano, en toda la geografía americana, alegrando a unos, entristeciendo a otros según sean los resultados, es decir, según sí esos resultados expresarán la continuación del control de la Revolución Bolivariana sobre el Poder Legislativo, bien sí la contrarrevolución, ese sector político de derechas, nacionales e internacionales, logran alcanzar el control de dicho Poder del Estado venezolano. No es cualquier cosa lo que nos depara el futuro en Venezuela.

Estamos observando los procesos electorales que se vienen desarrollando en todo la América como continente del futuro porque América será, ciertamente, el continente del futuro ya que «…Europa está vieja…» como nos lo expresaría alguna amistad china en aquellos lejanos lares; es decir, Europa regresa, paulatinamente, al conservadurismo añejo liberal pero consolidado no solo por el control que los partidos de derechas tienen y mantendrán en elecciones próximas, no solo por los correspondientes triunfos sino por los evidentes apoyos y solidaridades de la social-democracia que se escudará, como siempre, en la paz, la tranquilidad y el progreso capitalista de sus sociedades como así lo veremos y conoceremos en Portugal, en España, en Francia y otros países sin dejar de lado a los países bálticos.

América será el continente del futuro porque Asia en toda su extensión real tanto en su región oriental como en su región meridional tienen graves problemas sociales, económicos, políticos e ideológicos para no mencionar los problemas limítrofes; problemas cuyos gobiernos tienen que atender necesaria e inevitablemente con las objetivas carencias de materias primas sobre la relación directa de la ecuación matemática del equilibrio obligado entre las necesidades sociales y las necesidades de la economía productiva; es decir, la contradicción entre la estructura y la sociedad en el marco de la realidad actual global en la cual se está desarrollando el sistema capitalista en su profunda y para nada despreciable crisis estructural sustentada, fundamentalmente, en el crédito, es decir, en el crecimiento inorgánico.

Es esa la contradicción fundamental sobre la cual está situado el sistema capitalista actual y será la región de Asia y el Pacífico donde «estallará la burbuja» a pesar de todas «las buenas intenciones» que vienen desarrollando en imposición obligada los Estados Unidos de América a «sus socios y aliados» sobre la base del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP) como el discutido y no-transparente Tratado de Libre Comercio (Transatlantic Trade and Investment Partnership, -TTIP-), en desarrollo, para su obligada aceptación, a la Comunidad Europea.

Es evidente que todas las crisis en mesa, actualmente y en desarrollo, inevitables, se podrían solucionar sobre la realidad de objetivar sobre dos (2) escenarios: el primero, la guerra; mientras que el segundo escenario sería que las sociedades globales se empoderen en sus principios morales y éticos fundamentales alcanzando su visualización ante los poderes constituidos actuales enfrentándoseles con los medios con los cuales todas las sociedades se han expresado a lo largo de la Historia de la Humanidad.

Evidentemente, ambas salidas tienen realidades de violencia como sucediera tanto en el proceso de cambios profundos que se desarrollaran inconclusamente durante la Primera Guerra Mundial para ir profundizando sus crisis y alcanzar las realidades políticas e ideológicas que se expresaron durante la Segunda Guerra Mundial. Por cierto, no es fatalismo lo expresado porque es realmente lo que se está discutiendo, seriamente, en los principales centros de pensamiento capitalista a nivel global.

Es de fácil demostración que el continente americano es el futuro de la Humanidad que puede y debe ser ejemplo de equilibrio entre sus sociedades y sus necesidades objetivas más allá de los paradigmas sobre los cuales se sustenta el sistema capitalista americano y su relación global con sólidas incidencias en los países del continente americano.

Es en ese marco que el Comandante Hugo Rafael Chávez Frías propuso, desde el Ejecutivo, políticas sociales sobre la base objetiva y realista del obligado sacrificio de toda la sociedad venezolana. Ello no significa que nos estemos dejando en el tintero a los auto-denominados «chavistas de franela» que se montaron «pícaramente» sobre el «tren de la Revolución Bolivariana» aún y desconociendo las bases fundamentales de la Historia de la Independencia desarrollada por don Simón Bolívar y todo un amplio conjunto de patriotas, hombres y mujeres, que creyeron no solo en la Independencia del espacio geográfico de nuestra Patria sino «caminaron más allá», a la gloria de la Historia, dejando sus realidades personales allende nuestras fronteras históricas sin pedir ni solicitar nada a cambio.

Pero esa objetiva realidad a futuro está presente en dos escenarios a elegir: el actual desarrollo que se le vienen imponiendo a ciertos países del continente americano desde el centro del poder imperial, Washington, cual se sustenta sobre la realidad teórico-práctica de una «nueva neo-Dependencia» según la objetivación del desarrollo del sistema capitalista no solo en lo referido a todo el continente americano sino en la dialéctica del desarrollo de los escenarios internacionales que se irán presentando desde Washington con Berlín, Moscú, Beijing, Tokio en una línea recta geográfica y, a su vez, contradictoria entre si. Es decir, se está desarrollando una alineación y alienación entre Washington con Londres, Berlín y Tokio versus Moscú y Beijing.

Una segunda propuesta se sustenta en los paradigmas que expusiera y tratara de desarrollar en todo su significado el Comandante Chávez Frías en Venezuela pero con la objetivación real de los significados de la geopolítica americana en considerando la realidad de la imperativa presencia e influencia de los Estados Unidos de América para todo el continente americano y en función del propio desarrollo del sistema capitalista globalizado y sus objetivas influencias en la «realidad americana». Es decir, para reiterar la propuesta en concepto de José Vicente Rangel Vale (JVR) referida a la «nueva política Obama». Es decir, según tratamos de comprender la tesis de JVR referida; ella sería la relación dialéctica de la «nueva neo-Dependencia» y la «nueva política Obama».

Ello significa que la «nueva neo-Dependencia» se ha desarrollado en su fase inicial en lo que hemos denominado como la «fase superior del imperialismo» cual se ha expresado internacionalmente en sus orígenes en el año 1900 con la propuesta de Washington de la «Open Door Policy», política económica capitalista en imposición sutil a los centros de poder capitalista de aquellos momentos históricos sobre la base experimental en real praxis de la «Doctrina Monroe» («patio trasero»).

En el marco en referencia, Washington está perfectamente en conocimiento que para poder mantener su poder como imperio, para poder mantener su sistema capitalista tanto en su expresión en desarrollo a nivel nacional («american way of life» modernizado y actualizado), como en su relación indispensable y profundamente coaligada al sistema capitalista mundial globalizado debe y tiene que tener el necesario y suficiente Poder real y objetivo que significan las bases fundamentales sobre las que se sustenta el concepto «imperialismo» y, en las actuales realidades, en la «fase superior del imperialismo», no solo frente a sus «socios y aliados» sino también frente a Moscú y Beijing, en el marco de las lógicas contradicciones en sus contradicciones fundamentales no solo como «potencias mundiales inevitables» sino en función de los desarrollos paradigmáticos de sus sistemas nacionales socio-económicos actualmente en pleno desarrollo. Es decir, para una claridad en teoría. Sería el desarrollo de los aparatos productivos y las leyes nacionales en ambos campos referidos («socios y aliados» versus Moscú y Beijing) como procesos socio-políticos e ideológicos en la realidad de la decadencia del sistema capitalista global.

Ello, es decir, lo inmediato anterior, nos lleva, obligatoriamente, a tener que aceptar la realidad de los desarrollos de las relaciones de Washington con el resto de los países del continente americano independientemente sean ellas, esas relaciones, de cooperación, sean las de tratar de alcanzar el desplazamiento de gobiernos de carácter social y de desarrollo económico en el marco de la distribución horizontal a ser sustituidos por «gobiernos amigos» como lo venimos conociendo en las actuales realidades que se vienen presentando a «lo largo y ancho» del «continente americano».

Ante ese escenario la realidad obliga a resaltar y comunicar el real significado del «pensamiento en propuestas de Chávez Frías» en todo su significado real y extensión objetiva. Por ejemplo, podemos mencionar la frase de continua referencia por parte de Chávez Frías cuando se refería a que la «…Revolución Bolivariana es pacífica pero armada…». El análisis en conocimiento de ese concepto político e ideológico es fundamental para comprender el propio desarrollo de la Revolución Bolivariana. Un otro paradigma es el concepto significativo de «la comuna» como base social, económica y militar cual se sustenta en bases teóricas revolucionarias ubicadas en las antípodas como base suprema fundamental de la «guerra prolongada». Debemos por claridad precisar que el significado del concepto «guerra prolongada» no se refiere, únicamente, a la «guerra como realidad» sino, por ejemplo, la actual «guerra económica» frente a la cual se está enfrentando «con cojones», Nicolás Maduro Moros. Es decir, sobre la realidad de ambos ejemplos es que nos precisamos que «somos chavistas».