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4 de octubre 2015.- El hospital fue bombardeado por una tropa estadounidense, el mismo pertenecía a la organización Médicos Sin Fronteras (MSF), la única de su tipo en la región del noreste de Afganistán, la cual ofrecía principalmente cuidados en traumatología.

El secretario de Defensa estadounidense, Ashton Carter se comprometió a investigar el ataque aéreo contra un hospital en Kunduz, Afganistán, donde murieron al menos 20 personas y otras 34 resultaron heridas. En el centro hospitalario hacían vida al menos 105 pacientes y 80 miembros del personal, afganos y extranjeros, al momento del bombardeo.

 

Por su parte, el vocero de las tropas estadounidenses en Afganistán, coronel Brian Tribus, admitió la autoría del bombardeo por parte de sus fuerzas, el cual, indicó, pudo «haber producido daño colateral a una instalación médica cercana», aunque no entró en detalles.

El alto comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Zeid Ra’ad Zeid Ra’ad Al Hussein, señaló que el bombardeo contra una instalación médica «no tiene excusa» alguna y es posiblemente una acción criminal. Por lo cual pidió una completa y transparente investigación del hecho, y además afirmó que si se «considera que debe ir a una corte de justicia, un bombardeo a un hospital puede ser considerado como crimen de guerra».

La ONG Médicos Sin Fronteras dijo que el ataque a su hospital continuó durante 30 minutos después de que los funcionarios estadounidenses y afganos hubieran sido informados de que lo que estaban bombardeando era un centro médico.