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La mentira fundamental de la economía política es hacernos elegir entre sus opciones neoliberalismo o keinesianismo cuando ambas alternativas tienen fecha de caducidad.
 

Ahora sufrimos la consecuencia de un tifón neoliberal que se está tragando a la riqueza mundial. Las consecuencias del contagio de la desaceleración crisis económica global producida por la depredación económica y ambiental no se han dejado esperar. Si hace un mes se hundía la bolsa China, como era previsible, ahora le tocaba a la producción industrial.

Los siguientes serán sin duda los países extractivistas de sudamérica y sudeste asiático.

El Desarrollo Sostenible es un crecimiento imposible, porque ni la industria, sociedad o políticas están preparados para no aprovecharse de los recursos. De hecho los países en vías de desarrollo lo hacen hacia un modelo industrial y finanzarizado. Solo sirve para hacer propaganda con el adjetivo verde o ecológico.

Durante décadas China ha apostado por el modelo industrial clásico, produciendo 200 millones de desplazados a las fábricas, eriales y ciénagas, destrozando su tejido social, rural y natural, con lo que la vuelta atrás se hace poco más que imposible. Otro país destruido.

Entendemos vuestra jerga. Parece que la «nueva economía» solo tiene como resultado la acumulación y no la redistribución, por lo que no existe la reinversión, solo las absorciones corporativas, lo cual tiende a reducir el volumen de negocios. La paralización de la economía. En el absurdo imaginario de los charlatanes mediáticos que únicamente funciona en la pizarra solo caben dos posibles soluciones:
 

– Se continua con la «nueva economía» el neoliberalismo de la desresgulación y dinero gratis, por su lógica acumulativa se reducirá el número de corporaciones y viviremos en un mundo monopolizado en nuestro guetos a expensas de que sigan estallando las burbujas y escándalos como si de un tazón de palomitas en el microondas se tratase. Va ha tener que cambiar si o si en cuanto supere sus humbrales de tolerancia y estrés. Segururamente lo hará a la segunda opción.

– Se vuelve a la «vieja economía», fórmulas liberales y keynesianas. Subiendo por ejemplo los tipos de interés, se produciría una reconfiguración mundial de los balances, lo cual seguramente también nos llevaría por lógica acumulativa al auge de los monopolios, frenaría las burbujas estabilizando algo la economía pero también la inversión. Puede mantenerse un tiempo hasta que se llegue a la capacidad de carga y a pesar de todas las medidas los recursos no renovables escaseen. Llegará inexorable el famoso fin de los mercados. Y tendrá que cambiar.

Entonces acabará la globalización. Se aplicarán medidas arancelarias, regulatorias y punitivas con el fin de aislar a las zonas degradadas. Éstas serán las primeras en padecer hasta que las zonas menos degradadas se desgasten.

Queda claro que la decisión no es del pueblo. Nuestra única decisión es al hacer la compra en el supermercado o al elegir el canal de televisión.

Entendemos su jerga, hace años que el FMI o el BCE no hacen una previsión correcta. Poco nos importan sus políticas caducas, que la Fed suba medio punto o diez los intereses o que en China no se consuma: están acabando con la tierra. Nos estamos quedando todos sin nada!!! Sin ríos, acuíferos, bosques o caladeros. Los hoteles inundan la costa. Cemento por todos lados. Después de eso no hay nada. Por eso ninguna de las pueriles propuestas económicas son viables. Son falsas, mentiras, falacias, humo. No ha habido un solo modelo económico que pusiera en valor sus recursos naturales por encima de los intereses industriales.

Echamos la vista atrás y pensamos en qué se ha hecho mal. Revisamos la doctrina económica. Ahora nos replanteamos el decrecimiento y a nadie le gusta. No es cuestión de gustos, si no de alternativas correctas o incorrectas. Y si se sigue escogiendo la incorrecta como hacen todos esos imbéciles con corbata ya sabemos cómo vamos a acabar. Nosotros hace tiempo que escogimos las opciones libertarias.

La economía es solo una pieza del puzzle, alrededor hay todo un teatro de mentiras e intereses. El interés mueve el mundo. El cambio ha de ser completo, y sobre todo ideológico para que sea duradero. Tal vez para nuestros padres sea demasiado tarde, pero no para nosotros, aunque sí para nuestros hijos.

A todos aquellos que les guste votar, se traguen todo tipo de patrañas y estén conformes con lo que está pasando enhorabuena, todos los que sobrevivan lo harán en desiertos. Pensadlo dos veces.

A los que comprenden el alcance de la lucha y la magnitud de problema solo pedir que os organicéis y luchéis por vosotros, estamos solos en esta guerra declarada. Cada pueblo, cada barrio, cada calle cuenta.