Marcos Cittadini

ElArgentino.com

 

 

 

“Estamos en guerra con el Gobierno y nosotros somos soldados”, fue la frase que disparó Ricardo Kirschbaum, editor general de Clarín, a los jefes del diario. Una síntesis del sentimiento que reina en la cúpula del Grupo.

 

Los perros de la guerra

 

Nuevo cambio de táctica: a lo largo de la última semana los directivos del Grupo Clarín volvieron a elegir a la inseguridad para golpear al Gobierno, luego de apostar a la deficiente oposición parlamentaria y tras agotar editorialmente el tema inflación. Miradas al sur obtuvo detalles de la maniobra para instalar el miedo en la opinión pública y la disciplina en la tropa del multimedios. Los primeros en recibir la nueva orden fueron los especialistas de policiales de TN: “Hay que salir a la calle a cubrir todo, incluso los ajustes de cuentas”.

 

Hasta hace poco la crónica criminal había sido reemplazada y hasta sepultada por las horas destinadas a las desventuras del rejunte opositor en el Congreso. Y la gota que rebalsó el vaso fue la paliza intelectual e ideológica que el ministro de Economía, Amado Boudou, le dio a Gerardo Morales en su visita al Senado; todo televisado en vivo por la impotente pantalla del canal de cable.
Luego de una reunión de Carlos D´Elía, gerente de Noticias del Trece, con los jefes informativos, se desarrolló la siempre eficaz estrategia. El éxito de las notas sobre los dos fusilados en una salidera de un banco el lunes había recordado la pauta de cómo provocar impacto.
Un productor de experiencia consultado por Miradas al sur explicó la lógica de la decisión: “los policiales tienen un doble beneficio: le pegan al Gobierno y generan mucho rating”.
Al mismo tiempo una directiva idéntica se impartía en la sección Sociedad, el corazón mismo de la redacción de Clarín. Sucedió después de que el fin de semana pasado en un importante encuentro con editores convocado por los jefes Ricardo Kirschbaum y Julio Blanck se explicitó lo que ya todos saben: “El diario está en una guerra contra el Gobierno, nosotros somos soldados y tenemos que ir para adelante”. Sólo un par de colegas se atrevieron a aclarar que ésta –la que plantea Clarín– no es su guerra.
La historia se repite como farsa. Rápidos y certeros, los móviles de Artear salieron a barrer el conurbano en busca de violencia y lo hicieron con dos historias como columna vertebral. La del ahora dudoso intento de robo a Nicole Neumann y el asesinato de un policía de la bonaerense en González Catán, Marcelino Monzón. No es la primera vez que se despliega un operativo como éste. Hubo otro idéntico en febrero de 2009 cuando, a la aplastante cobertura de la muerte del teniente Aldo Garrido en San Isidro, se le sumó una campaña de declaraciones de los personajes más famosos de la Argentina con el liderazgo de Susana Giménez. La frase “Terminen con los derechos humanos y esas estupideces. El que mata tiene que morir”,  todavía provoca escalofríos.
La bella Nicole asumió el reemplazo de la diva y dijo que pensaba en irse del país porque “aquí no se puede vivir”. Después se vio envuelta en una polémica que puso muchas dudas a su versión y se parece a un papelón. Los organizadores del desfile al que faltó la acusaron de mentir. El dato de un contrato firmado por el que la modelo debe pagar ocho mil pesos en caso de incumplir con el evento es difícil de obviar.

La guerra en casa. A pesar de esto, a esa altura todas las huestes informativas del grupo estaban lanzadas. Los productores fueron instados a reflotar como “último momento” actualizaciones de crímenes sucedidos hace más de quince días. En la noche del jueves, Sergio Lapegüe sentenció que “hay que hablar de estos temas para que la gente pueda caminar con absoluta libertad por las calles”. No contento con esto y presagiando la batalla que vendría al otro día, una nueva frase cerró el contacto desde el velorio del efectivo de la bonaerense: “Es una deuda pendiente la que hay con el tema de los robos y los asesinatos. Ya no les alcanza con robar…tienen que matar”.
El viernes por la mañana, la cobertura tuvo ritmo de combate. Un móvil transmitía en vivo cada detalle del velatorio de Monzón, otro explicaba las alternativas del pretendido ataque a la modelo y un tercero cubría el crimen pasional de un chico de 15 años en Glew. Mientras tanto Marcelo Bonelli entrevistaba en Canal 13  a la madre de una adolescente golpeada por sus compañeras en Berazategui y aseguraba que “estos hechos ocurren cada vez más a menudo”. Como remate, Chiche Gelblung dedicó la apertura de su programa en Radio Mitre a todos los casos policiales con la sentencia “el sistema jurídico argentino está a favor de los chorros.”
En este sentido, el Mitre Informa Primero de las 10 fue contundente. Conviene detenerse en sus títulos porque van más allá de las directivas impartidas en diciembre desde la Gerencia de Contenidos Periodísticos, a cargo de Jorge Porta. En aquella oportunidad la orden fue que las dos primeras noticias de los boletines tenían que ser contra el Gobierno de Cristina Kirchner. En el boletín mencionado todos los encabezados se referían a la inseguridad. De hecho, primero fue “Inseguridad sin límites” y relataba el traslado de los restos del agente al cementerio. El segundo, el caso de Glew. En el tercero el locutor anunciaba “más inseguridad” en referencia a un hurto sufrido por Betty Elizalde. Terminaron con  “Asaltaron un country en Pilar”. Todo eso en dos minutos y medio asfixiantes.

Memorias del subsuelo. La hipótesis del rating puede explicar sólo una parte de la decisión de avanzar sobre las historias delictivas. Las transmisiones de los debates en la Cámara alta alrededor de las nuevas comisiones y los decretos de necesidad y urgencia generaron muy poca audiencia y sin embargo tuvieron enorme difusión. Por otro lado, un coordinador recuerda una anécdota que sirve para graficar el uso político de la difusión (o no) de ciertos hechos. Un día del año 2003, luego de que el entonces presidente Eduardo Duhalde favoreciera la licuación de deuda del Grupo a partir de su pesificación, a un productor se le ocurrió que siete atracos en el microcentro en cuatro horas podía considerarse una “ola de inseguridad” y tituló en consecuencia. En ese momento, los policiales generaban tanto rating como ahora. Sin embargo, a los pocos minutos recibió un llamado de Ricardo Pipino, gerente General de TN en aquel momento, pidiéndole que cambie el título. Obediente como todos los que quieren sobrevivir en el grupo, hizo caso y cambió el texto: “Siete robos en Microcentro”. Con un segundo llamado, sin dar explicaciones, Pipino eliminó la noticia de la tira que se difunde cada media hora.
Eran otros tiempos y los colegas del Grupo entienden eso. Sobre todo los que escucharon –en medio de la disputa por la Ley de Servicios Audiovisuales– a una de las más importantes conductoras de canal 13 gritar en el pasillo principal del noticiero “La única solución con estos es voltearlos”. Una forma de disciplinar a la tropa para que todo el mundo entienda cuál es la causa común.