Memo Fernández
Con todo lo que está sucediendo en la conducta política de las izquierdas en el poder, en los países latinoamericanos, pareciera que el antiguo anhelo comunista de la revolución democrática burguesa, ha retornado. Miremos los acontecimientos:
Después que pase el impacto político (la fiesta) de las relaciones del “buen vecino” de Estados Unidos con Cuba, las cosas irán agarrando el matiz verdadero: dividir Latinoamérica, sabotear la construcción del canal transoceánico de Nicaragua, profundizar el contrabando de gasolina de Venezuela hacia terceros (comprar barato y vender caro), mantener Guantánamo y el bloqueo a las economías que no cedan a las relaciones bilaterales de libre comercio entre Estados Unidos y los países, considerados individualmente.
Está política de dominación no solamente le abre el ingreso a las transnacionales sino también refuerza y estabiliza la presencia de las fuerzas armadas en la geografía latinoamericana, a los ejércitos de evangelización y a los promotores de la cultura imperialista.
Para que esta política sea efectiva el imperialismo necesita convertir los movimientos revolucionarios radicales en movimientos reformistas sostenedores del sistema. Para ello, las izquierdas están realizando muy bien ese trabajo. Que Kennedy dejó pendiente.
Pues, como puede apreciarse sin equivocaciones, tanto Cuba hoy, como Venezuela, El Salvador, Uruguay, Ecuador y Brasil han establecido como único modelo de gobierno, el viejo anhelo comunista de la revolución democrática burguesa donde la lucha de clases se reduce a una controversia pacífica y el gobierno se ejerce en una estrecha relación con la burguesía “progresista”.
Esta visión política está produciendo cambios retrógrados en la revolución latinoamericana o talvez, “ajustes realistas” al momento que atraviesa el mundo.
Pero, lo que se ve en perspectiva es que el imperialismo norteamericano está aprovechando que las izquierdas en el poder, le han servido en bandeja de plata la oportunidad de ejercer la política del “buen vecino”.
Si las experiencias de Libia, Siria, Irak y Egipto no bastaran para comprender desde el poder, que mantener los objetivos socialistas es aherrojarse a una ética radical del sacrificio y la inmolación por los demás, que ha perdido popularidad tan así como lo ha ganado el pragmatismo ético del bien vivir, sin poner en peligro a los demás pero vivir a costillas de los demás.
Ya van a aparecer, los visados, los precios de las vacunas y del mantenimiento de médicos en los países pobres. La solidaridad convertida en mercancía…,etc.
Parece que estamos de nuevo ante un cinismo moral que se confunde con el amor al prójimo: “Cuba sí. Yankis también”.
“Es que no es lo mismo ser el torero que estar viendo el sacrificio taurino”…Este es otro de los relativismo éticos que apestan la atmósfera espiritual mundial cuya marea llega hoy a los corazones de los latinoamericanos.
Las fallas tectónicas de la geografía política revolucionaria latinoamericana, están dando espacios de maniobras muy marcados a los imperialistas norteamericanos, que lo lamentaran en el futuro los pueblos.
Los imperialistas no duermen en su maldad, las fábulas del sapo son ya infantilismos desfasados: los dioses barren después del carnaval y sapo dormido, es lanzado desde las alturas.
Sin embargo, hay hombres y mujeres que piensan diferente… ¿Dónde están?
Ahí viene Diógenes, buscándolos con su lámpara a plena luz del día.