César Prieto Oberto[1]
ExxonMobil
Todos sabemos que la Exxon, conocida desde 1999 como ExxonMobil, es la Corporación Petrolera estadounidense más grande, poderosa, antigua y conspiradora del mundo. ¿De dónde proviene su denominación? Hagamos un poco de historia. Tal como lo refiere Daniel Yergin en “La historia del petróleo” (1992): “Un día de febrero de 1865 en Cleveland, Ohio, los dos socios de una refinería recién instalada –muy reciente era el negocio petrolero- habían entablado una de sus habituales disputas crónicas acerca del ritmo de expansión. Maurice Clark era uno de los socios, el otro, John D. Rockefeller; el primero amenazó con disolver la sociedad, el segundo aceptó, por lo que resolvieron hacer una subasta privada entre ellos. La subasta se inició con quinientos dólares, oferta que subió rápidamente hasta que Clark ofreció setenta y dos mil dólares; Rockefeller ganó la disputa pagando a su ex socio quinientos dólares más. Se despidieron con un apretón de manos que señaló el comienzo del sector petrolífero moderno, que trajo orden al caos que para entonces vivía la incontrolada prosperidad de Pensilvania”.
A ese supuesto orden John D. le puso nombre: Standard Oil, que, a medida que adquiría un dominio total sobre el comercio petrolero, se convirtió en una compleja empresa mundial que comenzó a funcionar, y así continuó por siempre, de acuerdo con los más despiadados métodos y la codicia desenfrenada del capitalismo de finales del siglo XIX, aunque también abrió una nueva era: la de convertirse en una de las primeras y mayores corporaciones multinacionales.
Esso es la misma Exxon, una denominación que se le dio en varios lugares a la Standard Oil, de la que tomó el nombre al utilizar la versión fonética en inglés de las iniciales S. O. (ES O). En 1911 al dividirse esta empresa, la marca fue objeto de un litigio, que ganó la Standard Oil of New Jersey. En 1973, Esso se integró dentro de la corporación Exxon. Actualmente es una conocida marca de combustibles y lubricantes y nombre de cadenas de estaciones de servicio, que pertenece a ExxonMobil Corporation, cuyas filiales en el mundo se siguen denominando Esso, a excepción de EE.UU donde se privilegia la marca Exxon.
El 30 de noviembre de 1999, Exxon y Mobil se unen para formar Exxon Mobil Corporation. «Esta fusión mejorará nuestra capacidad de ser un competidor global efectivo en una economía mundial volátil y en una industria que es cada vez más competitiva», dijeron el presidente y directores ejecutivos de Exxon y Mobil, respectivamente.
El reconocido economista venezolano Mendoza Potellá señala que Exxon Mobil es un poderosísimo instrumento de la geopolítica norteamericana. «Esta empresa ha sido la más piratesca y la más bandida de todas las trasnacionales desde 1910 hasta la actualidad, y ha participado en las acciones de desarrollo geopolítico que ha implantado Estados Unidos, como por ejemplo, en la división en los países de Medio Oriente. La Exxon Mobil ha participado y participa en la política de seguridad energética de Estados Unidos. No es cualquier compañía, ya que, además de ser un “lobbista” de privilegio en la Casa Blanca y el Departamento de Estado, tiene un vínculo estratégico con el Gobierno norteamericano».
CMP sostiene que esta estrategia petrolera norteamericana, desarrollada desde 1970 y que se basa en la necesidad de mantener el control de los recursos petroleros en todas partes del mundo, tiene un específico objetivo en Venezuela.
«No es cuestión gratuita que Venezuela tiene la quinta parte de los recursos petroleros en el mundo, y la principal reserva de crudo del planeta. Por eso, no es nada curioso que Estados Unidos tenga su vista puesta en qué va a pasar con esos recurso en un futuro mediato», expresa CMP en entrevista concedida a un diario de circulación nacional.
El analista petrolero manifestó que el gobierno norteamericano, junto con la Exxon Mobil, «se encuentra preparándose para ejercer el control de cualquier recurso que rodee a Venezuela, para limitar sus posibilidades de desarrollo», y «adicionalmente estimula un conflicto (territorial) que está vivo».
Recordó que en un intento por tratar de debilitar los lazos de unión y cooperación fortalecidos entre el Caribe y América Latina, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, sostuvo en marzo pasado (2015) un encuentro con representantes de las islas del Caribe, en el cual aludió a supuestas crisis de Petrocaribe, un mecanismo de cooperación promovido por Caracas, y a un colapso institucional en Venezuela.
«Biden dijo que Venezuela estaba extorsionando con Petrocaribe y que este mecanismo no iba a ser necesario, porque Estados Unidos les garantizaría el suministro a los países de la región con petróleo de México, de Canadá y de ellos mismos. Incluso también con el de Venezuela, cuando lo tuvieran a su disposición», expuso CMP.
Posteriormente, el 09 de abril, durante una visita a Jamaica en vísperas de la VII Cumbre de las Américas que se efectuó en Panamá entre el 10 y 11 de abril, el presidente estadounidense, Barack Obama, propuso a los dirigentes de la Comunidad del Caribe (Caricom) la alternativa de «desarrollo de energía limpia» y el establecimiento de un grupo de trabajo de seguridad energética para reducir la demanda los países caribeños del petróleo suministrado por Venezuela a través de Petrocaribe. Para ello, el imperio estadounidense ofreció 20 millones de dólares.
El Esequibo Venezuela
Con respecto al territorio en reclamación, se reclama la validez de los títulos históricos esgrimidos por el Estado venezolano, que incluyen las relaciones geográficas de diversos adelantados y conquistadores españoles, entre las que resaltan las de Alonso de Ojeda, Juan de la Cosa y Américo Vespucio de 1499, la de Diego de Lope en 1499-1500, Vicente Yáñez Pinzón en 1500 y Alonso Vélez de Mendoza en 1500. Todos ellos, documentos que denotan los derechos históricos que tenemos sobre el territorio en disputa. Ni Gran Bretaña, ni Holanda y menos aún, la República Cooperativa de Guyana, poseen títulos tan antiguos como nosotros.
Los venezolanos reiteramos el hecho que las decisiones tomadas por los jueces miembros del Tratado de Arbitramiento de 1897, que emitió su decisión en el denominado Laudo de París de 1899, son nulas e írritas en razón de comprender una manifestación de exceso de poder (Ultra Petita) al decretar la libre navegación sobre los ríos Amacuro y Barima; por presentar mapas adulterados que favorecían los intereses británicos; la inexistencia de una motivación sobre la decisión legal; por la imposición de la línea fronteriza por parte de los jueces británicos sobre el presidente y los demás miembros del tribunal; por el hecho que la decisión fue el resultado de un arreglo geopolítico de intereses que perjudicó los títulos históricos de Venezuela y finalmente, por la violación del principio de buena fe que todo proceso legal debe contener y que quedó manifestado en el accionar inescrupuloso de Gran Bretaña.
En razón de lo anterior, exaltamos la importancia del Acuerdo de Ginebra, firmado en 1966 por Gran Bretaña y Venezuela, así como por quienes serían representantes de la República Cooperativa de Guyana, para la resolución pacífica de la controversia territorial, que nos afecta al despojarnos de casi 160.000 Km2. El mencionado Acuerdo, reconoce explícitamente la existencia de desavenencias sobre lo establecido en el Laudo de 1899 y abre las puertas a la búsqueda de una salida negociada al diferendo.
[1] Economista-Miembro de N° de la Academia de Ccias. Económicas del Estado Zulia.