JEAN-GUY ALLARD,


Los números asustan, parece increíble: 65 000 dólares para operarse el apéndice, 41 200 dólares por curarse una neumonía,  2 150 dólares por unas pruebas de sangre. Si no se muere de su enfermedad, el norteamericano medio desprovisto de un (costoso) plan de seguro, corre alto riesgo de fallecer al ver la cuenta del hospital.

Lo demuestra una investigación  del reportero Bob Lamendola del diario Sun Sentinel de Fort Lauderdale, en la Florida, donde revela las escandalosas diferencias que marcan la altísima tarificación de los servicios hospitalarios en el país del llamado Sueño Americano.

¨¿Tiene que operarse el apéndice? Vaya al JFK Medical Center en Atlantis, Florida, donde la factura promedio es 65 500 dólares. Aunque en el West Boca Medical Center es de unos 27 500 dólares. ¿Tiene neumonía? Recupérese en el Florida Medical Center en Lauderdale Lakes, y le pasarán una factura de 41200 dólares. Pero en la Cleveland Clinic en Weston es de sólo 15 325 dólares, escribe Lamendola al comparar los precios en el mercado de la medicina comercializada.

¨Estas enormes diferencias de precios son la realidad de la atención médica. Es un negocio donde casi ningún tratamiento tiene un precio establecido y en el que a los pacientes casi nunca se les cobra la misma cantidad por el mismo procedimiento¨, constata.

En este mercado donde la salud se compra como si fuera un refrigerador o un automóvil,  la revisión de los “precios promedio de cuatro problemas médicos comunes” (sic)  realizada por el Sun Sentinel “muestra que algunas instituciones cobran el doble o más que otras”.

“En general, los hospitales propiedad de corporaciones cobran mucho más que las instalaciones públicas o sin fines de lucro”, precisa el diario.

«Uno no sabe cuánto va a costar el servicio en el hospital hasta que le pasan la cuenta», dijo al diario Bruce Rueben, director general de la Asociación de Hospitales de la Florida.

El reportero cita el caso de un gerente de construcción desempleado a quien “hace un año, un dolor en el vientre lo hizo ir a la sala de emergencias del University Hospital and Medical Center en Tamarac”.
Al ocurrir este incidente, “se consideró afortunado de regresar a casa en sólo tres horas”. Pero luego perdió la sonrisa cuando le “llegó la cuenta:  18 500 dólares que incluían 12 000 dólares por dos tomografías, 2 150 dólares por pruebas de sangre y 130 dólares por unas gasas”.   
Su asegurador sólo cubrió “unos pocos cientos de dólares”, descubrió la víctima de este sistema donde la salud es un producto más, que  posteriormente descubrió “que otros hospitales le hubieran cobrado “solo” 11 000 dólares».