Manuel Kellner
Viento Sur

 

No es fácil tener datos precisos sobre la riqueza de los ricos. Los multimillonarios y las multimillonarias tienen como primera virtud una discreción ejemplar. Para saber más de lo que se podría suponer, necesitamos la ciencia, y así hacer hipótesis y aproximaciones. Según el World Wealth Report habría en Alemania un millón de millonarios con una fortuna que sumaría 2,7 billones de euros. Se creía hasta ahora que el 0,1% de las familias más ricas poseía el 5% del conjunto de las riquezas alemanas, pero de hecho parecen poseer más bien entre el 14% y el 16%. Asímismo se creía que el 1% de las familias más ricas poseían el 18% de las riquezas alemanas, pero de hecho parecen poseer el 31%. Y el 10% de las familias más ricas poseerían entre el 63% y el 71% de las riquezas de Alemania.

De los 2,7 billones de euros citados, el 8% de los herederos tendrá el 40%, mientras que la mitad de la población no tendrá nada o tendrá menos que nada: deudas. Desde hace decenios, la política establecida no hace nada por frenar las desigualdades. Muy al contrario. No hay ya impuestos sobre las fortunas, y respecto a los impuestos sobre las rentas más altas (“Spitzensteuersatz”), con el 45% (sin el “Solidaritätszuschlag” introducido inicialmente para subvencionar el desarrollo económico de los nuevos Länder de la ex RDA, con él se llega aproximadamente al 47,5%) se recauda bastante menos hoy que bajo los gobiernos conservadores-liberales de Helmut Kohl, por ejemplo, en 1983 era el 56%. Se añade a esto toda una serie de regalos fiscales a los ricos y a las grandes empresas así como una gama increíble de recursos para “aliviar” sus deberes fiscales como millonarios o como grandes empresas.

La realidad social complementaria de la riqueza, es la pobreza. Pues aunque la economía alemana parezca ser una isla de prosperidad en comparación con muchos otros países de la UE, hay cada vez más pobres en Alemania, y su situación empeora. En el año 2025, según las proyecciones, 1,5 millones de pensionistas deberán recibir ayudas sociales, pues sus pensiones no bastarán para sobrevivir.

En febrero de 2015, el Paritätischer Wohlfahrtsverband (central de las asociaciones de ayuda social) ha publicado un informe titulado “Die zerklüftete Republik” (La república agrietada) que asume y completa los diagnósticos de otros informes semejantes (www.der-paritaetische.de/armutsbericht/service-download). Este informe confirma que la pobreza aumenta constantemente en Alemania, y que las primeras víctimas de esta tendencia profunda son las personas sin empleo, las familias monoparentales, las mujeres y los niños, los inmigrantes y los asalariados de rentas más bajas.

Además del crecimiento de la desigualdad global, este informe sobre la base de las cifras de 2006 a 2013 demuestra igualmente una tendencia ascendente a la desigualdad regional de la pobreza: en 2006, la diferencia máxima del grado de pobreza entre los diferentes Länder se situaba aún en el 17,8% y en 2013 era ya el 24,8%. Además, el desarrollo de la pobreza se ha desconectado del desarrollo de las riquezas en general y también de la tasa de paro. De 2006 a 2013, el PIB ha subido constantemente 413 000 millones de euros por año (salvo en el año de crisis 2009) para llegar a 2,81 billones de euros. Al mismo tiempo, la tasa de paro oficial ha bajado de 10,8% al 6,9% (un 36,1% menos). Pero durante el mismo período, los pobres han pasado de ser el 14% al 15,5% de la población (han aumentado un 10,7%), con una tendencia a la aceleración desde 2010.

Según el informe, esto traduce una clara tendencia a más desigualdad en la distribución de las rentas y de las riquezas y el ascenso espectacular del trabajo precario como consecuencia de las “reformas” Harz IV creando una capa cada vez mayor de “working poor” (trabajadores pobres), como dicen los anglosajones. Además, la política oficial ha reducido sistemáticamente los medios financieros para la creación de empleos y ha contribuido así a mantener a las personas que cobran los mínimos sociales (según SGBII, Hartz IV) en su situación de imposibilidad de acceder al mercado de trabajo. Es, aún más según este informe, no tanto el desarrollo económico en sí mismo como la política neoliberal y la disciplina presupuestaria de hierro impuesta por ella, la que explica el ascenso de la pobreza en Alemania.

El informe contiene también reivindicaciones para mejorar la situación. Como reivindicación estrella se encuentra la demanda de instalar un salario mínimo mucho más alto que los 8,5 euros por hora más o menos en vigor, pues los 8,5 euros son muy insuficientes para proteger contra la pobreza a los asalariados afectados, por no hablar de los pensionistas alimentados sobre la base de un salario mínimo tan bajo. Pero el informe dice poco o nada concreto sobre las reivindicaciones necesarias para combatir la pobreza y la desigualdad social crecientes, por ejemplo, en materia de política fiscal.

La política establecida no combate la pobreza pero, en cambio, combate a los pobres. Las personas dependientes de las ayudas sociales son literalmente acosadas con amenazas de sanciones. A la menor oportunidad, son víctimas de deducciones de su pequeños subsidios. En muchos casos, esperan semanas, incluso meses antes de cobrar lo que les corresponde tras haber demandado formalmente su derecho a cobrar la ayuda social Hartz IV. A menudo, se les piden repetidamente pruebas de que están desprovistas de todo recurso, por ejemplo, los provenientes de familiares o eventuales parejas. Muy a menudo, los demandantes de las ayudas sociales no son informados completamente sobre sus derechos y cobran por tanto subsidios menores de los que les corresponderían por la ley. En un número de casos importante, “desaparecen” documentos en las oficinas de trabajo (Arbeitsagenturen) sencillamente porque, por falta de personal cada vez más grave, los “agentes” que trabajan en ellas no llegan a hacer su trabajo de forma conveniente.

Resulta difícil de creer, pero cada vez más gente en Alemania, un país tan rico, recoge las botellas por la calle para conseguir un poco del dinero necesario para sobrevivir. Pero felizmente hay buena gente sensible a la suerte de estos desheredados. En Stuttgart, algunos políticos locales del partido de los Verdes así como el consejo ciudadano de los jóvenes proponen marcar las bolsas de basura con “anillos” azules para hacer más fácil la búsqueda de las botellas. ¡He aquí al menos una propuesta valiente que pueda dar todo su sentido al término “reforma social” tan desnaturalizado por la ideología neoliberal triunfante!

 

Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR.