Ricardo Beltrán
Es conocida en nuestro espacio sudamericano la característica comportamental de los compatriotas argentinos descripta como una exclamación de angustia o desagrado crónico causada por motivo en general casi inexistente: tal hecho podríamos enmarcarlo en la calificación de «llorones».
Con un país de los más desarrollados industrialmente, luego de Brasil y México, con un índice de educación relativamente bueno desde hace décadas, con una extensión territorial y tierras cultivables de un 80%, gas y petróleo (que no pueden extraer por falta de inversiones en medios de producción), agua dulce en cntidad suficiente, producción de alimentos más alla de su consumo nacional, metales preciosos, tierras raras y uranio (varias centrales nucleares), una población de 40 millones de habitantes en 3 millones de kilómetros cuadrados, un ingreso por cabeza de algo más de 3000 dólares por habitante, las cuatro estaciones y sus climás, mar, playa, andes, sierra, estepas, llanuras, rios, lagos, puertos y aeropuertos, transporte ferroviario medianamente aceptable con algo más de 8.000 kilómetros de vías férreas, más de 32.000 kilómetros de rutas, industria alimenticia, farmacéutica, automotríz, petrolera, minera, agroganadera, textil, metalmecánica, electrónica.
Eduación básica razonables (aunque con 52% de deserción en la fase secundaria y 80% en la Universitaria). Sin conflictos, religiosos, etnicos o territoriales.
Sin embargo, todas las condiciones objetivas dadas para que la sociedad argentina pueda desarrollarse están bloqueadas por los intereses capitalistas que han dominado las riquezas del país por más de 200 años creando castas políticas, económicas y sociales que aliadas a las empresas extranjeras, británicas, españolas, alemanas, estadounidenses, francesas e italianas han hundido en la pobreza a millones de argentinos durante décadas.
Solamente durante algunos pocos años se ha experimentado un cierto alivio de la explotación capitalista que no han alcanzado para doblegar las fuerzas del imperialismo que impusieron las condiciones de vida alienantes a la mayor parte del pueblo argentino generación tras generación.
Asi llegamos luego de años de luchas, derrotas y victorias parciales al siglo XXI en la peor crisis capitalista nacional desde 1929 con niveles de miseria y pobreza extrema insoportables para un país rico en recursos aunque medianamente pobre en ingresos y educación .
Los poderes reales han saqueado al país como al resto de latinoamerica transfiriendo miles de millones a las casas matrices, bancos y paraísos fiscales de los conglomerados internacionales y sus conexiones locales.
En 2015 las fuerzas del neoliberalismo intentaran dar un zarpazo para apoderarse del gobierno y reprivatizar las empresas estatizadas por el kirchnerismo en estos 12 años de gobierno capitalista con cierta redistribución aunque con una feroz transferencia de dólares al exterior que han frenado el ciclo de crecimiento de los últimos años.
Solamente la lucha del pueblo conciente podré detener la ola neoliberal que amenaza arrasar a la sociedad argentina con una clase media desclasada por el accionar de los medios de comunicación privados, lacras de la nueva época de nuevas tecnologías de la comunicación.