Rubén Ramos
Con sólo la usencia de Humala, que aún sigue de presidente del Perú, los ex-presidentes de los otros tres países integrantes de la Alianza del Pacifico (Calderón de México, Pastrana de Colombia y Piñera de Chile) se metieron en Venezuela para lanzar al mundo la patraña de que en este país está injustamente recluido Leopoldo López. Uno de los activistas subvencionados por el sionismo norteamericano y de la Unión Europea para ejecutar el «golpe de las manos blancas» (o «golpe suave») en ese país, y pretender derrocar el gobierno del Presidente Maduro y acabar con la revolución venezolana.
So pretexto de participar en el Foro «Poder ciudadano y la democracia de hoy» convocado por la derecha sionista venezolana que ahora manejan la ex–diputada y apátrida ciudadana Corina Machado y la esposa del encarcelado Leopoldo López, los «tres marketeros» de la ofensiva terrorista norteamericana en América latina, pontificaron sobre libertades, democracia, pueblo, justicia haciendo alarde de la moral cínica que los identifica.
Sin ningún atributo intelectual ni mérito político alguno los tres fueron digitados para presidentes por el Club de Bilderberg. Piñera por ser cabeza de una de las cuatro familias dueñas de Chile, ser el hombre más rico de este país gracias a sus negocios especulativos y a la corrupción durante la dictadura de Pinochet y los crímenes de lesa humanidad cometidos por el sátrapa milico. En 1982 Piñera y sus socios mafiosos fueron reos perseguidos por fraude de más de 250 millones de dólares contra una entidad bancaria y la creación de empresas fantasmas a las que derivaron ese dinero. Igual estuvo vinculado a fraude político en el caso conocido como el «piñeragate» y a innumerables casos de fraude financiero y de corrupción como el «caso Chispas», por ejemplo. Desde estudiante tuvo vínculos con los servicios de seguridad y espionaje norteamericanos. Fue becario de la Fundación Fullbright para sus estudios en Harvard y se desempeñó como funcionario del BM, del BID y de la Cepal. Su riqueza tiene igualmente que ver con la usurpación de tierras al pueblo originario de los «huilliches», a quienes despojó de más de 150 mil Has. de bosque nativo en la isla de Grande de Chiloé en la región de los Lagos. Su gobierno se caracterizó por una sistemática persecución contra el pueblo originario de los «mapuche» y a una veintena más de pueblos originarios para alcanzar la limpieza étnica en Chile.
Andrés Pastrana, fue digitado por pertenecer a uno de los cuatro rancios linajes políticos de Colombia que a través de su historia republicana se han repartido el poder de ese país con el respaldo de las agencias financieras de la ONU (FMI, BM, BID,) y del Departamento de Estado norteamericano (USAID). Tataranieto e hijo de presidentes siempre al servicio de los EEUU, Andrés Pastrana puso en marcha el Plan Colombia impuesto y controlado por el Comando Sur de los EEUU para ejercer el dominio militar y político de América latina y el Caribe y manejar el cultivo de la hoja coca y de la amapola, su procesamiento en clorhidrato de cocaína y opio y su comercialización. Durante su gobierno se fortalecieron los grupos paramilitares bajo el nombre de Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) para arrasar con poblaciones originarias e imponer el terror so pretexto de la lucha contra la guerrilla. Pastrana está vinculado a la propiedad de medios de información y la industria inmobiliaria. Fue embajador de su país en los EEUU en la era Uribe-Bush. Junto a Piñera es la expresión del ejercicio del poder político como una extensión de la riqueza económica (aunque sea mal venida). Lo que se conoce con el nombre de «patrimonialización» de la política. (Héctor Béjar: Mito y Utopía. ISBN 978-612-46290-0-6)
Felipe Calderón, es un oscuro abogado hábil para la intriga y el fraccionamiento institucional. Así lo acredita su paso por el Partido Republicano Institucional (PRI) para crear el Partido Acción Nacional-PAN como una escisión. Fue primero su secretario general y luego su presidente. Calderón fue cooptado por el CFR (Consejo de Relaciones Exteriores) de los EEUU, la matriz pensante del Club de Bilderberg, cuando estudiaba en el Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM). Aquí se publica la edición en español del «Foreign Affairs» la revista del CFR que resume la moral sionista del ala ultraconservadora del partido republicano norteamericano. Gracias al padrinazgo del CFR-Club de Bilderberg, Calderón llegó a ser diputado (a los 26 años) y, finalmente, Presidente de México en una votación fraudulenta. Siendo congresista fue el principal impulsor del Tratado de Libre Comercio México-EEUU y como presidente fue el principal promotor de los TLC de su país con Panamá, Colombia Chile y Perú que conforman la Alianza del Pacífico. Alianza que impulsa y apalanca el BID como un instrumento del sionismo norteamericano para sabotear y destruir la UNASUR y la CELAC y pretender cercar a los países del ALBA de la mano con la OTAN, el Comando SUR y la IV Flota. Como sus dos compinches, Calderón también tiene una trayectoria vinculada a los fraudes financieros y a la corrupción aparte de su estrecha vinculación con el narcotráfico y de actos y declaraciones de «campaña negra» contra sus oponentes políticos siguiendo la pauta establecida por EEUU. Actualmente pertenece a la cepa ultraconservadora de la Universidad de Harvard, que produce y divulga la esquizofrenia del terror en el mundo. Calderón, tiene el gran mérito de haber puesto a México en la ruta de los Estados confederados norteamericanos.
Cuestiones pendientes de respuesta
Dicho lo anterior que de manera resumida sintetiza la catadura moral de los tres peones del sionismo internacional para América latina y el Caribe, me quedan algunas preguntas que no encuentro forma de responder.
¿Por qué los gobiernos de los pueblos que han recuperado el derecho a decidir sobre su propios problemas y construir su libertad y autonomía y la soberanía sobre sus riquezas naturales, no pueden (o no quieren) negarle la entrada a sus territorios a quienes se tienen identificados como agentes activos de la sedición y el terror?
¿Por qué este derecho se reservan para sí las élites del poder mundial, a través de sus «conserjes» de turno, contra todo aquél sindicado por ellos como terrorista o potencialmente peligroso, incluso sólo por la apariencia física?
¿Cuál es esa norma o legislación que establece esta unilateral prerrogativa de los «enemigos de la humanidad» y que significa que miles de luchadores sociales en el mundo sufran prisión y tortura, y sus familiares y amigos persecución y amenazas?
¿Por qué EEUU se reserva el derecho de otorgar visas a quién consideren «amigo» y a esto lo llaman protección de su territorialidad (en un territorio que ni siquiera les pertenece), defensa de la libertad y de la democracia, mientras para otros Estados una situación similar es un atentado contra la libre circulación y da lugar a sanciones o represalias?
¿Hasta cuándo los gobiernos de los países que hoy lideran el proceso de cambio en ALC, deben «franquear» la entrada de cuanto mercenario USA el sionismo imperial para desestabilizarlos?
¿Por qué debemos tolerar que para EEUU los intelectuales y líderes revolucionarios y progresistas del mundo son «indeseables» y para Venezuela, Bolivia o Ecuador, sus agentes de la conspiración y el terror son «visitantes»?
¿Hay algo que establezca que para EEUU negarle la entrada a alguien a este país o acallar las voces de protesta en «su» territorio es defender la libertad y proteger la seguridad ciudadana y para los gobiernos de izquierda es un delito, una intolerancia, un atentado a la libertad de expresión?
¿Quién decidió que esto sea así? ¿Acaso la ONU? y si es así, ¿hasta cuándo debe durar la obsecuencia y la genuflexión?
Una revolución implica una guerra: antes, durante y después de su ocurrencia. Una guerra que se libra en distintos frentes. Uno de éstos, es precisamente el que tiene que ver con la defensa de la territorialidad y la preservación de la identidad que se va rescatando y reconstruyendo sobre ella. Si alguien pretende invadir el territorio nacional con las armas de la contaminación ideológica y la provocación desestabilizadora, la revolución debe ser implacable con los Calderón, los Pastrana, los Piñera, los Vargas Llosa, los Montaner y todos los demás enemigos del pueblo.
Una revolución no puede «tolerar» que los idólatras de la corrupción, de la estafa, del narcotráfico, de la especulación financiera, del crimen institucionalizado, entren en su territorio para hablar de «transición» en Venezuela; reclamarle «respeto» al Presidente de la nación en la que se entremetieron; hablar del orden natural que «otorga los derechos humanos»; solicitar a los países del mundo a no «olvidarse de Venezuela», en clara invitación a apoyar el «golpe»; exaltar los crímenes de la «guarimba» en nombre de la democracia.
Una revolución tiene que ser implacable contra sus enemigos en todos los ámbitos de la lucha por la libertad de su pueblo y por sus conquistas. Sólo se puede ser generoso en la victoria. Y ésta, es una situación que aún dista mucho de ser una realidad en Cuba, Venezuela, Ecuador, Bolivia.