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Caracas, 26-01-15. – Para Eduardo Samán sería una ingenuidad y una muestra de ignorancia el creer que aquí no existe una guerra económica, así como sería ingenuo pensar que las grandes potencias no estén tras las reservas petroleras probadas más grandes del mundo.
Piensa que los precios petroleros se recuperarán muy pronto, pero sostiene que los venezolanos debemos tener conciencia y no estar pensando en tener un televisor en cada cuarto, en contar con dos neveras o comprar un celular caro. Las divisas han caído a la mitad con lo cual disminuye la capacidad importadora de esta economía dependiente impuesta.
Mientras tanto, «tenemos que aguantar esta pela», dice.
El expresidente del desaparecido Indepabis explica que las empresas estadounidenses, por razones de geopolítica mundial, están sacando el petróleo y poniéndolo en el mercado casi a pérdida, con márgenes mínimos de ganancia y en una intención que carece de lógica empresarial, para tumbar los precios petroleros. Sin embargo, cree que eso no se puede sostener indefinidamente.
Samán piensa que se debe tener conciencia de que esta disminución de los precios del petróleo es temporal.
«En mi opinión», sustenta, «no creo que puedan aguantar más de un año con estos precios del petróleo. Creo que en menos de seis meses aquí se recuperan los precios reales del petróleo. Incluso lo dicen sus propios análisis. Tenemos que estar conscientes y aguantar esta pela. Los precios del petróleo se van a recuperar por las demandas energéticas y también para darle viabilidad a la energía nuclear en la que las potencias tienen el monopolio tecnológico. Todo apunta a que la energía que podría reemplazar al petróleo, en un futuro cercano, es la energía nuclear. Si bajan los precios del petroleo se alejan las posibilidades de que esa forma de energía pueda instaurarse. Mientras más caro es el petróleo, le da mayor viabilidad a la energía nuclear. Una vez que se generalice el uso de la energía nuclear nos van a prohibir el poco petróleo que queda vía Kioto, u otros tratados internacionales».
En su análisis, Samán -que aparece en Parque Central con su eterna camisa roja- señala que, cuando el precio del petróleo estaba a 100 dólares el barril, se tenía una factura petrolera de 98 millardos de dólares anuales, de los cuales Pdvsa entregaba al fisco casi 60 millardos. Si esa cantidad se divide entre los venezolanos, unos 30 millones, nos da un ingreso per cápita de 2 mil dólares. Con esa cantidad, había que comprar, dentro de una economía importadora, la Canaimita, el pañal, la leche que cuesta 18 dólares el kilo, los carros , los repuestos, la carne o los insumos para «ensamblar» la carne: la vacuna, la genética. Pero ahora esa cantidad se redujo a la mitad.
«Nuestro ingreso per cápita pasa a ser de mil dólares al año. Tenemos que arroparnos con eso. El que salga del país y haga uso de los 3 mil dólares que se le dan tiene que tener conciencia de que esta gastando el ingreso petrolero de tres personas y la aerolínea que esta vendiendo un pasaje por 4 mil dólares se esta apropiando del ingreso petrolero de cuatro personas», expresa.
A su juicio, un factor de análisis que confirma la tesis de la guerra económica es que Venezuela posee
las reservas de petróleo probadas más grandes del planeta.
«Siendo el petróleo la principal fuente de energía en la actualidad, sería ingenuo pensar que los imperios no quieran apoderarse de las reservas probadas más grandes del mundo. Seria gafo, tonto, no pensar eso. Ellos le han metido dinero, porque el financiamiento que inviertan en derrocar a la Revolución Bolivariana lo recuperan en menos de un año teniendo control sobre el petróleo venezolano y sus reservas. El que diga que esto no es una guerra económica o es ingenuo o es ignorante».
ECONOMÍA DEPENDIENTE
Para Samán no se puede analizar la situación venezolana, únicamente basada en la coyuntura actual. Plantea hacer un poco de memoria y recordar que en los años 60 se impuso un modelo de economía desarrollista dependiente que coincide con el proceso de emigración de las industrias de países como Canadá y Estados Unidos que montaron en Latinoamérica un modelo basado en mano de obra barata y materia prima. Se impuso una industria de ensamblaje.
«Ensamblábamos carros, pero así como ensamblamos carros, ensamblamos arroz porque importamos la semilla, el agroquímico, el fertilizante, la maquinaria para cosecharla; importamos la trilladora e inclusive parte de la bolsa del empaque para venderlo. Ensamblamos pollos importando el pollito bebé o el huevo; importamos la vacuna, el alimento, la máquina que lo beneficia, el gas refrigerante para su refrigeración, importamos el camión y la cava que lo va a trasladar», dice.
A partir de los año 90 con los gobiernos de Carlos Andrés Pérez y Rafael Caldera se montó un modelo neoliberal. Se firmó el convenio de la Comunidad Andina, que era un acuerdo de Libre comercio. Estados Unidos decide industrializar Colombia de la Zona Andina y poner todas las fábricas en Colombia porque la oligarquía le daba mayor concesiones a las multinacionales con la legislación laboral, a pesar de que en Colombia hay todavía una guerra civil. Entonces, se producía en Colombia y se le vendía a los países del área andina.
«A partir de esa fecha a nosotros nos negaron incluso hasta producir bajo relaciones de dependencia. Nos asignaron la tarea de solamente producir petróleo y el resto importarlo. Nuestra economía pasó a ser dependiente de la importación y aquellos industriales pasaron a ser representantes, o sea importadores. Nosotros tenemos un modelo económico capitalista dependiente, que en 15 años no hemos podido superar a pesar de que hemos hecho muchos intentos».
Samán indica que ahora el reto es cómo revertir esa realidad, neutralizarla, mitigarla e impedir que el plano económico interfiera en el proyecto revolucionario.
«El tema es que tenemos una economía que depende de la importación de productos terminados o de partes para ensamblar. Por ejemplo Lorenzo Mendoza dice que él produce harina de maíz si le dan dólares, o sea que nadie puede producir si no le dan dólares. Los empresarios, Fedeindustria, Consecomercio, Conindustrias, todos dice que pueden producir si le dan dólares.
-También piden eliminar el control de cambio…
– Ah, ja, ellos piden eliminar el control de cambio aunque ellos han sido los principales beneficiados con el control de cambio. Tiene un doble discurso. A ellos se les ha asegurado unas divisas baratas para sus importaciones. Todos quieren eliminar el control de cambio pero todos van y le piden dólares al Estado.
Es, añade, «una fórmula muy fácil: dame dolares y yo produzco; es decir, cualquiera produce con dólares: compra tecnología y compra materias primas, eso lo puede hacer cualquiera».
NUESTRA GASOLINA
Sobre la crisis de abastecimiento considera que no se ha podido romper con los monopolios a pesar de que se estatizaron cadenas de comercialización como los mercados Éxito con la idea de romper la hegemonía en la distribución. Con las cadenas en manos del Estado se montaron los abastos y supermercados Bicentenario, que a su juicio no funcionan mal sino que se siguen gerenciando bajo el modelo anterior.
«Yo no me imagino que hubiese sido de nosotros, sobre todo en los últimos seis meses, si el Estado no hubiese contado con esa red de cadenas de abasto y superabastos a pesar de lo mal que puedan decir que funcionen», señala.
Samán estima que, tras la desaparición física de Chávez, no se cuenta con un liderazgo único. Chávez convocaba, movilizaba y estaba a la ofensiva económica, incluso con varios años de antelación. Cuando se aprobó la ley contra el acaparamiento y el boicot que dio origen a Indepabis, había previsto lo que iba a venir: el sabotaje económico, la especulación el boicot.
«No lo predijo porque era adivino, sino porque por ese mismo proceso pasó Rusia, pasó China, Cuba, Chile, que cuando hay una revolución hay un ataque. Eso fue lo que derrocó a Allende».
-También es cierto que quien se hubiese montado en el gobierno después de Chávez le habrían hecho lo que le están haciendo al presidente Maduro. Si Samán estuviese en ese cargo estaría sobre fuego cruzado…
-Claro, es que ni Samán ni Maduro tienen el liderazgo que tenía Chávez. El tema está en qué hacer frente a esta coyuntura. Primero, tomar conciencia de la situación, no negarla. Cada venezolano debe tener conciencia de clase. Decir que aquí no hay guerra económica y que lo que hay es escasez es un análisis superficial. Paso dos: la salida no puede ser montar un sistema. Un problema social no se resuelve montando un captahuellas. Siempre me opuse a eso. Ahí está el Zulia. Nunca el comandante Chávez estuvo de acuerdo con eso. Un problema social de producción no se resuelve con una resolución o con un programa de computación. Tenemos que ir a la raíz del problema.
-Pero tiene que ser rápido.
-Una medida que deberíamos tomar inmediatamente es reducir a la mitad el horario de la administración pública y sacarlos a la agricultura. Suspender las clases, total o parcial, y sacar la gente a la producción. Cultivar las tierras que tengamos disponibles, sean de quien sean. En esta situación no puede haber tierras baldías.
-Pero el detergente, el panal desechable, eso no se producir cultivando la tierra…
-Pero es que tenemos que ir a lo primario. La tierra es la producción primaria. De ella nacen otras industrias. No hay confección sin siembra de algodón. Si no producimos lo básico no tenemos materia prima para reactivar nuestra industria. Necesitamos tomar la producción primaria, como las minas. Tenemos que desmontar unas camisas de fuerza en que nos metieron con tratados internacionales, con estándares de calidad injustificados para restringir la producción de los más pequeños para que no puedan producir.
-Mientras aplicamos eso, va a llegar diciembre y podría estar en riesgo la mayoría chavista en la Asamblea…
-Si no comenzamos con eso, a lo mejor en diciembre quizá no perdamos la mayoría pero a lo mejor no vamos a tener qué comer. Nuestra fuentes de carbohidratos vienen del maíz a través de la harina precocida, del arroz, el trigo importado para la pasta y el pan y la papa en menor proporción. Esa es nuestra gasolina, nuestra fuente de carbohidratos. Es lo que nos da la energía para movernos, hablar, conversar. Tenemos un problema de un monopolio y un oligopolio con la harina de maíz precocida y no hemos respondido de otra forma que no sea darle los dólares al empresario. Hemos podido responder poniendo a la disposición de la gente, en los Bicentenarios, una bolsita de cinco kilos de maíz para que el que quiera, el que le dé la gana, lo sancoche, lo muela en su casa y se haga su arepa. No hemos salido con una solución tan sencilla como agarrar el maíz, meterlo en una bolsa de cinco kilos y dárselo a los buhoneros pues para que lo distribuyan.
EL DESCONTENTO «NO SIGNIFICA QUE LA DERECHA ESTÉ AUMENTANDO»
-¿Considera usted que hay un cierto resquebrajamiento de la moral revolucionaria en algunos sectores, que es lo que busca la oligarquía?
-Se esta dando un proceso de desilusión de la gente, aunque eso no significa que se estén sumando a la oposición. Ese descontento, producto de desmoralización por lo que ha pasado, no significa que la derecha esté aumentando. Creo que todavía tenemos fresco lo que fue la Cuarta República. No es fácil. Quizá puedan engañar a los más jóvenes, a los que no vivieron lo que fue la Cuarta República. Se está dando ese fenómeno del descontento y en este momento es necesario, dentro del proceso, crear referencias radicales, como corrientes ortodoxas que puedan alojar, recibir a toda esa gente que está descontenta y mantener la esperanza de que la discusión a lo interno, la democracia interna pueda ayudarnos a superar todos esto y que la gente no desista del proceso revolucionario; que no se rinda. Para eso es necesario crear referencias y que los diferentes puntos de vista que se puedan dar sean aceptados. Que cuando alguien tenga una opinión diferente no sea tildado de contrarrevolucionario. Si yo no estoy de acuerdo con la captahuella que no se diga: «Samán es un contrarrevolucionario» porque no está de acuerdo con la captahuella y la oposición no está de acuerdo con la captahuella. No podemos tildar a la disidencia que discrepa de nosotros como contrarrevolucionario. A la gente de Marea Socialista la han tildado de todo, desde miembros de la CIA.
-Tampoco puede ser que porque una persona o grupo emita una opinión en un debate interno y como no la aceptan comienza a generar ruido…
-Claro, pero tampoco puede ser que si hay un movimiento o una fracción que tiene sindicato, juventud, no sea llamado para ninguna consulta y no se ejercite la democracia participativa. Lo que se está reclamando es que se practique una mayor democracia participativa y protagónica. Lo que se pide es mayor espacio para discutir. Ahí esta mi caso. Se ha sido ingrato conmigo y mi trayectoria revolucionaria. Yo desde los 18 años, desde que tuve conciencia política, me mantengo en el proceso revolucionario.