10 de enero de 2015.- La empresa WBH Energy, con sede en Texas, Estados Unidos, dedicada a la perforación destinada a extraer petróleo de esquisto, se declaró en quiebra, lo que representa el primer fracaso del transitorio auge del método de perforación hidráulica o fracking, letal para el medio ambiente.

 

El diario Wall Street Journal, reseñado por Telesur, publicó que la mencionada petrolera solicitó el domingo acogerse a la suspensión de pagos dentro de la protección de las leyes de bancarrota de Estados Unidos.

El mencionado diario refirió que la situación financiera de WBH Energy, cuya deuda asciende a los 50 millones de dólares, «se ha vuelto irreversible después de que uno de sus acreedores se haya negado a prestarles más dinero y se han visto obligados a pedir la liquidación».

La relación entre crédito y capital propio invertido en una operación financiera por parte de las empresas que practican el fracking en Estados Unidos ha repuntado un 55 % respecto a los niveles de hace cuatro años.

Según los datos de la multinacional financiera S&P Capital IQ, dicha alza representa unos 200.000 millones de dólares, desde los 128.000 millones de dólares de deuda combinada que acumulaban las compañías estadounidenses centradas en la producción de crudo y gas en 2010.

El Gobierno de Estados Unidos respalda la aplicación del fracking para la extracción de petróleo y gas de esquisto, alegando que se trata de una vía para lograr la independencia petrolera del extranjero.

Sin embargo, el presidente de la estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), Eulogio del Pino, indicó que «la producción de petróleo de esquisto constituye un arma política del capitalismo para tratar de doblegar a naciones que se enfrentan a sus acciones de dominación y hegemonía (…) y forma parte de una estrategia que ha incluido el apoyo a las acciones desestabilizadoras que ha perpetrado la derecha en Venezuela, los planes para fomentar la crisis en Crimea, como forma de atacar a Rusia, y la aplicación de sanciones económicas contra Irán».

Para adelantar acciones que hagan frente a las intenciones imperiales, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha emprendido una gira que incluye a naciones productoras miembros y no miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), iniciando con Irán y Arabia Saudita, para levantar la voz y coordinar mecanismos que permitan defender el precio del barril de petróleo que ha registrado una baja abrupta a causa de la sobre producción estadounidense.

 

Mientras, los precios del crudo no han parado de bajar en los últimos meses. En el caso del barril de Texas, de referencia en EEUU, se mueve por debajo de la barrera de los 50 dólares, una cota que de la que no bajaba desde hace cinco años. Desde el pasado mes de junio, se ha abaratado el 55%.

La oferta del crudo sigue siendo superior a la demanda mundial, que según las previsiones de los expertos no tiene visos de aumentar en el corto plazo. Y, mientras los países productores debaten sobre si bajan o no el volumen de oro negro que extraen y comercializan, los precios de la materia prima permanecen en un nivel mínimo que hace que para multitud de pequeñas empresas de EEUU el negocio sea insostenible

Es más, la propia necesidad de tener que cumplir con sus pagos a los acreedores impide a estos productores estadounidenses recortar la producción, algo que contribuiría a atajar el problema al hacer que subieran los precios.