Joan-Ramon Laporte, Catedrático de farmacología

El experto advierte de los efectos indeseados: «En Cataluña, al año, 1.100 fracturas de fémur son atribuibles al omeprazol»

 

ANE URDANGARIN | SAN SEBASTIÁN.

 

– Se habla mucho sobre fármacos para la hepatitis C, como el ‘Sovaldi’. Parece que no llega para todos…

– Los mercenarios de las compañías farmacéuticas dicen que en España hay entre 300 y 350.000 personas que necesitan ser tratadas de hepatitis C, gran parte de ellas población reclusa. Quizás haya que tratar a 300.000, pero de hecho hay que atender a muchos más de los que podremos tratar el año que viene. Es la primera vez en la historia de la sanidad en España en la que hay una lista de espera para un fármaco.

– Una novedad que ha encendido más de un debate.

– Y a veces se desvía hacia donde no debe. Por ejemplo, una de las primeras propuestas de asociaciones de pacientes sugería que deberían tener más derecho al tratamiento los infectados por accidente, pongamos que en una transfusión, para dejar en segundo lugar a los homosexuales, los drogadictos… Este no es el debate. Todos los ciudadanos tienen los mismos derechos ante el sistema público de salud, y aquí tenemos un problema de equidad

– Porque el precio…

– Un estudio de la Universidad de Liverpool concluyó que el coste de fabricación de un tratamiento de 12-14 semanas se situaba entre los 68 y 136 euros. Es lo que le cuesta al laboratorio, que vende todo el tratamiento a 84.000 dólares en Estados Unidos. Me parece que en muchos países europeos tiene un precio de 50.000 euros y creo que en España se ha conseguido una rebaja, que se presenta como un mérito político, de hasta 25.000. Estos precios el sistema de salud no los puede soportar, y estos precios obscenos no se concentran solo en este fármaco. También hay que decir que este no es el único fármaco que tenemos para la hepatitis C, están llegando muchos, y que no ha sido comparado en ensayos clínicos con otros antivíricos, sino con placebo.

– ¿Cómo habría que gestionar esas listas de espera?

– Se están elaborando protocolos para ver cómo se prioriza. La idea es comenzar con los que tienen la enfermedad más desarrollada, aunque sería más coste-efectivo hacerlo por los que están poco evolucionados, porque te ahorras mucha enfermedad y sufrimiento. Pero cuando no tenemos para todos hay que empezar por lo más urgente.

– ¿Hay que financiar todos los medicamentos?

– Soy favorable a que el sistema público financie todos los medicamentos que, con la terminología de la Organización Mundial de la Salud, se denominan esenciales y deben estar disponibles en algún nivel del sistema para atender una necesidad de salud que no se puede atender de otro modo. Sofosbuvir (Sovaldi) y sus primo-hermanos contra la hepatitis C, aunque todavía no han sido oficialmente incluidos en la lista de la OMS, deben ser considerados esenciales. Por lo tanto, el Estado debería hacer todo lo que haga falta para financiarlos. A su vez, podría ahorrarse la financiación de medicamentos que no sirven para nada.

– ¿Como cuáles?

– Por ejemplo, tenemos un grupo de fármacos que son modificadores lentos del curso de enfermedades degenerativas articulares, de la artrosis, y otros fármacos parecidos, que no tienen ninguna eficacia demostrada y en los que el sistema nacional de salud está gastando 200 millones de euros al año. Y hay muchos otros ejemplos, como algunos enzimas digestivos que no son tales, o fármacos supuestamente vasodilatadores cerebrales y que dilatan vasos de otras partes del organismo, productos polivitamínicos…
«La presión farmacéutica ha pasado de la atención primaria a la especializada: tienen su coto en la farmacia hospitalaria»
«El peaje que pagamos por la patología producida por hipnóticos, sedantes y antidepresivos es enorme»

– ¿Cuál es el gasto farmacéutico en España?

– La ministra te dirá que es de 9.900 millones de euros, pero es de 14 a 15.000 millones, porque solo cuenta el gasto en farmacia, no el hospitalario, que está subiendo un 20% anual. Hacen como que no miran, porque ahí las grandes multinacionales están muy contentas, tienen ese coto privado en la farmacia hospitalaria. Antes visitaban a los médicos de primaria, pero ahora esos fármacos, sobre todo los más prescritos, son muy baratos, también obscenamente baratos. Creo que se frivoliza cuando el omeprazol para 30 días cuesta poco más de un euro. Así que la presión farmacéutica ha pasado de la atención primaria a la especializada, a áreas como oncología, servicios que tratan hepatitis C, esclerosis múltiples, VIH…

– ¿Cómo ejercen esa presión?

– Se corrompe a los expertos para que den conferencias, cursos de formación continuada, para que hagan declaraciones a los medios contando las bondades de nuevos medicamentos… También se corrompe a las sociedades médicas pagándoles los congresos. La industria farmacéutica sigue gastando ingentes cantidades de dinero en promoción.

– ¿La seguridad de los medicamentos está suficientemente probada para cuando llegan al mercado?

– Un estudio reciente señala que a los cinco años de su comercialización, un 25% han sido objeto de revisión de su ficha técnica. Y cerca del 8% son retirados por sus efectos adversos, porque han sido estudiados en un número pequeño de pacientes y en condiciones muy rigurosas de control que se parecen muy poco a la clínica habitual. Y luego vienen las sorpresas, pero también el fraude y la mentira.

– ¿Cómo cuál?

– En 2004 Vioxx, de Merck, que se vendía como un antiinflamatorio con una seguridad gastrointestinal a prueba de bombas. En las investigaciones judiciales se supo que, antes de comercializarlo, el laboratorio ya sabía que elevaba el riesgo de infarto de miocardio. En 2001, en nuestro boletín del Institut Català de Farmacología publicamos que producía infarto de miocardio y que el laboratorio lo estaba escondiendo por dinero: su precio era 20 veces más caro que los demás antiinflamatorios. Merck, que nos llevó a juicio y ganamos, lo retiró. Más tarde se vio que también mataba de arritmias, de insuficiencia cardiaca y accidente vascular-cerebral. Calculo que en todo el mundo podrían haberse registrado unas 350.000 muertes atribuibles a este fármaco, más que por el tsunami. Para que nos hagamos idea del impacto que tienen en la salud los efectos indeseados.

– ¿Así que los medicamentos matan?

– Hasta el año pasado se decía que en los países industrializados los medicamentos eran la cuarta causa de muerte tras los infartos, el cáncer y el accidente cerebrovascular. Ahora ya hay estudios que señalan que es la tercera causa de muerte.

– ¿No reparamos en los efectos secundarios?

– El omeprazol descalcifica los huesos, y si una persona mayor se cae se le rompen con facilidad. En Cataluña tenemos al año 5.100 casos de fractura de fémur, y calculamos que 1.100 son atribuibles al omeprazol. Otros 745 casos de fractura de fémur son atribuibles a medicamentos para dormir, hipnóticos, sedantes o ansiolíticos, y unos 220 casos adicionales a antidepresivos, que te quitan reflejos, provocan debilidad… Un nuevo estudio eleva esa cifra de 220 a 440. España es el primer consumidor mundial de medicamentos hipnóticos, sedantes y antidepresivos, vamos empatados con EE UU. El peaje que pagamos de patología producida por estos medicamentos es enorme, de miles de muertos al año. Es como el tratamiento hormonal sustitutivo, que se puso de moda en 1995: se calcula que en EE UU hubo 225.000 casos de cáncer de mama atribuibles a estos fármacos. En España estimamos que fueron entre 17 y 18.000.