Agencias

 

13-10-14.-El histórico dirigente peronista Antonio Cafiero falleció este lunes a los 92 años, tras haber sido internado de urgencia esta semana debido a una afección pulmonar.

Discípulo y amigo personal del general Juan Domingo Perón, fue una verdadera leyenda del movimiento nacional justicialista y con su vida se despide a uno de los últimos exponentes del primer peronismo.

 

A los 92 años, cumplidos el 12 de septiembre pasado, Cafiero atravesó la historia del peronismo en todas sus etapas y se convirtió en el dirigente justicialista con más camino recorrido: fue diputado, senador, gobernador, embajador, candidato presidencial, fue perseguido y estuvo preso, se lo vio en el poder y en la oposición.

Con una familia compuesta por diez hijos unos cuarenta nietos y biznietos, padre de los también políticos Mario Cafiero y Juan Pablo Cafiero, inmortalizó la frase «no me gorilee», cuando un periodista lo consultó sobre los incidentes en el traslado de los restos de Perón a San Vicente, y hacía tiempo que no se lo veía en actos públicos.

Comenzaría a militar en el justicialismo desde la marcha del 17 de octubre de 1945, que dio origen al «Día de la Lealtad», aunque no obtendría un cargo de alto rango dentro del partido hasta 1962, cuando fue nombrado secretario político del Consejo Supervisor y luego coordinador del Movimiento Nacional Justicialista, en épocas donde el peronismo se encontraba con su líder a varios kilómetros de distancia.

Obtuvo cargos públicos desde el primer gobierno de Perón, cuando, siendo muy joven, entre 1948 y 1951, fue designado como consejero financiero en la Embajada argentina en Washington, para luego quedar al frente de la Cancillería hasta el Golpe de 1955, cuando fue privado de su libertad durante un año.

A partir de entonces y hasta 1973 militó activamente en la «resistencia peronista» e, incluso, visitó en varias oportunidades a Perón en su exilio hasta su regreso a la Argentina.

En 1973 fue nombrado Presidente de la Caja Nacional de Ahorro y Seguro; fue más tarde secretario de Comercio de la Nación, interventor federal de Mendoza entre agosto de 1974 y mayo de 1975, ministro de Economía de la Nación (1975-1976) y finalmente embajador ante la Santa Sede en 1976, cargo al que debió renunciar otra vez debido al Golpe militar, que volvió a privarlo de su libertad.

En 1983, con la restauración democrática, Cafiero lideró el Movimiento Unidad, Solidaridad y Organización (MUSO); fue precandidato presidencial y en la Provincia de Buenos Aires su sector fue derrotado por Herminio Iglesias.

Después de la derrota del PJ en 1983, fundó junto a otros dirigentes del peronismo, la «Renovación Peronista» y en las elecciones legislativas de 1985 encabezó la lista de Diputados Nacionales por Buenos Aires por el Frente Renovador Justicialista, por la que resultaría electo.

En 1987 sería elegido gobernador bonaerense, un triunfo que fue un hito para el partido en tiempos en que la Presidencia era ocupada por el radical Raúl Alfonsín, y también fue electo presidente del Consejo Nacional del PJ.

Un año después fue precandidato a Presidente por el PJ en una fórmula con José Manuel De la Sota, aunque en las internas resultó derrotada por la de Carlos Menem y Eduardo Duhalde: ocupó entonces la Presidencia del Consejo Provincial del PJ bonaerense y también nacional hasta su designación como embajador en Chile, cargo que desempeñó hasta 1993, cuando asumió una banca en el Senado Nacional hasta 2001.

Durante el breve gobierno de Eduardo Camaño fue designado jefe de Gabinete, aunque el 2 de enero de 2002 volvió a ejercer como senador, cargo que desempeñara hasta diciembre de 2005, cuando asumió la Presidencia de la Conferencia Permanente de los Partidos Políticos de América Latina y el Caribe (COPPPAL).

El 2 de abril de 2009, en ocasión del sepelio del ex presidente Alfonsín, su adversario político durante los años 80, pronunció un discurso donde afirmó: «Yo tuve dos maestros en la vida, que me enseñaron todo lo que sé o mal sé. Uno se llamó Juan Domingo Perón, el otro Raúl Alfonsín».

Cafiero también estuvo en octubre de 2010 en la despedida del expresidente Néstor Kirchner, a quien recordó entonces como un «amigo»: «El paso de él por la vida argentina no ha sido en vano. Es un hombre que ha dejado sus huellas imborrables en la historia argentina. Nos ha dado un ejemplo de lo que debe ser el político que es fiel a sus convicciones», sostuvo.

Se despide uno de los principales símbolos del PJ, que vio morir a Perón y Evita, a quienes acompañó hasta el final: será ahora homenajeado por sus compañeros de todos los peronismos posibles y también de otras fuerzas que reconocen su trayectoria no sólo como estadista sino, especialmente, como hombre de la democracia.