Uno podría creer que actualmente hasta los norteamericanos se darían cuenta del constante flujo de falsas alarmas que Washington lanza con el propósito de engañar al pueblo con el objeto que este apoye sus agendas ocultas.  El público se tragó la mentira que el Talibán de Afganistán eran terroristas aliados con al Kaida.

Los norteamericanos lucharon en una guerra que enriqueció a la firma Halliburton de Dick Cheneyy a otros intereses privados solo para terminar en otro fracaso de Washington.

El público se tragó la mentira en el sentido que Saddam Hussein en Irak tenía “armamento de destrucción masiva” que constituía una amenaza para Estados Unidos y que si este no invadía a Irak, los norteamericanos se exponían a que un “hongo fatídico” se elevaría sobre una ciudad norteamericana.  “Con el surgimiento de ISIS aparentemente esta larga guerra está muy lejos de haber terminado.”

Miles de millones de dólares más en  ganancias serán vaciados en las arcas del complejo de seguridad militar de Estados Unidos,  en tanto Washington lucha contra aquellos que están rediseñando las falsas fronteras del Medio Oriente creadas por los británicos y los franceses después de la I Guerra Mundial, cuando estos invadieron los territorios del antiguo Imperio Otomano.

El público norteamericano se tragó las mentiras que le dijeron acerca de Gaddafi en Libia.  El antiguo y próspero país yace actualmente en el caos.

El público norteamericano se tragó la mentira que Irán tiene o está construyendo armamento nuclear.  Sancionado y agraviado por Occidente, Irán ha virado su orientación hacia el Oriente y por lo tanto retiró al principal productor petrolero de la influencia occidental.

El público norteamericano se tragó la mentira que el Presidente Assad de Siria utilizó “armamento químico contra su propio pueblo.”

Los yijadistas que Washington envió para derrocar al Presidente Assad han resultado –según la propaganda de Washington—en una amenaza contra Estados Unidos.

La mayor amenaza contra el mundo es la insistencia de Washington en mantener su hegemonía.  La ideología de un puñado de neoconservadores es la base de esta insistencia.  Nos enfrentamos a una situación en que un puñado de norteamericanos neoconservadores y psicópatas pretende determinar el destino de los países.

Muchos todavía siguen creyendo las mentiras de Washington, pero de manera creciente el mundo percibe a Washington como la mayor amenaza contra la paz y la vida sobre el planeta.  La pretensión que Estados Unidos es “excepcional e indispensable” se utiliza para justificar el derecho de Washington de darle órdenes a otros países.

Las bajas que producen los bombardeos de Washington,  invariablemente son civiles y estas muertes producirán más reclutas para el ISIS.  Ya se han planteado peticiones para que Washington reenvíe tropas a Irak.  Si no lo hace, la civilización occidental estaría perdida y nosotros seríamos decapitados.  La propaganda recientemente creada de la “amenaza rusa” requiere de un gasto mayor de parte de la OTAN y más bases militares cerca de la frontera de Rusia.  Se está creando una “fuerza de reacción rápida” para responder a la inexistente amenaza de una invasión rusa a los países bálticos, Polonia y Europa.

Por lo general, el público norteamericano tarda entre uno y hasta cuatro años en darse cuenta que ha sido engañado por la propaganda y las mentiras, pero entonces a esas alturas, ya se ha tragado un nuevo conjunto de mentiras y una nueva propaganda y se encuentra muy preocupado por la última “amenaza.”  Pareciera que el público norteamericano fuera incapaz de comprender que al igual que la primera, la segunda, tercera, cuarta y  quinta amenaza fueron un engaño y de igual modo lo será la sexta, la séptima, la octava y la novena.

Por otra parte, ninguno de los ataques militares de Estados Unidos a otros países ha resultado en una mejor situación, como sinceramente lo señala Vladimir Putin.  Sin embargo, el público y sus representantes en el Congreso apoyan cada nueva aventura militarista a pesar de la lista de engaños y fracasos.

Quizás si a los norteamericanos se les enseñara su verdadera historia en vez de los cuentos de hadas idealistas, ellos serían menos ingenuos y menos susceptibles a la propaganda del gobierno.  Yo he recomendado La Historia No Relatada de Estados Unidos de Oliver Stone y Peter Kuznick, La Historia Popular de Estados Unidos de Howard Zinn y actualmente recomiendo Los Hermanos de Stephen Kinzer, sobre el largo dominio sobre el Departamento de Estado y la CIA de los hermanos John Foster Dulles y Allen Dulles y su satanización de los gobierno reformistas que ellos a menudo lograron derribar.  La historia de Kinzer relata las conspiraciones de los hermanos Dulles para derrocar seis gobiernos, brinda una visión de cómo Washington opera actualmente.

En el año 1953 los hermanos Dulles derrocaron al líder electo de Irán, Mohammed Mossadegh e impusieron al Shah,  de este modo, envenenaron las relaciones de Irán con Estados Unidos hasta ahora.  Sin embargo, los norteamericanos todavía pueden ser arrastrados  hacia una costosa guerra con Irán debido al envenenamiento que los hermanos Dulles realizaron el año 1953.

Los hermanos Dulles derrocaron al popular presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz,  porque su reforma agraria amenazaba los intereses del cliente de su firma de abogados Sullivan & Cromwell, la UnitedFruitCompany.  Los hermanos Dulles lanzaron una asombrosa campaña desinformativa que describía a Jacobo Arbenz como un peligroso comunista que constituía una amenaza para la civilización occidental.  Los hermanos Dulles reclutaron a dictadores tales como Somoza de Nicaragua y Batista de Cuba contra Arbenz.  La CIA organizó ataques aéreos y una fuerza invasora.  Pero solo tuvieron éxito cuando el fuerte apoyo a Jacobo Arbenz entre el pueblo de Guatemala fue hecho pedazos.  Los hermanos Dulles consiguieron esto a través del Cardenal Spellman, quien reclutó al Arzobispo Mariano Rossell y Arellano. La “Carta Pastoral sobre los Avances del Comunismo en Guatemala” fue leída el día 9 de Abril de 1954 en todas las iglesias de Guatemala.

La carta pastoral –una obra maestra de la propaganda—tergiversó a Jacobo Arbenz mostrándolo como un comunista peligroso enemigo de todos los guatemaltecos.  Emisiones falsas de radio produjeron una realidad tramposa de supuestas victorias de los luchadores por la libertad y deserciones en el ejército de Guatemala.  Jacobo Arbenz solicitó en la ONU el envío de una misión investigadora pero Washington lo impidió.  Los periodistas norteamericanos con la sola excepción de James Reston, apoyaron las mentiras.  Washington amenazó y compró a altos oficiales del ejército de Guatemala quienes obligaron a Jacobo Arbenz a renunciar.  El escogido y bien pagado “libertador” de la CIA, Coronel Castillo Armas,  fue instalado como el sucesor de Jacobo Arbenz.

Recientemente, hemos presenciado una operación similar en Ucrania.

El presidente norteamericano,  Eisenhower agradeció a la CIA el haber impedido la “instalación de una cabeza de playa en nuestro hemisferio,” y el Secretario de Estado, John Foster Dulles pronunció un discurso en cadena nacional por radio y televisión en la cual declaró que los eventos en Guatemala “denuncian los pérfidos designios del Kremlin”.  Todo esto a pesar del indiscutible hecho que el único poder que operaba en Guatemala eran los hermanos Dulles.

Lo que realmente había sucedido era que un gobierno democrático y reformista fue derribado porque había compensado a la UnitedFruitCompany por la nacionalización de las tierras baldías de la empresa, por un valor calculado según la declaración de impuestos de la compañía.

La principal firma de abogados de Estados Unidos o quizás más precisamente, la gestora de la política exterior norteamericana, Sullivan & Cromwell, no estaba dispuesta a permitir que un gobierno democrático prevaleciera sobre los intereses de un cliente de la firma, especialmente cuando los socios principales de la firma controlaban tanto la política exterior abierta y encubierta de Estados Unidos.  Ambos hermanos, cuyos familiares invertían en la UnitedFruitCompany, sencillamente aplicaron los recursos de la CIA, del Departamento de Estado y de los medios de prensa de Estados Unidos para la protección de sus intereses privados.  La extraordinaria ingenuidad del pueblo norteamericano, los corruptos medios de prensa de Estados Unidos y el adoctrinado e impotente Congreso norteamericano, permitieron que los hermanos Dulles tuvieran éxito al derrocar una democracia.

Tomemos en cuenta que este abuso por parte del gobierno de Estados Unidos a favor de intereses privados ocurrió hace 60 años, mucho antes que los corruptos regímenes de Clinton, George W. Bush y Obama.  Y sin lugar a dudas, anteriormente también.

La próxima víctima pautada por los hermanos Dulles, fue Ho Chi Minh.  El líder nacionalista Ho solicitó la ayuda norteamericana para liberar Vietnam del régimen colonialista francés.  Pero John Foster Dulles, un mojigato anticomunista, caracterizó a Ho como una Amenaza Comunista que trataba de activar la teoría del dominó entre los inocentes occidentales.  Foster declaró que el nacionalismo y el anti-colonialismo eran solo una cortina para ocultar la subversión comunista.

Paul Kattenburg, encargado de la oficina de Vietnam en el Departamento de Estado, sugirió que en vez de una guerra, Estados Unidos debería darle a Ho 500 millones de dólares en asistencia para la reconstrucción para reconstruir el país luego de la guerra y el mal gobierno francés, lo cual liberaría a Ho de depender del apoyo ruso y chino y por tanto de su influencia.  Ho recurrió a Washington varias veces, pero la demoníaca rigidez de los hermanos Dulles inhibió cualquier respuesta razonable.  Al contrario se desató la histeria sobre la “amenaza comunista” de los hermanos Dullesla cual precipitó a Estados Unidos a un largo, costoso fracaso conocido como la Guerra de Vietnam.  Posteriormente, Kattenburg escribió que resultó suicida para Estados Unidos “arrancarse los ojos y los oídos, castrar su capacidad analítica, cerrarse a la verdad debido a un ciego prejuicio”.

Desgraciadamente para los norteamericanos y el mundo, la castrada capacidad analítica de Washington es su mejor atuendo.

Los siguientes blancos de los hermanos Dulles fueron el Presidente Sukarno de Indonesia, el Primer Ministro del Congo, Patricio Lumumba y Fidel Castro.  La conspiración contra Fidel Castro fue tan desastroso fracaso que le costó el cargo a Allen Dulles.  El presidente Kennedy perdió la confianza en la agencia y le comentó a su hermano Bobby que luego de su reelección picaría la CIA en mil pedazos.  Cuando el presidente Kennedy despidió a Allen Dulles, la CIA comprendió la amenaza y actuó en consecuencia.

Warren Nutter, mi moderador de tesis doctoral, posteriormente Asistente al Secretario de la Defensa para Asuntos de Seguridad Internacional, enseñaba a sus estudiantes que para que el gobierno de Estados Unidos mantuviera la confianza del pueblo, cosa que necesita la democracia, las políticas del gobierno deben ser una afirmación de nuestros principios y deben ser divulgadas abiertamente en el pueblo.  Las agendas ocultas, como aquellas de los hermanos Dulles, y de los regímenes de Clinton, Bush y Obama deben descansar sobre el secreto y la manipulación y por lo tanto esto despierta desconfianza en el pueblo.

Si los norteamericanos tienen demasiado lavado el cerebro como para darse cuenta, muchos extranjeros si que se dan cuenta.

Las agendas secretas del gobierno norteamericano han tenido un costo elevadísimo para el pueblo norteamericano y muchos otros pueblos en el mundo.  Básicamente, los hermanos Dulles crearon la Guerra Fría mediante sus agendas secretas y su histeria anti comunista.  Las agendas secretas involucraron al pueblo norteamericano en largas, costosas e innecesarias guerras en Vietnam y el Medio Oriente.  Las agendas secretas de la CIA y de los militares procurando el cambio de régimen en Cuba fueron bloqueadas por el Presidente John F. Kenneday lo cual redundó en el asesinato de un presidente que a pesar de todos sus errores, posiblemente habría terminado con la Guerra Fría veinte años antes que Ronald Reagan tuvo la oportunidad.

Las agendas secretas han prevalecido durante tanto tiempo que el mismo pueblo norteamericano se ha contaminado.  Tal como lo expresa el dicho: “el pez se pudre por la cabeza.”  La podredumbre de Washington ha contaminado al país.

Traducción desde el inglés por Sergio R. Anacona

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