Pascual Serrano
Rebelión

El pasado 20 de septiembre se anuncio que el nuevo presidente de Afganistán será Asharaf Ghani, un economista que trabajó para el Banco Mundial. Se supone que su nombramiento y las elecciones que, dicen, le legitiman forman parte de lo que Occidente entiende por democracia. Por esa democracia y libertades por las que Occidente su brazo armado de la OTAN van por el mundo ocupando países. Lo que solo se explica en la letra pequeña es cómo son esas elecciones. El primer dato curioso es que, en el caso de Afganistán, nadie sabe los resultados definitivos de unas elecciones que se celebraron el 14 de junio. No se han difundido. “Anunciaremos los resultados electorales en un futuro cercano, pero no puedo especificar ni el día ni la hora”, declaró al diario español El Mundo el portavoz de la Comisión Electoral después de una rueda de prensa de minutos en la que no se permitió preguntas a los periodistas.

El asunto sobre el nombramiento lo ha resuelto  el secretario de Estado norteamericano, John Kerry porque, estableciendo que, como el segundo candidato en liza, Abdullah Abdullah, cuestionó la victoria de Ghani, ha decidido que ambos compartan el poder y nombren los ministros. Total los dos fueron ministros del anterior jefe de gobierno saliente, Hamid Karzai, también del gusto de Estados Unidos. Sobre el resultado de las votaciones, lo último que se supo es que una auditoría de la ONU estableció fallos graves en el proceso. Las decenas de observadores internacionales, y los 230 millones de euros que la comunidad internacional ha puesto para la celebración electoral no ha objetado nada ante la designación de presidente sin conocer los resultados. La ONU, la Fuerza Internacional de Asistencia para la Seguridad (ISAF) y el gobierno estadounidense aplaudieron la decisión y calificaron de “éxito” el final de las elecciones”. Apenas la UE -observadora de los comicios- que lamentó en un comunicado que no se hayan dado a conocer “cifras exactas de los comicios” y señaló que existen “pruebas claras de fraude a gran escala”. Menudencias cuando se tiene la sanción norteamericana sobre quién debe gobernar.

Pascual Serrano es periodista. Su último libro es “La culpa es de los libros” (Icaria)