Juan Carlos Piedras (*)

 

Así es compañeros y compañeras, el campo nacional y popular definido como los espacios políticos que reivindican las banderas de lo que hoy podemos llamar peronismo nacional y popular incluye al kirchnerismo pero no está limitado a él.

El kirchnerismo como tal podemos iniciarlo a partir del 25 de mayo de 2003, y fue desarrollándose durante el gobierno de nuestro querido Néstor, quien asumió la presidencia alcanzando el segundo lugar con apenas un 22 % de los votos válidos, de los cuales se estima un 6 %, eran propios.

Desde aquel infierno creado por todos los que hoy pretenden volver a gobernar, se desarrolló la gesta ciclópea kirchnerista con cientos de grupos políticos y sociales que provenían de la resistencia al neoliberalismo de los 90 ( a pesar que Néstor goberno su provincia en tiempos de Ménem-Duhalde–Cavalo y DeLa Rua-Chacho-Cavalo) y que aún hoy conforman un espacio mucho mayor que la suma de La Cámpora, El Evita y Nuevo Encuentro sumado al resto de «Unidos y Organizados», quienes realizan actos políticos por separado a pesar de estar bajo el paraguas de la compañera Cristina, muestra de los egolatrismos que caracterizan la construcción política en nuestro país.

La realidad indica a nuestro entender, que si bien poseen cierto aparato de organización y cargos de gobierno, no poseen votos a la hora de sumar lo que se necesita para ganar elecciones, como quedó demostrado el 27 de octubre de 2013, ante la derrota y debacle producida especialmente en la provincia de Buenos Aires, que no ha sido sometida aldía de hoy a un profundo proceso autocrítico.

Ni siquiera financiando a los intendentes pudieron lograrse victorias, a excepción de Lomas de Zamora, Berazategui y La Matanza: el resto fue un desastre de una magnitud de tragedia. Tampoco controlan la clientela de los municipios, mucho menos lo hacen y harán las organizaciones sociales que han perdido todo tipo de representatividad y que forman ahora parte de la estructura burocráticaa del Estado hasta el final del actual mandato, aunque intentando plantar 7.500 puesto en la administración central en un acuerdo con los gremios compañeros en diversas instituciones nacionales.

Pero aquellos antiguos y nuevos cuadros, simpatizantes o militantes kirchneristas -que defienden el proyecto nacional y popular, pero no se ven representados por estos grupos-, somos MAYORIA y mucho más que estas estructuras burocratizadas y clientelizadas  conformadas para construir televisivamente escenarios de masas, aunque espantando el voto del Pueblo y alejando a éste de la presidenta y conductora, razón esencial de la derrota del año pasado.

 

Debemos reconfigurar el eufemismo llamado «modelo de crecimiento económico con inclusión social» (copiado del BID) expresado por Máximo en «que los números cierren con la gente adentro», sin pactos con Chevron, Monsanto, Barrick Gold, y demás empresas transnacionales de alimentos, medicamentos, monopolios de fertilizantes, semillas, cemento, lacteos, cereales, automotrices, elementos de limpieza y aseo personal, telefonía, energía y demás actividades; y mucho menos habiendo pagado 200.000 millones de duda sin investigar, dejando fugar otros 100 mil y desviando unos 10.000.

 

En el Pueblo real, está la esencia y las bases de la construcción de la verdadera Patria Socialista que vendrá más temprano que tarde, no por gracia papal sino por la batalla ideológica a ganar.

 

(*) militante ad-honorem del proyecto nacional y popular