Pintada contra los fondos buitres en una calle de Buenos Aires, hace un par de semanas – Foto Ap
El investigador británico Greg Palast considera que Obama puede finiquitar la crisis de la deuda argentina con un plumazo y aduce que el “presidente de Estados Unidos posee el poder constitucional para desplumar al millonario Paul Singer, cabeza de los fondos buitres (http://goo.gl/ROlU30)”.
La sicalíptica rapiña del multimillonario israelí-estadunidense Paul Singer, quien en forma megalomaniaca busca descuartizar a Argentina, está causando serios problemas geopolíticos a Estados Unidos y Gran Bretaña (GB).
Hasta Martin Wolf, editor de economía del Financial Times (http://goo.gl/FdzFeV), arremete, con una óptima caricatura alusiva, contra los buitres financieros (los acreedores recalcitrantes: holdouts) y los caprichos (¡supersic!) de los jueces estadunidenses.
Martin Wolf es muy severo contra los litigantes seriados (sic) en los que se han convertido los “tenedores de bonos argentinos quienes rechazan aceptar un compromiso con Buenos Aires (los holdouts recalcitrantes”).
¿La pérfida Albión, como se apoda a GB –la invasora buitre de las islas Malvinas y hoy en medio de un referéndum definitorio por la secesión de Escocia–, se cura en salud mediante Martin Wolf: uno de los principales portavoces de la plaza de la City en Londres, quien defiende a Argentina en forma asombrosa?
Más allá de las argucias legaloides del polémico juez estadunidense Thomas Griesa, presuntamente coludido con los circuitos judiciales y sus bisagras financieristas en Nueva York –a lo que ha consagrado su vida entera Paul Singer para atracar al prójimo valetudinario al arrancar sentencias temerariamente perentorias–, la defensa de Argentina por Martin Wolf es de largo alcance y pone en tela de juicio al sistema judicial financierista anglosajón que aplasta cruelmente a la economía número 22 del planeta –la segunda de Sudamérica y la tercera de Latinoamérica– en el ranking del PIB global.
Argentina no es un país bananero cualquiera como lo maltrata la justicia buitre de Estados Unidos y sus fondos depredadores de Nueva York.
De por sí la usura y el anatocismo son repelentes prácticas anticivilizatorias de canibalismo financierista para el humanismo renacentista, como lo expresó el genial Shakespeare en su obra inmortal El mercader de Venecia.
Aun en un modelo desalmado y misántropo como el de la desregulada globalización financierista surjen dos voces lúcidas en el seno de la plaza de la City de Londres, como Greg Palast y Martin Wolf.
Ahora resulta que la “estrategia de los holdouts opera a expensas de los otros acreedores”, inclusive en detrimento de restructuraciones esenciales, a juicio de Martin Wolf, quien cita las nuevas propuestas sensibles de International Capital Market Association (que representa a más de 400 de los principales bancos del mundo, inversionistas y emisores de deuda), que ha diseñado un nuevo marco para las quiebras soberanas (http://goo.gl/g2SRgN).
Greg Palast rememora que Baby Bush invocó la cláusula de la separación de poderes de la Constitución en contra del mismo fondo buitre depredador (válgase el triple pleonasmo) de Paul Singer, que ahora amenaza a Argentina, al bloquear la captura de una propiedad del país Congo en Estados Unidos, pese a que Singer es muy influyente y uno de los principales contribuyentes a los candidatos lubricados del Partido Republicano.
Greg Palast aduce que, bajo el principio comity, Obama sólo necesita informar al juez federal Thomas Griesa de que la demanda de Singer interfiere con la autoridad única del presidente para conducir la política exterior.
Aunque no lo profieran, Greg Palast y Martin Wolf entienden el grave riesgo geopolítico de arrojar a Argentina a los brazos de los BRICS.
Greg Palast revela que hace 30 años (¡supersic!) el pugnaz cuan contumaz juez Thomas Griesa fue advertido en una apelación judicial de atender la directiva de un presidente invocando sus poderes en política exterior, y comenta que en el caso Singer, el Departamento de Estado informó al mismo juez Griesa que el gobierno de Obama estaba de acuerdo (¡supersic!) con los argumentos legales de Argentina. Un juez buitre de una justicia buitre al servicio de los fondos buitres.
Pero Obama se quedó corto, ya que “nunca invocó la mágica cláusula de detener a los buitres”.
Greg Palast reseña las maniobras financieras brillantemente complejas de Singer en 2009 al capturar el control de Delphi Automotive, único abastecedor de la mayoría de las autopartes necesitadas por General Motors y Chrysler, que se encontraban en bancarrota técnica.
El subsecretario del Tesoro de Obama, Steven Rattner, calificó la maniobra buitre de Singer como extorsión, pero acabó sometiéndose al compensarlo con 12 mil 900 millones de dólares (¡extrasic!).
En agradecimiento, el desalmado Singer cerró 25 mil empleos de Delphi en Asia y se embolsó 10 por ciento de la compensación.
Uno de los inversionistas en el fondo buitre del chacal Singer es Mitt Romney, fallido candidato presidencial por el Partido Republicano (http://goo.gl/wPf9Hs).
El Departamento de Estado ha advertido al juez Griesa que su adopción de las teorías legales de Singer y su fondo buitre pondría en peligro los acuerdos de deuda soberana en el mundo.
El historial depredador de Singer es tétrico desde Grecia, pasando por Congo, hasta Argentina, valiéndose del supremacista poder de la justicia buitre de Estados Unidos.
Según Oxfam, citado por Greg Palast, Singer socavó la habilidad de Congo para combatir la epidemia del cólera. ¡Vaya caníbal financierista!
Ahora Singer ha levantado la puja al chocar con los intereses crediticios de los principales bancos de Estados Unidos: JP Morgan-Chase, Citigroup y BNY Mellon.
Greg Palast acusa que los “abogados de Singer persuadieron (¡supersic!) al juez Griesa de impedir a BNY Mellon, agente crediticio de Argentina, pagar los 500 millones de dólares a los tenedores de los bonos argentinos.
Paul Singer representa intereses muy poderosos de todo género tanto de Israel (http://goo.gl/hQEBrE ), muy cercano al infanticida partido Likud de Netanyahu, como del Partido Republicano: su principal donador en Nueva York.
Martin Wolf fustiga la sentencia del juez Thomas Griesa –quien ha consentido todo a los abogados de Singer– al proteger al 7 por ciento de los holdouts, en manos de los fondos buitres, en detrimento del 93 por ciento de los tenedores de la deuda que han aceptado un compromiso razonable con Argentina.
Martin Wolf considera que el calificativo de buitres sería injusto para los pájaros, ya que los buitres desempeñan una tarea valiosa cuando los holdouts de Singer no reciclan la carroña.
Más allá de los tecnicismos legaloides del juicio de los fondos buitres encabezados por Singer y de su facilitación leonina por el juez Griesa, lo que está en juego, a juicio de Martin Wolf, es la fuga de la jurisdicción estadunidense debido a los caprichos (¡supersic!) de los jueces estadunidenses, quienes, a mi juicio, aplican su justicia buitre para favorecer aberrantes intereses singulares y, peor aún, le quitan la cobertura legal al neoliberalismo depredador financierista anglosajón, uno de sus principales pilares para controlar a países emergentes de la talla de Argentina.
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