Un análisis pormenorizado sin tintes mediáticos

Cuando las protestas en Ferguson, Missouri, entran en su duodécimo día, después del asesinato a tiros de Michael Brown por la policía local, la Liga Internacional de los Trabajadores (sección estadounidense de la Corriente Marxista Internacional, CMI) sigue interviniendo en este estallido popular espontáneo, en el propio Ferguson, y en las universidades de la zona. Estos acontecimientos marcan un punto de inflexión cualitativo en la lucha de clases en Estados Unidos. Ya está siendo reconocido como un acontecimiento que establece un antes y un después, incluso por los voceros de los medios de comunicación y los representantes de la clase política capitalista.

Las escenas nocturnas con policías antidisturbios, tanques, gas lacrimógeno, y jóvenes enfrentándose a la policía son sólo una indicación de que estos hechos no son «normales». Para los que se quedan en casa, la programación nocturna habitual ha sido reemplazada por imágenes en directo de las batallas entre la policía y los manifestantes. Sin duda, ¡es todo un cambio en la parrilla televisiva! Muchas personas de la zona han comentado que parece como si ya no viviesen en EEUU, donde se supone que este tipo de cosas «no deberían suceder.» El retraso sucesivo del día de inicio del curso escolar en los colegios de la zona, y las dificultades provocadas por los puntos de control de la policía, que obstaculizan la vida cotidiana de los residentes, sólo han reforzado esta sensación.

Pero más allá de la atención de los medios por los choques nocturnos entre la policía y los manifestantes, algo aún más importante está sucediendo. En las protestas, en las tiendas, en las paradas de autobús, la gente está discutiendo estos acontecimientos. Muchos están devorando las noticias. La mayoría de las personas que ahora están saliendo a la calle nunca habían participado en una manifestación, y ahora que lo están haciendo sienten que están teniendo un impacto real y están ganando confianza en su poder colectivo. Lo más importante es el sentimiento expresado por muchos es que están «haciendo historia».

Cuando la clase obrera se lanza a la lucha, ya sea en el nivel más básico de una huelga (que involucra a un grupo limitado de trabajadores), o en el plano de una revolución que abarca a toda la sociedad, el ciclo normal de la vida bajo el capitalismo, la vieja rutina de la vida cotidiana, se interrumpe. La psicología de la gente puede transformarse de la noche a la mañana. Los trabajadores empiezan a cuestionar activamente lo que está pasando a su alrededor y a buscar soluciones. Las protestas en Ferguson están en línea con este fenómeno. Mientras que este movimiento puede, al final, llegar a ser un estallido esporádico, tenemos que seguir prestándole mucha atención ya que hasta ahora los acontecimientos han ido desarrollándose al alza en vez de decaer, y de ningún modo ha acabado el movimiento.

Hasta ahora, los intentos por parte del Estado (¡que ahora incluye a la Guardia Nacional de Missouri!) para aplastar e intimidar a este movimiento espontáneo no han tenido éxito. Sin embargo, por sí solos, especialmente sin la ayuda del movimiento obrero, que tiene la capacidad de movilizar a sus bases y dar fuerza al movimiento, es posible que llegue un momento en el que será aplastado, o que la rabia de la juventud pueda perder fuelle. La energía de los trabajadores y los jóvenes también pueden disiparse cuando el juicio del asesino de Michael Brown se ponga en marcha. Pero, si el juicio se prolonga demasiado tiempo, o si los tribunales tratan al asesino a la ligera, podría haber fácilmente otro estallido. También, una vez que el funeral de Michael Brown se lleve a cabo, es difícil predecir el efecto que tendrá en el estado de ánimo de los trabajadores y jóvenes negros de la zona. Como ha sido el caso hasta ahora, el dolor puede convertirse rápidamente en rabia.

Aquí exponemos algunas notas y observaciones de nuestra participación en los sucesos de la semana pasada.

Sábado 9 de agosto y Domingo 10 de agosto

En la primera noche, después de un día de protestas, la policía se presentó con aproximadamente 120 agentes antidisturbios con helicópteros y unidades K-9. Fue sólo tras el intento de la policía de dispersar físicamente a los manifestantes cuando empezaron los conflictos. Los disturbios podrían haber ocurrido de todas formas, pero las provocaciones de la policía sin duda los han favorecido. Y cada noche la policía, junto con sus helicópteros, vehículos blindados, K-9s y gases lacrimógenos han tratado de reventar las manifestaciones pacíficas, aumentando así la tensión. Hace varios días, la Patrulla de Caminos de Missouri asumió las tareas de control de la multitud en un intento de calmar la ira popular hacia la policía del condado. Ahora la Guardia Nacional también ha hecho acto de presencia.

Conociendo bien la zona de Ferguson, una de las cosas más sorprendentes de estos sucesos es que surgieron en un barrio obrero relativamente tranquilo. No es la clase de sitio que se podría catalogar (como hizo el Huffington Post) como el “Bagdad de EEUU”. Varias tiendas fueron saqueadas el domingo; uno de nuestros compañeros había estado allí esa misma tarde comprando materiales para la vuelta al cole de sus niños. Era un día normal de calor veraniego en la tranquila St Louis. Conduciendo por Ferguson haciendo recados, algún coche de policía de vez en cuando te adelantaba a toda velocidad, pero aparte de eso, nada fuera de lo normal. La gente hablaba de los disparos. «¿Has oído lo que pasó?» Pero todavía nada fuera de lo común. La mayor parte de la gente en las tiendas parecía principalmente preocupado por preparar la vuelta al cole. La vida cotidiana bajo el capitalismo avanzado transcurría por sus vías habituales.

Pero algo estaba definitivamente empezando a salir a la superficie. Por ejemplo el domingo, conforme las noticias salían a la luz y la gente empezaba a tener una mejor idea de lo que había pasado, una amiga negra y madre que vive en Ferguson dijo a uno de nuestros compañeros, comparando este tiroteo con el de Trayvon Martin: «Se metieron con la gente equivocada. Esta no es la soleada Florida, nadie va a aguantar esto. Esto se va a acabar. Van a aprender.” Esto resultó ser una instantánea precisa del estado de ánimo de la gente. Después de toda una serie serie de asesinatos policiales a nivel nacional en los últimos años, junto con el pisoteo de las condiciones de vida de los trabajadores y los pobres, el estado de ánimo es «¡ya basta!»

Lunes 11 de agosto

Hubo manifestaciones en la ciudad de St. Louis, y también en el opulento Clayton, el capitolio del gobierno local de St. Louis y sede de la policía del condado. El estado de ánimo en estas concentraciones es extraordinario. La consigna principal en todas las protestas ha sido «¡Manos arriba! ¡No dispare! «Con los manifestantes levantando sus manos en el aire en señal de rendición, llamando la atención el hecho de que, según todos los testigos involucrados (salvo, por supuesto, la policía), Mike Brown, fue abatido a tiros con las manos en el aire. En la marcha a Clayton, y a la sede de la policía, participaron alrededor de 150-200 personas.

Martes 12 de agosto

El martes por la noche, la NAACP (siglas en inglés de la Asociación Nacional para el Progreso de la Gente de Color) organizó un mitin de masas para analizar la situación. Sin embargo, esta reunión y la línea general de la NAACP de canalizar la ira popular en casos como éste en movimientos dirigidos por el clero y centrándose en reivindicaciones legales y reformistas, estaban completamente fuera de lugar con el movimiento real que estaba teniendo lugar en las calles. Este encuentro fue televisado, y la intervención estrella no vino de la tribuna sino del público. Una mujer negra de 30 y algo, dirigiéndose a los dirigentes en la tribuna, dijo: «¿Qué estáis haciendo ahí? Los jóvenes en las calles necesitan dirección. Pero no estáis ahí para ayudarles, ¡vosotros estáis aquí para chupar cámara!»

Volviendo a Ferguson el martes noche, pudimos ver cómo se habían transformado toda la atmósfera y el estado de ánimo. Era algo completamente distinto a nada que hayamos visto antes de primera mano, exceptuando tal vez la lucha en Wisconsin en 2011.

Condujimos por Ferguson tratando de encontrar las concentraciones. Las protestas se han desarrollado de forma espontánea. Parece que nadie las esté dirigiendo, nadie sabe exactamente hacia dónde están yendo pero sí tienen una idea de dónde están si se les pregunta. La gente parece estar caminando por ahí al azar, y teniendo en cuenta que esta no es una zona para peatones, donde la mayoría de la gente conduce su coche, esto parece aún más fuera de lo común. En realidad, lo que sucede es que la gente está saliendo de sus casas, yendo a la calle para observar, aprender y tomar parte en el movimiento.

Preguntamos desde el coche dónde están las manifestaciones a las personas que vemos caminando por la acera. La situación es un tanto confusa. Algunas tiendas, después de los saqueos, tienen carteles de «sigue abierta» pintados con spray, mientras que otras, saqueadas o no, están cerradas. Las luces de la calle se han apagado y todo está oscuro. La policía hizo bloqueos de carreteras para mantener a los manifestantes a raya. Seguimos el tráfico hacia la avenida Chambers y cuando nos topamos con un atasco nuestra primera idea fue que nos habíamos topado con otro retén policial. Pero en realidad nos encontrábamos con el tráfico de la gente que iba a una iglesia donde se celebraba una ceremonia en memoria de Mike Brown.

El atasco era de más de un kilómetro de largo. Cuando la gente no podía aparcar hicieron del atasco parte de la protesta. Mujeres jóvenes y niños estaban sentados en los capós de los coches donde colgaban carteles, dando bocinazos, algunas personas tenían camisetas del Che o de Malcolm X, y vimos a varias personas que tenían camisetas con la palabra «Revolución”. También vimos una o dos banderas nacionalistas afroamericanas, pero sin presencia política organizada. El tocar la bocina y la música a todo volumen hacen una verdadera cacofonía, pero la cuestión era “¡que se nos escuche!”. El ambiente no era como una protesta «normal». A lo largo de Chambers, un barrio obrero pobre de bloques de apartamentos (como el complejo Canfield donde Brown recibió un disparo), la gente se dirigía a pie al memorial, con grupos de gente gritando consignas y sujetando pancartas en la acera, muchos de ellos vecinos de los bloques circundantes, los niños corriendo alrededor, música estruendosa… Parece que todos en la zona están participando, es parte del movimiento, confuso pero masivo, que está teniendo lugar.

Cuando llegamos a la ceremonia conmemorativa misma, la iglesia estaba rodeada de una gran multitud. Se había montado una especie de escenario, con cámaras y con gente haciendo intervenciones. Ninguno de los oradores eran los «activistas» habituales y mucho menos los «líderes comunitarios» que estaban dentro de la iglesia. Los oradores que vimos eran jóvenes negros dando discursos apasionados, pero parecía que aún estaban tratando de encontrar en vano soluciones reales a los problemas a los que se enfrentan. Eso era de esperar en esta etapa. Este movimiento es un estallido inicial, espontáneo. La juventud y los trabajadores saben lo que no quieren: la pobreza, la opresión de la policía… pero aún están buscando la alternativa.

Consignas como un «juicio justo» para el asesino de Mike Brown, «más representación negra en el departamento de policía de Ferguson,» y «control comunitario de la policía» son parches que, sobre todo los jóvenes, saben y sienten instintivamente como insuficientes. Eso, junto con la mano dura de la policía, es lo que está alimentando la rabia de los jóvenes. Hay una necesidad urgente de una alternativa revolucionaria que pueda sacar a los trabajadores y jóvenes de este callejón sin salida.

Sábado 16 de agosto

El sábado, participamos en una gran manifestación en Ferguson, que fue parte de un día nacional de acción para protestar contra el asesinato de Mike Brown. A pesar de las tácticas de del gobernador del Estado para “rebajar la tensión” y la toma del control por parte de la policía de carreteras del estado, la rueda de prensa del día anterior, donde se hicieron públicas las imágenes de la cámara de seguridad de la licorería antes de dar el nombre del agente que tiroteó a Brown, además de la instauración del toque de queda espolearon la rabia más que contenerla.

Repartimos 200 copias de nuestro folleto «No puede haber capitalismo sin racismo», que tuvo muy buena acogida, con comentarios como «¿¡No es eso verdad!?” y «¡exacto!» (sólo juzgando por el título). Un hilo común de las conversaciones que tuvimos fue que, aunque nadie estaba de acuerdo con los saqueos la gente piensa que las protestas y los disturbios deben continuar, y que por fin se están haciendo oír, y que se sienten que están haciendo historia. Un joven me dijo que pensaba que las protestas parecían «la revolución en la película los Juegos del Hambre, excepto la policía no están tratando de matarnos en este momento.»

La marcha comenzó en los bloques de Canfield Green, de manera ya más organizada, con coordinadores etc. Los coches que pasaban tocaban el claxon y algunos llevaban pancartas. Esta ha sido una característica del movimiento durante la semana pasada, con muchas personas conduciendo a través de la zona, desviándose a veces de su ruta, sólo para tocar el claxon y dar su apoyo. Hay una enorme cantidad de apoyo en los barrios, con gente participando desde sus patios y porches. Tras el fin de la manifestación pasamos por la gasolinera quemada QwikTrip, que parece haber sido tomada de forma espontánea por los manifestantes como una especie de cuartel general o lugar de reunión, y la gente que pasa conduciendo a veces para para donar agua, refrescos y comida. Nos dijeron que habría protestas diarias a las 10 de la mañana en la comisaría de Ferguson, y que es probable que se continúe congregando gente en la gasolinera que se ha convertido en el principal núcleo de las protestas, y que recuerda a las acampadas del movimiento Occupy, pero con más claridad política y de clase.

Martes, 19 de agosto

Participamos en una manifestación más reducida frente a la comisaría de Ferguson, a la que asistieron sólo una docena de personas. Hablamos con un anciano veterano negro, que llevó su insignia de servicio de Vietnam y sus condecoraciones a la protesta. Nos mostró una medalla que recibió de un gobernador de Missouri después de su regreso de Vietnam. La recibió, dijo que «¡de mano de los mismos que ahora nos están disparando! ¿Qué sentido tiene eso? «. Dado que la protesta se daba a puertas de la comisaría, la policía trató de mostrar su cara más amable. Mientras estábamos hablando con un grupo de personas, un policía bastante imponente se dirigió a nosotros. Esperábamos que nos obligase a movernos de sitio o algo por el estilo. En cambio, en la voz más suave posible, y con una mirada de sinceridad forzada (¿se lo enseñan en la academia de policía?) el agente nos «agradeció» que estuviésemos allí «pacíficamente», y dijo que «todos somos parte de la misma comunidad» y algunos otros clichés. Viniendo de la misma comisaría que en 2009 acusó a un hombre de daños contra la propiedad por sangrar sobre un uniforme policial tras haber recibido una paliza en la cárcel “de la comunidad”, este tipo de argucias no van a convencer a nadie.

¡La lucha continúa!

Hay un cisma abierto entre los representantes del Partido Demócrata locales y los dirigentes nacionales y estatales. El gobernador del estado, el demócrata Jay Nixon, que ha enviado a la Guardia Nacional a Ferguson, ha estado ignorando por completo las súplicas de los demócratas negros locales para que rebaje la presencia policial. Después de sufrir los efectos de los gases lacrimógenos, la representante estatal María Chapelle-Nadal, en respuesta a uno de los tweets del gobernador pidiendo orden y que la gente a regrese a sus hogares, tuiteó «¡Vete a la mierda, gobernador!», seguido por “¡ponte de rodillas y prepárate para lo que se te viene encima!”. Para alguien que tiene la ilusión de que el Partido Demócrata es el “amigo de los trabajadores y de las minorías”, ¿cómo puede este partido hacer nada por nosotros cuando nos asfixia con gases lacrimógenos y cuando su propia gente y delegados locales son empujados a tal nivel de frustración por sus dirigentes? Esto ciertamente no es un reflejo de una clase política unida y fuerte. Como mencionamos en nuestro artículo anterior, Charlie Dooley, el jefe del gobierno del condado de St. Louis, fue abucheado por los manifestantes el domingo y está totalmente desacreditado.

Sin duda, “la dirección tradicional de la comunidad negra», el Partido Democrático, NAACP, y otros, están jugando un papel lamentable. Ellos han estado tratar de hacerse visibles en las protestas, pero van a la zaga de los acontecimientos. No tienen nada que ofrecer a los jóvenes, excepto votar a los demócratas, demandas, juicios, grupos de presión y las llamadas impotentes para una «representación proporcional» en las ruedas de prensa. Como resultado, muchos trabajadores y jóvenes negros, naturalmente, han llegado a la conclusión correcta de que se tienen que defender ellos mismos. Un puñado de afiliados del sindicato SEIU vino a intervenir en algunos de los mítines mejor organizados, pero los dirigentes sindicales no han hecho prácticamente nada para movilizar a la poderosa clase obrera de St. Louis. La verdad es que la “dirección tradicional» no refleja el presente o el futuro, pero sólo el pasado. Una nueva generación de trabajadores y jóvenes se han despertado políticamente al calor de estos sucesos, y quieren cambiar las cosas ya mismo, no sentarse en el banquillo esperando mientras que los líderes religiosos tienen almuerzos para rezar con el gobernador o los jefes de la policía.

Mientras que la sección estadounidense de la CMI es demasiado pequeño como para proporcionar una dirección revolucionaria alternativa en la actualidad, y los jóvenes no quieren análisis o respuestas sino hacer algo ahora, podemos y debemos estar ahí para plantar nuestras banderas de cara al futuro. Tenemos que dejar que los trabajadores y los jóvenes sepan quiénes somos y qué representamos. Tenemos que soltar el «viejo topo» de nuestras ideas para excavar en la conciencia de cara al futuro, lo que puede permitir ganarnos hoy a las mejores capas mientras preparamos la tan necesaria dirección revolucionaria del futuro. Por encima de todo, estos hechos dan una imagen clara de los cambios bruscos y repentinos que como sabemos están a la orden del día. Para obtener más información sobre la CMI y nuestro trabajo en St. Louis, ponte en contacto con nosotros para recibir más información.