En esta lucha titánica en la que el capitalismo salvaje se niega a sucumbir para darle paso al humanizante modelo socialista, el sistema capitalista se la está jugando todo a expensa no solamente de los pueblos, sino también de toda forma de vida. Este depredador sistema de explotación deshumanizante ha venido cerrándole el paso al crecimiento y desarrollo de los pueblos. En ese sentido, traemos como ejemplo los fondos buitres.

El nombre es un símil que compara a estos inversores de estos fondos con los buitres al sobrevolar pacientemente, esperando para lanzarse sobre los restos de una Nación que se debilite rápidamente como un país deudor. Los operadores de mercado prefieren evitar esta denominación con denotación negativa, y en su lugar los llaman distressed debt o «fondo de situaciones especiales» (special situations funds, en inglés).

La presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, respecto a los fondos buitres, afirmó que “los buitres son las aves que comienzan a volar sobre los muertos; los fondos buitre sobrevuelan sobre países endeudados y en default. Son depredadores sociales globales”.

El Banco Mundial estimó que más un tercio de los países que han cumplido los requisitos de sus respectivos programas de reestructuración de deuda soberana han sido blanco de al menos 26 fondos buitres. Estos buitres han logrado cobrar hasta un total de 1.000 millones de dólares. La chatarra del dólar ha sido el peor de los males o plaga que ha enfrentado la humanidad. A través del criminal fondo buitre estas aves de rapiñas que a fin de cuenta son también seres humanos, acosan al hemisferio latinoamericano sobre la cesación de pagos o default para descuartizarlos.

El modus operandi de los fondos buitre consiste simplemente en comprar en el mercado deuda de Estados, normalmente al 20% o al 30% de su valor nominal (su valor facial), y luego litigar o presionar por el pago del 100% de este valor. En otras palabras, mediante la especulación financiera, los fondos buitre compran títulos de deuda de los países en una situación económica difícil, a precio muy bajo para luego litigar en los foros internacionales e intentar cobrar la totalidad del valor de esos bonos.

Marx, a propósito de los anales del capitalismo, afirmó: “… aseguraron a la creciente burguesía europea nuevas vías comerciales y mercados y aceleraron el proceso de descomposición del feudalismo y del surgimiento de las relaciones capitalistas en Europa. También pusieron comienzo al establecimiento del sistema colonial del capitalismo, cuyos rasgos típicos fueron el pillaje descarado, la monstruosa explotación y el exterminio físico de los pueblos esclavizados de Asia, África y América. El sistema colonial fue una palanca del proceso de la denominada acumulación originaria –del capital–, contribuyendo a que se concentrasen en las manos de la burguesía europea inmensos recursos monetarios imprescindibles para organizar la gran producción capitalista”.

Por eso nosotros como pueblos no nos podemos permitir que en el inconsciente de las mujeres y los hombres aún retumben los grilletes y las cadenas de los tres siglos de esclavitud al cual fuimos sometidos; por tanto, a esa base del pueblo, al campesino, al indígena, al obrero, al proletario, al pescador o artesano, en fin, a los explotados, le corresponde la misión histórica de resolver los ingentes conflictos sociales, políticos y económicos, para ir en condiciones reales hacia una superación decisiva.

Bolívar develó el horror de las cruentas acciones de estos bárbaros, que arrasaron con todo lo que encontraban a su paso, pues explicó hasta la saciedad que en Europa todo se hacía por la tiranía y el crimen más despiadado.

Entonces, ante estos cruentos escenarios con manos férreas hay que desechar todo viso que de alguna manera nos haga pensar que, el pueblo venezolano, las mujeres y los hombres de esta Nación, son unos condenados de la tierra. Más de 500 años han transcurrido desde que el opresor proveniente desde el viejo continente minó a los primogénitos pisatarios de estas tierras venezolanas, dejando a su paso una senda de injusticias acumuladas, tras la aniquilación indiscriminadamente de nuestros indígenas; “el botín –dice Marx—conquistado fuera de Europa mediante el saqueo, la esclavización y la matanza, refluía a la metrópoli para convertirse aquí en capital”, pues a juicio de este filosofo “el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza”.

Luego, Bolívar, a dieciséis meses de su desaparición física, en fecha 5 de agosto de 1829, le advierte al pueblo venezolano y a la Gran Colombia: “Los Estados Unidos parecen destinados por la Provincia para plagar la América de miserias a nombre de la Libertad”. Palabras ciertas, pues, mediante la trágica comedia de la globalización, están ahí como caimán en boca de caño los gobiernos estadounidense con la imposición del poder hegemónico capitalista.

Entonces, que no queden dudas acerca de la afirmación que hizo en fecha, 10 de noviembre de 2007, Fidel Castro: “el capitalismo es un sistema regido por leyes ciegas, destructivas y tiránicas impuestas a la especie humana”.

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