Mónica Zas Marcos
eldiario.es
Lo que comenzó hace unas semanas como un silencio incómodo sobre el conflito de Gaza, ha terminado por trasladar el campo de batalla hasta el mismo Hollywood. El fuego cruzado entre los partidarios de Israel y los que condenan la brutalidad de los ataques está copando las rotativas al otro lado del Atlántico. Las cartas abiertas y las réplicas en consonancia de alguno de los magnates del sector han conseguido eclipsar el mutis por el foro sangrante que impera en la Meca del cine.
«Regla nº1: Habla de cualquier asunto político en Hollywood…excepto de Gaza», reza el titular de The Hollywood Reporter que alimenta el mito inmemorial del ‘lobby judío’ en la industria estadounidense. Pero este asunto escapa de las grietas religiosas o las simpatías culturales de cada uno, pues igual que muchos judíos liberales han optado por la prudencia, otros conservadores cristianos no han sido tan moderados.
La mecha estalló a raíz de un comunicado firmado por algunas de las personalidades más influyentes de las artes españolas. La misiva, con un marcado caríz pro-palestino, denunciaba «la perpetración de un genocidio» contra el pueblo de Gaza e instaba al Gobierno español y a la Unión Europea a condenar los ataques y exigir un alto al fuego inmediato. Entre el centenar de nombres que sellan el documento, los que han sido señalados por los próceres de Los Ángeles son el director Pedro Almodóvar y la pareja de actores, Javier Bardem y Penélope Cruz.
Además del comunicado general, en el que han participado otros artistas como Amaral, Víctor Ullate y Lola Herrera, Bardem publicó una carta abierta donde reprueba a título personal el bombardeo. «Sí, mi hijo nació en un hospital judío porque tengo gente muy querida y cercana que es judía y porque ser judío no es sinónimo de apoyar esta masacre, igual que ser hebreo no es lo mismo que ser sionista, y ser palestino no es ser un terrorista de Hammas». Sus palabras superaban con mucho los 140 caracteres que utilizan otras estrellas del sector y al hashtag #FreePalestine que algunos enarbolan, lo que ha caído como un jarro de agua fría sobre los simpatizantes de Netanyahu.
La palabra de la discordia
Según THR, muchos de los grandes empresarios norteamericanos, que han optado por mantenerse en el anonimato, afirmaban en varias entrevistas que «se está produciendo un aumento del antisemitismo, especialmente en Europa». La presión de este aserto se manifiesta en cada tweet que desaparece o en los recurrentes silencios ante las preguntas de los periodistas. Hace un par de semanas, la cantante Rihanna le provocó un paro cardiaco a su asesor de imagen al mostrar ante sus 36 millones de seguidores de Twitter su apoyo a Palestina. La euforia duró exactamente ocho minutos y sus disculpas posteriores no hicieron más que avalar la máxima de The Hollywood Reporter. Lo mismo ocurrió con Dwight Howard, jugador de la NBA y aún más rápido en recular que su compañera de cobardías.
Una simple llamada sería la encargada de convertir las opiniones personales de la diva del R&B y el baloncestista en una veleta. Pero otros, como Javier Bardem y Penélope Cruz, han necesitado toda una campaña de acoso y derribo para matizar su -no tan- inquebrantable criterio. Después de múltiples críticas y respuestas a su carta por parte de productores y altos cargos de Hollywood, los actores decidieron suavizar algunas de sus acusaciones más ácidas. En una nueva misiva publicada por USA Today, aclararon que tenían un gran respeto por el pueblo de Israel, que lloraban sus pérdidas y que lo único que anhelaban era la paz en la región. Y por si no hubiese piedras sobre su tejado, Cruz admitió incluso que «no es una experta en el tema de Oriente Próximo».
Pero en Hollywood nada cae en saco roto, y algunos de los nombres más sonados de la industria han perpetuado su mediática diatriba contra ellos. «Cualquiera que diga que Israel es genocida en vez de que se está protegiendo o son unos ignorantes y no deberían hacer comentarios, o son totalmente antisemitas». Ryan Kavanaugh, consejero delegado del estudio Relativity Media -encargado de taquillazos como La red social y The Fighter-, hacía referencia así en THR a la carta de los actores que le hace «hervir la sangre».
El veterano actor Jon Voight recogió el testigo de Kavanaugh y subió ayer la puja diciendo que habían «difamado al único país democrático con buena voluntad de Oriente Medio». Es conocido el perfil conservador del intérprete, con un amplio historial de apoyo a la derecha radical de los EE.UU, que ya demostró en 2010 en una carta abierta en el Washington Times hacia el presidente Obama.
El silencio de los corderos
La espiral del silencio en la que está sumida la comunidad judía de Hollywood también está reportando críticas a buena parte del grueso económico del sector. «En un escenario en el que cualquier tema es sinónimo de debate, desde el matrimonio homosexual hasta el cambio climático, nadie habla de Gaza», afirma Rory Carroll, de The Guardian. Una decisión que no solivianta únicamente a los que esperan que gente como Spielberg o Barbra Streisand aprovechen su nombre para denunciar la masacre, sino también a los propios israelíes.
En el blog Hollywood Jew del diario Jewish Journal, medio judío de referencia en Norteamérica, defienden que el mutismo es oro, y nunca mejor dicho. «Líderes de la industria del entretenimiento prominentes, que han recaudado dinero para Israel y aceptado premios de organizaciones pro-israelíes en el pasado, no han dicho ni una sola palabra», escribe la periodista Danielle Berrin. Un empresario anónimo admite en el post que «hablar supondría un suicidio profesional y nadie protegerá su carrera o derechos cuando se está en la lista negra de la gente que controla las noticias, el dinero y los negocios por aquí».